sábado, 26 de octubre de 2019

Idées reçues


Mont Saint-Michel


+ Hace muchos años creí ver en el espejo el reflejo del rostro de Baudelaire, esta semana vi en otro espejo al poeta Antonio Colinas. Me he preguntado si esto tiene un significado. Tomé una antología de Antonio Colinas y me dispuse a leer. Caí en el sueño y soñé con librerías y bibliotecas. No tenía solución.

+ [Sobre la precariedad]. Desde hace unos días no dejo de pensar en el gran abismo que se abre ante el que pierde el trabajo y sabe que no va a encontrar otro. En la última entrada del blog hablaba de un conocido que tuvo cargos importantes en la administración del estado, relevancia en el campo artístico como crítico, influencia a través de revistas de artes, no he dejado de pensar en él. En su situación. Tiene más de cincuenta años y se ha convertido en una persona extraña: tan delgado, con ropa vieja y revestido de una tristeza fosilizada. Huidizo, encorvado y, en su estatura, lejano. Lo veo caminar, lo veo en su bicicleta, lo veo en alguna terraza, siempre imbuido en sí mismo. Ha roto con su pareja, vive con sus padres (dos ancianos que superan con creces los ochenta años), y, según me contó quien me lo contó, se dedica a tratar de vender un piso de su propiedad. El dinero es algo serio, me digo. En otros tiempos tenía un punto de soberbia y un acento de seducción, el encanto acanallado y fugitivo. Un hombre atractivo con cierto savoir faire, un estar que nadaba entre el tabaco, el café y la cocaína, tras lo que se entregaba a sesiones interminables de lectura y escritura. Acumulación de libros y el reflejo del amanecer en su estudio. No es culpable de nada, sino que le ha atrapado la rueda de la fortuna. Hoy arriba, mañana abajo. Nunca se detiene en sus caprichos.

+ Los alquileres son imposibles, los salarios escasos y el trabajo poco y malo. La precariedad se extiende. Todo tiende a saturarse, porque hay un punto de no retorno. Los derechos laborales funcionan así, como la marea que sube y baja. No es tolerable que con el salario mínimo interprofesional no se pueda vivir. Mientras, otros, nos entretenemos con libros y escritos, pero los libros tienen su importancia. La lectura es la semilla del pensamiento crítico, alejarse de la lectura es alejarse de la comprensión. Pero los salarios no dejan de perder poder adquisitivo. En eso estamos, en ello pienso, pienso mucho. Vale.

+ En una foto de John le Carré soy capaz de identificar un libro entre muchos: White Teeth de Zadie Smith. Recuerdo cómo me deslumbró la novela.  Creí encontrar una explicación a ciertas preguntas sobre el Reino Unido. Sin embargo, yo entiendo que, ahora, más que respuestas se trata de elementos que se van sumando y disuelven las preguntas o las replantean, pero otras nuevas surgen. También recordé las novelas de John le Carré, la lectura que hice a principios de año en un viaje a Madrid. Con las dos novelas en el recuerdo no puedo dejar de reafirmar que la novela es la centralidad del canon, que se impone sobre otras narraciones más fácilmente digeribles. Regreso a la tarea.

+ Me dijo que ya solo escucha música clásica. Asiento sin llegar a responder por qué se van quedando a un lado otras músicas, salvo por envejecimiento. ¿La serenidad, la apatía, la edad? Acabamos el café y hablamos de conocidos, desdibujados en el paisaje de la ciudad, pensé en Sibelius en la Filarmónica de Berlín. Hablamos de Berlín y le dije que no es una ciudad que me guste, pero tampoco me disgusta. Sólo indiferencia. A destacar el transporte público. Se rió, soy paradójico y lo sé manejar. Me envuelvo en mi bandera: la nada. El vacío. Pensé en lo que me había contado y bebí un sobro del café. Su cerveza era dorada y la tarde tenía un tono plomizo que me recordó los días en Normandía. ¿Está lejos Normandía? Lo suficiente. Los viajes, y no abjuro del turismo. El turismo nos define, ya no es posible ser un viajero, sólo nos queda el turismo, pero, esa es mi esencia, somos observadores, observo: gente, edificios, el discurrir de las nubes, los bares, los coches, las playas, las mareas, las granjas, vacas y ovejas. Normandía. Sí, compré algunos libros y compré queso, fue complicado traerlo hasta casa, pero lo conseguí. Hoy es martes, lo sé. Hablamos y terminamos el café y la cerveza. Su perra estaba inquieta y me ladraba, quería que la acariciase. Así lo hice, su pelo encrespado, el calor animal, el olor acre que desprendía todo su volumen. Se alejaron y la perra me volvió a ladrar. Envejecemos, envejecemos bien, es algo que los tres tenemos en común: él, la perra y yo. Música clásica.

+ Me quedé dormido a las once de la noche y caí en un profundo sueño que merecería un análisis de sus imágenes, pero me parecen importantes las imágenes en sí mismas, más que su posible significado. Italia, Bolonia, un viaje en coche. El deseo es ingrato, injusto, venenoso, me dice alguien en un tienda de ropa. Dependientes amables, magníficas americanas, hermosos cuadros donde se pueden ver grandes fotografías de chicas incrustadas en el Renacimiento italiano a pesar de su atuendo actual. Me despierto a las seis de la mañana, desayuno mientras escucho las noticias. Ayer la vi después de mucho tiempo, me pregunto si el sueño tiene que ver con ella, me pregunto que puntos de conexión puede haber entre mi turismo onírico y su persona. Nerviosa, contenta, con extrañas ideas de niña, de mujer que no ha perdido una cierta inocencia y que contrasta con la potencia de su inteligencia. No ha vuelto a tocar el piano, me comentó algo sobre cómo se deben estudiar las partituras, clases de inglés y ejercicio físico, actividad y el horizonte de los hijos, su marido, el adosado en la zona cara de la ciudad, ágil y transparente. Ha engordado y esto es bueno, en su caso es un síntoma de salud. Nos despedimos. Llegué a casa, dejé los libros que había cogido en la biblioteca y me tiré en cama [estaba cansado]. Música clásica aleatoria. Un clave que no puedo identificar. Barroco, profundo, lejano. Pensé en su vida y me dije que pensar no es muy conveniente. Cené frugalmente, hablé con mi padre de novelas y de tiempos lejanos, atesoré sus palabras en previsión de su ausencia y consciente del gran valor que tienen. Le dije que estuve con ella y sólo me preguntó si la había visto bien, si estaba bien de salud. Le dije que sí y me di cuenta que poco más se podía decir. Volví a mi habitación y leí un poco antes de acudir el sueño: las breves entradas de Diccionario de las ideas recibidas de Flaubert. Caí en el sueño e Italia regresó con una presencia tan real que sentí colores y olores, creí sentir colores y olores.


+ El Dictionnaire des idées reçues se debe traducir como Diccionario de tópicos o Diccionario de lugares comunes, pero 'ideas recibidas' está teñida de evocaciones que no admiten sustitución. Así lo dejo, mientras recuerdo el pueblo de Ry y la no visita al estudio de Flaubert (pendiente, en la esperanza de regresar a Normandía).

+ ¿Por qué me gustan tanto los bocetos, los dibujos, las anotaciones en los márgenes?  Veo un Pdf que acabo de descargar. Son los dibujos de Oteiza en los márgenes del libro de Zevi Saber ver la arquitectura. Me entretengo en los dibujos y las letras sin buscar nada, entiendo su valor pero los veo como lo que son: apuntes de trabajo, no obras de arte. ¿Obras de arte? Qué complicado se ha hecho manejar esta etiqueta, el tiempo me ha dado ciertas prevenciones, pero lo que busco en la espontánea delineación, en el apunte es una conexión con lo impermanente, con el trazo apresurado del nervio del que estudia. El estudio y el trazo. No busco iluminaciones, sino disfrutar de la reconstrucción de momentos de concentración en lo cotidiano del artista [pero también me sirven operaciones similares, sin ambición, sin traducción artística, sin análisis].

+ Miércoles: fui a la biblioteca, tomé un café, paseé. No trabajé en el artículo. Creo que resulta necesario abandonar la tareas en algún momento, para poder regresar a su disciplina con otra disposición. Contra la reiteración. Poltronísima.

+ Imagen: Mont Saint-Michel, en el interior. La pérdida de foco indica una idea de tránsito, la figura es índice del estado de ánimo de estos días, la fotografía es un otro lenguaje que toma sentido en la selección.