sábado, 7 de enero de 2023

Circunstancia (6)





+ [Debates sobre películas vistas, debates sobre la identidad]. He leído con atención las críticas favorables y desfavorables sobre la película que hace unas semanas fuimos a ver C. y yo. Me centro en las críticas desfavorables porque ahondan en asuntos que me ocupan desde hace algún tiempo y no soy capaz de explicármelos. Me interesa en especial la identidad, su necesidad y configuración, en contraposición a una imposible ausencia, ¿puede existir un sujeto carente de identidad? No ahondo en ello, no es el momento. En relación a la película, la cuestión de la identidad es el centro de una suerte de desacuerdos que se han expuesto en la prensa mediante reseñas, entrevistas y declaraciones. Algo que, en principio, no ha tenido demasiada relevancia, pero que a mí me parece que sí merece una reflexión. La película trata del enfrentamiento entre dos grupos familiares, el primero compuesto por un francés y su esposa, el segundo lo forman dos hermanos que siempre han vivido en la montaña. Los recién llegados y los nativos, la civilización y la barbarie, podríamos entender en un primer acercamiento. Para los hermanos su única realidad es ese mundo remoto y hermético, a lo que se contrapone el extranjero y su mujer, que llegan desde su Francia urbana para realizar un sueño, su sueño bucólico y pastoril, ingenuo y, en apariencia, inofensivo. Todo acabará mal, algo que se presiente desde el inicio del relato sin restarle fuerza a su desarrollo. Punto y final: cierro la exposición del detalle para no continuar con la trama, para no destriparla y hurtarle a un posible espectador el placer de la peripecia. Simplemente, ciertos juicios negativos se resuelven en que se trata de un maniqueísmo que consiste en hacer hablar en gallego a los malos y en castellano y/o francés a los buenos. No creo yo que sea correcto ni justo este análisis. La película en cuestión, As Bestas, no cae en ese error de dividir la realidad en dos partes opuestas y simétricas, el bien y el mal. Muy al contrario, deja una niebla en la que el juicio moral rápido y fácil carece de lugar, donde las razones de unos son opuestas a las de los otros, pero también complementarias. Algo que guarda en sí un acercamiento a la vida misma. Me parece que ha sido algo que en la redacción del guión, en especial en determinados parlamentos, se ha cuidado con esmero. Finalmente, nadie tiene razón y, al mismo tiempo, a ambas partes la razón les asiste.  No es una paradoja. O sí es una paradoja: como lo es la vida: paradójica. Como en la vida, nada es totalmente negro, tampoco totalmente blanco, ni siquiera los tonos de gris terminan por aportar una explicación definitiva a lo que sucede, a lo oculto e, incluso, a aquello que nunca llega a suceder. A mi juicio, es este uno de los grandes logros del film. Por volver al inicio, el germen de las quejas reside en la identidad conectada con el idioma. Resulta, pues, un tema controvertido, ya que la asociación del individuo y su lengua es fundamental para los partidos políticos nacionalistas, contrapuestas estas opciones: el nacionalismo español y el nacionalismo gallego. Agravios, historia, posiciones, razones y verdades que se emboscan. No se puede negar la asociación entre individuo y lengua como formante fundamental de la identidad, pero llevarlo hasta la centralidad de esta película es una exageración porque, a poco que se fije uno, no es lo que busca la película, sino que presenta un conflicto humano radical e intercambiable, que yo denominaría la fricción imposible entre opuestos y complementarios.

+ Se ofrecen en la prensa diaria unos datos del INE sobre el uso del gallego. El uso del gallego no deja de descender a pesar de las políticas que se llevan a cabo desde hace años. Unos las consideran fallidas y proponen un cambio de rumbo. No sé si otras políticas conseguirán revertir la situación. A veces creo que es algo que tiene que ver más con el tránsito de modos de vida rurales a modos de vida urbanos, que hasta dentro del ámbito rural se está produciendo. La importancia del idioma no es discutible, pero creo que tiene que ver más con el prestigio que con la identidad, si es que el prestigio social no es identidad. Es un hecho, el futuro es lo urbano, algo que no es necesariamente positivo.

+ Habría que añadir a lo anterior que la película se basa en los hechos que se produjeron en un aldea de Petín, en Ourense, a principios de siglo. Sobre el asunto se hizo un documental en su momento. En la película se modifican algunas circunstancias para escribir el guión de la película, pero en esencia se refleja lo sucedido con cierta precisión, toda la precisión que su puede exigir a una ficción. La ficción aporta matices que el documental no alcanza. Esos matices parten de ese punto moralmente neutro desde el que el arte habla y comienzan los cuestionamiento y explicaciones del espectador, que llena los huecos intencionados que el autor ha dejado [un elemento narrativo más]. Creo que hábilmente la película potencia la recepción de sí misma, pues le otorga al espectador una función muy importante e independiente. Los huecos, ay, los huecos.

+ Día de intensa lluvia, semanas de intensa lluvia. En el primer día del año veo un documental sobre Habermas en el Canal Arte. Recojo dos ideas: 1) Las crisis de legitimidad se producen cuando está en juego la integración [del individuo] 2) El conflicto estalla en la intersección del sistema [las instituciones] y el mundo de la vida [las relaciones sociales, por ejemplo]. Es difícil sustraerse a las dos ideas expuestas porque tienen algo de anticipatorio. Un buen comienzo del año, me digo, detengo el vídeo y escucho la lluvia.

+ Me da la impresión de esta entrada tiene flecos, que no he cerrado ningún asunto, que debería volver sobre aquello que queda pendiente. Reflexionaré sobre todo ello, pero sé que implica un cambio de rumbo en este diario. ¿Necesario?

+ Imagen: Por tierras de Valdeorras.