+ Poder comprender. Afán amplio y complejo. Imposible, tal vez. La limitada capacidad que termina por condicionar la visión, la realidad múltiple que no se alcanza.
+ En el sentido anterior me llega la noticia de que Ferécides de Siros que postula la autocreación del cosmos. La cuestión está viva y mi ignorancia es amplia. Veo una foto de la cueva donde vivía, que se asoma un mar infinito y profundamente azul, el horizonte, en la foto, se confunde con una niebla. ¿Qué es el horizonte? Dejo la nota, para no olvidarme.
+ Cita cervantina, del Persiles y Segismunda: “llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir”, que no deja de ser una invocación al Conde Lemos para que sufragase el penoso estado del escritor, que poco después moriría (1616). Tomo nota tras la lectura de lo que acabo de copiar. No sé se trata de ese hiato, tan personal, tan rotundo, pero sí hay algo que palpita en el aire, en estos días de tanto calor. Se opone el ánimo al desánimo y el propósito no es otro que alcanzar una cierta templanza, una distancia de lo diario, con sus afanes y deserciones, ambiciones y deseos. El desamparo no entra en los planes, porque es un estado y el estado lo he conseguido coronar mediante estabilidad y lectura. Ahí está la clave. La estabilidad. No soy Cervantes.
+ He vuelo a la feria del libro antiguo y de ocasión. Hay lecciones importantes. Una sección de poesía muy nutrida ofrece títulos interesantes que no voy a comprar. En un momento tomo un libro de un poeta premiado con un importante galardón, una vía de acceso a la institución literaria, la entrada en el canon contemporáneo (la contemporaneidad de los años noventa del siglo XX). Abro la primera página y está dedicada al crítico literario emblema del diario con mayor tirada de aquellos lejanos años (nunca tan lejanos, solo es cuestión perspectiva). Allí, aquella cariñosa dedicatoria, con esa letra exacta y bien encuadrada, la caligrafía del poeta que se extiende hasta este nuestro presente. Leo el primer poema y me gusta. Consigue que la tarde resplandezca, que los colores de mi cuaderno, hoy, tengan sentido. Luego dibujé, luego pensé en la introducción a Hegel que había comprado antes de ver el libro del que acabo de hablar, luego sentí que era feliz y era verdad: era feliz en aquel instante, en aquella esquirla de luz y paz.
+ Pensé con acierto que hay discusiones que podría ganar porque se trata de ámbitos sobre los que no he dejado de leer en los último quince o veinte años, de una manera sistemática. Es una calderilla. Se trata de potencia y no de talento. No me menosprecio, pero mi centralidad está clara (al menos para mí). Cierro la libreta de apuntes, dibujos que luego colorearé en casa, y bebo la deliciosa agua con gas. Nada me puede herir.
+ Entiendo que queda algo inconcluso. La sensación se ha fosilizado, con sus ventajas e inconvenientes.
+ Imagen: El día comienza más tarde, camino del otoño, camino del invierno, todavía en verano.
