sábado, 5 de septiembre de 2015
Lectura rápida
+ A veces necesito con urgencia un libro para leer de un tirón, una novela que comenzar y terminar en un mismo día o en dos, no más de tres días, nunca cuatro días. Obviamente: la brevedad es una cualidad cuando la condensación es un logro y no una muestra de incapacidad. Sin dispersiones. Una tarde es una fracción deseable, por qué no: sería, sin duda, la opción perfecta. Un libro como una droga, un libro que vaya más allá de sí mismo, que su efecto dure unas horas: como el hachís, como un whisky venenoso, levemente venenoso. Confío en ello, ya que es una manera de atrapar una totalidad que me redime de lo fragmentario cotidiano. Una posibilidad de agregarle al ritmo de los días un aliento de fantasía o irrealidad: establecer los límites de lo vivido, elevar el punto de vista, el punto de fuga.
+ Así, llegó de repente una intuición. Leía con placer el Cuaderno de verano, de Luis Alberto de Cuenca, cuando un poema me llevó hasta el libro elegido. La sorpresa anima la alegría de la lectura: Carmilla. Carmilla y Laura, detalla el poema, que no es gratuito y va más allá de lo leído, para traspasar percepciones y certezas. A renglón seguido, lo compré en formato digital por menos de dos euros y esa inmediatez era otra satisfacción: la unión de la novela gótica con la prontitud del siglo XXI. Comencé una noche de viernes y el sábado, tras la siesta, lo había terminado. No podía ser mejor y nunca menos ejemplar. Una historia de vampiros, sobre el amor y la muerte, el vuelo de un amor prohibido: el amor entre mujeres. Esa nota ilumina las posibilidades de la metáfora, aunque uno, en muchas ocasiones, prefiera la lectura literal, porque en ella se contiene lo netamente literario y esquiva escolios indeseables. Sin dilaciones, la fuerza del amor, la necesidad de la posesión del cuerpo de la amada, el filo acerado de la muerte y la consumación sexual siempre en suspenso.
+ La narración está muy bien ordenada y ello contribuye a incrementar los efectos sorpresivos sobre el lector. Finalmente: la certeza de que lo imposible adorna las pasiones. El argumento es sencillo: Laura y su padre presencian el accidente de un carruaje, como consecuencia de ello aparece en sus vidas Carmilla, hermosa, ambigua, extraña. Carmilla está enmorada de Laura, pero no es algo explícito, aunque fácilmente se supone, como una melodía que trae el viento, que apenas se adivina. Carmilla precisa de sangre humana para vivir, porque Carmilla es un vampiro. Finalmente, Carmilla se ve abatida debido a una fuerte necesidad de justicia poética que cierra con perfección el círculo que se comienza a dibujar en el inicio del libro. No es posible evitar que la voz, la confesión de Laura nos aproxime a una duplicidad, a la ambivalencia de Carmilla: el amor y la muerte. Algo tan presente en la pasión. Evidentemente, en esa diana hay una metáfora, pero también lo literal forma parte del relato y es muy importante: lo estructura y da idea del terror como manto y ocultación una verdad subterránea y simultánea. El amor como proyecto y/o como condena. Bajo la violencia y el terror se oculta el amor de una adolescente por otra adolescente, que una veces parece correspondido y otras no. ¿Así es la vida? Con sus mil facetas, cada segundo es inaprensible: sólo el orden que lo escrito propone sirve y guía. La moraleja de esta rápida lectura es la presencia de la nada, lo fugaz y violento que el amor, el deseo y el sexo contienen. Todo es evaporación, niebla confusa en la alta montaña de los sentimientos y el sexo. Se agolpan viejos recuerdos de amigos y amigas que el tiempo ha borrado: sus nombres, sus rostros; nada es permanente, pero la literatura nos deja a una Carmina y a una Laura que se aman en el ámbito de los siglos y la seguridad de los libros en las estanterías.
+ ¿La irregularidad frente a la simetría? Un dato: libros que llegan del pasado, en su momento ignorados: hoy centro de una investigación sobre aquel pasado. No merece la pena una indagación profunda y en exceso seria: llegados al reino de la risa. Otro fauno ha sido entrevisto esta mañana en los bosque que frecuento, en su borde, en su frontera. Él es la encarnación del miedo pánico: su sonido, el ulular del viento, la cuerda que vibra en soledad, el árbol que cae y nadie conoce el sonido que produce en su caída. Irregularidades, vértices, lejanía.
+ Imagen: en algún lugar de Londres, donde podría habitar Carmilla. ¿Por que asociar esta ciudad con ella? Llega un momento, siempre llega un momento en que se necesita una investigación, ¿es el caso?
