sábado, 29 de septiembre de 2018

Los placeres




+ La música cambia mi estado del ánimo, lo amplifica o lo disminuye. Esas variaciones son agradables o desagradables, pero en cualquier caso no tienen la calidad del tibio. Como un ser golpeado, el órgano eclesiástico suena atenuado por la puerta cerrada, un ser que se debate entre la violencia, la respuesta o la huida. La música modifica el paisaje y el paisaje soy yo. Ahora.

+ Dentro de mis preferencias se encuentra la búsqueda [aleatoria] y compra [no compulsiva] de introducciones y prontuarios. Con los años me he dado cuenta de que anida en mí la creencia que para toda labor tiene que existir un libro que guíe ésta, aunque no sea de una manera explícita, pero que le dé confianza al que se debe enfrentarse a una labor o un nuevo trabajo. Bueno, qué son si no las carreras universitaria o las titulaciones de formación profesional. Pero yo no pienso tanto en eso como en la posibilidad de una respuestas en forma de libro para cualquier eventualidad; tampoco son los libros de autoayuda. La restricción gravita en torno a cuestiones cotidianas y realmente funcionales, sin atisbos psicológicos. Hoy por hoy dudo de esta posibilidad, pero un rescoldo sí ha quedado. En esta línea, mi última adquisición ha sido un Foucault en 90 minutos.  Biografía y pensamiento, algo para mí cotidiano y funcional. Lo leo con interés después de haber trabajado durante toda una larga jornada de domingo. La lectura resulta ágil, bien estructurada y se dirige con acierto a su objetivo, pero al autor Foucault no le cae muy bien y se nota demasiado. Esto me lleva a un tebeo que me compré sobre le mismo autor. Recuerdo que lo compré en Londres. Tal vez en la tienda de la British Tate o en una librería en las proximidades de Hackney. Lo tomo de la estantería donde descansa con otro libros de y sobre Foucault. Estas agrupaciones hablan mucho de mí de mi manera de indagar en una materia o en un autor. Mi tendencia es a acopiar una amplio repertorio de ayudas, de manuales, prontuarios, diccionarios o resúmenes. Al final, sí, tengo una idea de conjunto, pero hoy no me interesa tanto ese atisbo de totalidad como los hechos cotidianos de la vida de F., del París en que vivió o los lugares donde dio clase. La materia que constituye a las personas se compone de elementos diversos, pero yo creo que el peso de lo cotidiano termina por ser determinante: así acudimos a la casa paterna de F. en Poitiers, así atisbé ciertas relaciones que hoy cobran sentido en la lectura del resumen. Si sólo es válido el resumen por esa rememoración, aunque incida mucho en lo anecdótico y valore poco la obra del autor, bien pagados están los breves 7 €.

+ En aquel viaje a Londres me compré dos libros: cómo escribir sobre Arte y cómo escribir sobre Arte contemporáneo. Finalmente, la objetualidad de los dos libros me ha subyugado, más que su contenido [que no es malo]. El objeto tiene propiedades ocultas que debemos desvelar, desarmarlo es apostar por nuestra autopsia.

+ He leído mucho y no me acuerdo de nada. ¿Quién profirió esta afirmación con lanza de punta de oro?

+ Al autor del librito sobre Foucault Foucault no le gusta. Es algo presente a lo largo del libro. Ayer trabajaba en un artículo sobre el Faetón de Villamediana y sensación era la misma, el autor pone en cuestión que la poesía de Góngora sobre el CdeV. sea real, auténticamente laudatoria. Trato de encontrar una conexión entre ambas manifestaciones y me cuesta trabajo. ¿Por qué nos llega a desagradar un autor hasta el punto de dedicarle el esfuerzo de la escritura? No creo que en los atajos, pero hay una nota que se manifiesta cuando se detesta una obra un autor; el ataque a una parte de nosotros que estimamos, que cristaliza, tal vez, en ese autor, pero, por lo tanto, no es el autor, sino el autor como emblema. La explicación no aporta mucho y es enrevesada, pero hoy me vale, mañana no lo sé. Según se sedimenta, varía. La variación aporta posibilidades, las posibilidades arrojan luz o sumergen el asunto en las tinieblas la cuestión. Las tinieblas tienen su poder, el poder de limitar la inocencia y la pronto respuesta. Bueno, yo creo que ambos libros me ayudan a situar las dos figuras, figuras controvertidas, seductoras y próximas a unas ideas que germinaron hace más de quince años y no paran de crecer, de ser podadas, de admirarlas y sorprendernos ante ellas. El círculo no se cierra, se amplia.

+ Protecciones, barreras, un refugio. Alguien decía que hace más daño el veneno que sale por la boca de los hombres que los golpes. Me cuenta su periplo y asiento. Pienso en los últimos años, en el recuerdo que tengo de aquellos días. La duplicidad, una vida aquí y otra allí. Es difícil establecer compartimentos estancos. La vida tiene una suerte de conexiones que no se aclaran fácilmente. Indagar en ellas no siempre es posible. Las heridas se mantienen abiertas, lo sé. No hay balance que hacer por la batalla continúa su curso. Yo puedo escuchar y tratar de mostrar que el tiempo cura, pero el presente es afilado, su punta afilada se clava en la carne. Nos despedimos y dejo el teléfono sobre la mesa. Queda cierta calma, pero sé que el latido del dolor es penetrante, que yo estoy aquí y leo y eso es sólo observación y no me produce un extraño placer. El aislamiento. Repito, el dolor palpita.

+ Deseo de ser robótico. Una presencia.

+ Imagen: un disparo sobre una valla, aquí me reflejo y me explico.