sábado, 15 de diciembre de 2018

Planos paralelos


Fuencarral - Madrid


 Fuencarral - Madrid

 + Hay un momento en que comienza a elevarse sobre el plano de lo real. Lo sé, lo sé porque la experiencia me guía. Es un momento que se relaciona con un estado de lectura, de acumulación de lecturas. La suma es inferior al conjunto de las partes. Como si la lectura actuase como un narcótico, una invitación al sueño, entonces se produce una visión. Luego, quizá mientras conduzco, surge otra vez, arropada por la música y me lleva a sus posibilidades. Crece, lo sé. La ebriedad de la lectura. Nace un tema.

+ He cogido en la biblioteca pública dos libros, son libros que me parecen significativos en relación con el apunte anterior. El primero es el Austerlitz de W.G. Sebald; el otro es Alemania de Mme. de Stäel. [Ambos títulos comienzan por la letra A, pero esto no significa nada mientras yo no disponga lo contrario, lo veré]. Me resultó muy interesante la descripción que S. se hace del Palacio de Justicia de Bruselas,  no tanto por su monstruosidad inherente sino por el acento que S. pone sobre la escala y el individuo; todo lo que se aleja de una cabaña es monstruoso. Absurdo, me digo ahora, ahora que esa palabra parece recubrir ciertas partes de la realidad. He pensado en esa idea que contrapone lo manejable y lo incomprensible, lo que no resulta posible asumir. Así extiendo la idea al territorio, a la nación, las carreteras, la red del ferrocarril, las instituciones, el poder de lo invisible: la coerción penal, v. gr. Dejo el libro de S. y tomo el libro de Mme. de Stäel. Un prólogo deplorable, una edición que, formalmente, ha envejecido muy mal. Pienso en destierro de M. de S a causa de la publicación de su Alemania. Valoro la idea de una larga conversación con la mujer que escribió el libro, un sueño imposible. Ahora, dentro de un momento, C. y yo iremos a Oporto y esto debe reflejarse en el ir y ver a la ciudad do Douro. No he comenzado con Alemania.

+ Regresamos de Oporto. Estoy muy cansado, un cansancio que se debe a la conducción. Mi automóvil es humilde, pero tiene una contundencia inapelable, pero con todo estoy derrotado. Me fatiga conducir. Con todo, cuando llegamos, después de una entrevista entre lo profesional y lo mundano (viajes, comida, modos y usos de la vida moderna), la cena en un restaurante hindú, un paseo sin rumbo por la pequeña capital de provincia, me sentí pletórico por un momento, un relámpago cargado de sensibilidad literaria y sociológica que me permitía comprender cierta deriva europea hacia la ultraderecha. Sólo era una iluminación, debida al cansancio, que terminó por vencerme. Una iluminación certera, los políticos están desconectados de la realidad cotidiana y la economía termina por llevar a una sociedad al precipicio (son líneas generales que habría que desarrollar, pero no es este el lugar; al mismo tiempo, son razones que se han repetido, pero yo lo vi en ese momento con claridad: a través de los gilets jaunes).Llegué a casa y no pude leer, como deseaba. Caí en un sueño pesado. No recuerdo el desarrollo de la narración del sueño, pero me levante embobado, con la ebriedad propia del mucho dormir. Regresé la idea sobre el auge de la ultraderecha, el nacionalismo exacerbado, la irreflexión, el aumento de los precios y el estancamiento de los salarios, la desconexión de la política con la realidad; sin duda, me dije, me repetí, las derivas autoritarias provienen de desajustes económicos, luego llega la destrucción y la reconstrucción que estimula la economía, pero primero, y eso siempre ha sido así, llega la destrucción. Desayuné y en la radio presté atención a la evolución de los gilet jaunes, los chalecos amarillos. Volví a mis tareas diarias, que me parecieron por un lado reveladoras, pero con un toque de alejamiento de la realidad (no equiparable al alejamiento que los políticos tienen). No puede ser de otra manera. Trabajé y trabajé bien.

+ No estoy seguro, pero creo que una vez vi actuar a Ute Lemper. No lo sé, quizá hace muchos años en Santiago de Compostela. Hay espacios en mi memoria que se sumergen y no soy capaz de realizar una adecuada cartografía, salvo una pequeña aproximación a los perfiles y a las siluetas. No pensaré en ello.

+ A la tarde, lectura sobre la historia de Alemania y aledaños; también sobre los polisistemas. Pienso en los indicios difusos, preciso: pienso en los disturbios que se están produciendo en Francia, en este momento.

+ Recuerdo el detritus, uno de mis temas. Las cunetas, las papeleras, las olvidadas cajas que duermen en el desván. Con el acopio de los restos se podría reconstruir una civilización. El detritus como elemento temático, como desarrollo, como finalidad. Hay un libro que se ha publicado sobre el tema, recientemente. Teoría general de la basura, de A. Fernández-Mallo. No lo he leído, no sé si lo leeré. Creo que son temáticas muy distintas, yo no hablo sino de lo tangible, lo que he visto en las cunetas [principalmente]. Lo mío no tiene un reflejo artístico, sino que se compone del olvido y la realidad de los objetos: monedas, relojes rotos, sujetadores, un solitario zapato, estampas, bolígrafos sin tinta, libretas petrificadas, latas de refresco, suciedad indiferenciada (…) ¿Recoger los elementos, fotografiar la temática, hacer un relato con esos mimbres? ¿Guardar silencio y reflexionar? Hay materia poética en el abandono de la cunetas, me digo y atiendo a la evolución de los últimos días del año.

+ [Las invitaciones de investigación que ofrece internet]. Las más disparadas indagaciones son posibles y pueden llegar a buen fin. En ello descanso en el inicio del día y en France Inter hablan sobre un libro que ha escrito un cantante. Éxito, devastación y canciones. No podía ser de otra manera. La radio francesa es otro regalo de la red de redes [sintagma curioso, doblemente proposicional, un uno que se encapsula en un otro]. Artes musicales, artes visuales, el arte literario: la materia literaria. Un breve relato sobe Elvis. Una magia cotidiana en la que ya nadie repara, se ha convertido internet en lo dado, lo dado es invisible aunque todo el día esté a junto a nosotros. El presente nos bendice, abro páginas y busco, encuentro y cierro el ordenador. El silencio atempera la vorágine.

+ Imagen: fragmento y totalidad: un panel abandonado en los aledaños de la calle Fuencarral, en Madrid, este último otoño; un día soleado, una jornada de júbilo. El tiempo pasa, las fotos permanecen [o eso nos gusta creer]. Cuelgo esta entrada y barajo el tema dle panel: el amor [sin extensiones, sin coda, sin amor].