sábado, 27 de septiembre de 2025

Every day life [la pereza]


 

+ He encontrado en el reproductor en línea un vídeo que contiene las “ Gymnopedies 1, 2, 3 “: las partituras de Satie en bucle. Actúo en consecuencia, es la banda sonora de estos días previos al inicio del otoño. Ay, Honfleur, cuánto tiempo ha pasado.


+ Every day life es el título de un libro que compré hace años y, por pereza, no terminé . En él se establece una relación entre la vida cotidiana y el surrealismo, una conexión que me interesaba, pero, ahora, ya no tanto. Mi interés hoy se encamina hacia la cuestión de los análisis de la realidad cotidiana en sí misma. Llego a una idea de cómo en lo diario se esconden imperceptibles pliegues y meandros que, observados con proximidad, ofrecen una faceta extraña. Ese concepto de la desautomatización me parece clave y productivo. Ver, oír, oler, pero con atención a los detalles: evitar los automatismos de la percepción. Los perfiles de los edificios, el sonido de la ciudad, el estallido de la primavera a o del otoño y su reflejo en los aromas, en la pestilencia o en los perfumes. La gente y su indumentaria, los automóviles y sus colores imposibles, las construcciones, edificios e infraestructuras, y la ciudad en sí, como un todo, o la incursión curiosa en sus elementos. Por ejemplo. Todo esto y más. Por eso me parece una fiesta sin demasiados costes, o ninguno. Es barato, es gratis, es bueno. Y no siempre lo barato sale caro. Me centro esta manera de estar y la someto al escrutinio amplio del día a día, a su balance y a los placeres sencillos. Los placeres sencillos, siempre están ahí para cuidarlos. En ello estamos.


+ A veces se limitan las opiniones, en otras ocasiones los juicios emitidos son precipitados. La precipitación es mala cosa. Pienso en que reflexionar antes de hablar no es necesario, sino que resulta imprescindible. Son lecciones que he atesorado a lo largo de la vida. Ahora entiendo afirmaciones que hablaban de la sabiduría que el avance de la edad va otorgando [no a todos] porque lo he experimentado en mi conducta y en mis conversaciones. Una tendencia al silencio, podría ser un resumen pertinente. Ayer insistí, con una modera vehemencia [¿se percibe el oxímoron?] en la imposibilidad de sustraernos al determinismo. La afirmación del determinación no deja de contener cierta crueldad, pero no se puede evitar la mirada hacia ese destino escrito por la personalidad. ¿Es excesiva la afirmación? ¿Dónde queda la moderación que busco? No lo sé, pero la certeza se impuso.


+ Si con veinte años supiese lo que sé ahora, sería un monstruo. 


+ Imagen: 45.