sábado, 30 de abril de 2022

Una pequeña floricultura filológica / Aprender para el vacio

esgos

+ ¿La erótica de amor a la sabiduría o el liberalismo pétreo de el conocimiento es poder? Así se abre el libro de Sloterdijk, Crítica de la razón cínica. Lo he vuelto a abrir porque en una entrevista Macron se dice deudor del filósofo alemán, de su punto de vista sobre la historia, de su manera de ser contemporáneo. Yo leí el libro hace muchos años, tomé notas y apunté citas. El recuerdo es gozoso y la apertura del libro, la lectura de las primeras páginas me devuelven esa certeza de la posibilidad de otros puntos de vista. Supongo que yo no soy capaz de llegar a un tanto por ciento elevado del libro, pero me sirve. Ha conseguido que me plantee algunos asuntos en el desarrollo de la acción diaria. Algo así decía también Macron, pero yo no soy Macron. El telón de fondo son las elecciones presidenciales francesas, pero sobre ello está el ascenso de la ultraderecha, o la conversión de la derecha tradicional en ultraderecha nacionalista. En ese sentido, también, la  Crítica de la razón cínica ilumina.

+ Le dije que los tatuajes, en mi opinión, son talismanes. Me dijo que no, que los tatuajes son principalmente estéticos [dudé de que coincidiesen las laberínticas dudas que yo tengo con sus sólidas certezas, con el entendimiento de la palabra y sus referente: ¿estética?]. Quizá tenga razón porque el maquillaje y lo totémico se unen. En resumidas cuentas, no es posible el hombre sin religión y este era el sentido de mis palabras.

+ “… una despedida del espíritu de las metas alejadas, una mirada clarividente en la carencia original de fines por pare de la vida, una limitación del deseo de poder y del poder de deseo…, en una palabra: comprender la herencia de Diogenes. ” Sloterdijk, Crítica de la razón cínica.

+ Sobre su estructura, el texto se monta solo. Sin compañía, en silencio, arropado por el café y el rumor del aparato que recoge la humedad, bajo la égida del flexo, en la verdad de la lluvia ahí fuera, el saber que el viento agita los árboles allí donde no estamos, la respiración de los animales en nuestra ausencia. Esta cámara hermética, sin sobresaltos, sin esperanza, sin miedo.

+ Tomo el título de la entrada de la Crítica de la razón cínica porque es este un estado de ánimo que me embarga. El cuidado del jardín, sin consecuencias, en la desesperante existencia de una hortaliza, tal vez de una lechuga. “[…] en la que se cultivan las azucenas benjaminianas, las flores del mal pasolinianas y las cerezas silvestres freudianas.”

+ En estos días, en el desarrollo de la campaña electoral de la segunda vuelta en Francia, con se ha terminado ya, hoy, en el día de la votación, persiste la lectura  del libro de Edwy Plenel La victoire des vaincus. À propos des gilets jaunes. Más que comprender algunas cuestiones pendientes, se afianza len mí a cierta percepción de los haces que determinan el avance de la ultraderecha, que si obviamos cuestiones de detalle pueden ser traducidas a España. Se trata de la precarización de unas clases sociales y la concentración de la riqueza en otras, un hecho objetivo al que no se le da solución, aunque sí respuesta respuestas. Soy un cínico y, por lo tanto, los discursos que me llegan solo los puedo tomar desde el podium de la ironía, quizá del sarcasmo. Veo a Macron y su reflejo es Pedro Sánchez, pero también Feijoo. Veo a MLP y veo a Abascal. La política es eso: imágenes, espejos, retrovisores, pronósticos, errores y presupuestos, balances y contiendas. El poder, la autoridad, el BOE. Es también la colección de fotos de Macron en diversos escenarios y con diversos atuendos, preparados con inteligencia para cada momento. La política, más que nunca, es comunicación, entre otras importantes cosas que enmascara pero no diluye. En libro de Plenel advierto razones que no advertí en una primera lectura y esto se debe a que dichas razones se han acentuado gravemente en los últimos dos años, la pandemia y la guerra. Si a esto último sumamos las certezas afirmaciones voy encontrando en la introducción a la Crítica de la razón cínica, se constituye un desolado panorama, donde el camino a la ultraderecha parece allanado. ¿Hay que conformarse o pasar a la acción? ¿Preguntas, diatribas o afirmaciones?

+ En relación al párrafo anterior no me queda más remedio que copiar un fragmento de La crítica: “Esa confianza [pequeño-burguesa en el saber es poder] está hoy en día en descomposición. Solamente entre nuestros jóvenes y cínicos estudiantes de medicina hay una línea nítida que lleva de la carrera al standard de vida. Casi todos los restantes viven con el riesgo de aprender para el vacío.” Esta escrito en 1981. Sigue vigente,  describe y traza un retrato  con precisión, pero con un talento que va más allá de la copia fotográfica.

+ Al título de la entrada añado: aprender para el vacío. También de S.

+ Me entretengo con un subgénero de sonetos, a las damas cantoras. En ese sentido gira la idea del “aprender para el vacío”, pero no es tal. El vacío no es tal vacío, sino que resulta ser este aprendizaje un fiel y preciso instrumento de medida, un entrenamiento para las noticias y las opiniones que nos llegan día a día, una meta y un destino. La lectura en sí no es vacío, aunque a veces sí logre ese vaciarnos, tan necesario.

+ En la distancia y la lejanía me dibujo.

+ Imagen: un recuerdo del invierno, la nostalgia de un abismo, de la tendencia al abismo, un abismo olvidado.