+ He perdido un texto que iba a publicar aquí. Recuerdo el tema, pero prefiero que se desvanezca en la niebla de lo cotidiano, aunque, pienso yo, quizá me alcance en el sueño, regrese y se manifieste en su dimensión, en su olvido, ese pozo o lago oscuro. No es un drama, así dicen algunos ahora, y su disolución es la misma a la que me someto todos los días: olvido dentro de mi cápsula.
+ Una vez escribí algo sobre una cápsula que no tuvo repercusión de ningún tipo. Lo recuerdo y entiendo su falta de repercusión. No tenía mucho interés, aunque para mí resultaba importante. Ahora valoro su importancia. La tiene, es algo íntimo. He renunciado a ciertas exposiciones y ahora me centro en la redacción, en la escritura de mi investigación. No es una pose. No es un postura.
+ He inaugurado una clase: los posturitas. La exhibición en el torneo de culturistas, esos músculos empapados en aceite, esos pequeños tangas, la dedicación y el momento. Se contonean sus opiniones y poses estéticas y morales. Yo me aparto, me voy de la exhibición porque me produce sonrojo, la vergüenza ajena [expresión tan intraducible como propia]. Haré una lista del postureo para luego olvidarla.
+ Trato de escuchar en el reproductor en línea el piano de M.J.P. y, cada diez minutos, me interrumpe la publicidad. Una publicada horrible, chirriante, alejada de mis gustos: refrescos, cursos de mentoría para alcanzar una extraña felicidad [tan de este momento], coches de segunda mano o viajes a sitios que no me interesan [al menos en el sentido en que esta publicidad los plantea].Es muy parecido a un golpe, al impacto violento de un puño en el pecho [algo exagerado, pero con su punto de verdad, como toda exageración].
+ Hoy vi, en un canal en línea, un programa muy corto sobre la biblioteca de Emilio Lledó. Me pareció aquel un lugar de paz y muy propicio para la lectura. Luego, busca que te busca, encontré un poema que Joan Margari la dedicó [“Filósofo en la noche”: “En la madrugada negra de Madrid, frente a los cristales que miran a O'Donnell” y continua extensamente]. La unión de ambas experiencias me aportó sosiego y me ayudó a recuperar la conexión con un mundo que, a veces, se desvanece y, en otras ocasiones, se manifiesta en su brillante esplendor. La mañana tomó su sentido. Leo, ahora, otro poema de J.M. y regreso a la escritura [académica]. Me dije: pronto estaremos en Madrid C. y yo. Seguí escribiendo y volví a pensar en Madrid, en el concierto de Maria João Pires e Ignasi Cambra, paseos, rincones y trenes de cercanía que nos llevará a Aranjuez. El estudio me espera, no puedo demorarme más.
+ Imagen: en el ritmo de los días se anuncia la primavera.
