+ Finalmente encuentro la cita que presidía la consulta de mi médico de cabecera: “La vida es breve, el arte es largo, la oportunidad fugaz, la experiencia engañosa y el juicio difícil”. Me vuelvo a centrar en la engañosa experiencia, porque el juicio ya lo consideraba yo complejo, imposible en muchas ocasiones. El médico se ve obligado a juzgar, la base de la experiencia es muy importante, pero no se debe fiar todo a ella. Tal vez es un instrumento que debe ser afinado cada cierto tiempo, que precisa una comprobación antes de iniciar su uso. Así sucede con la guitarra. Sin embargo, al mismo tiempo, considero que la experiencia cimienta los juicios, que los modera, que los dirige. Sin ella, qué nos queda.
+ No deja de ser una cita de calendario, que está bien, pero que no resuelve. No se deben evitar los discursos y el resumen que ofrece una cita es un atajo y los atajos se resuelven en errores. Cierro el paréntesis.
+ Bien. Ahí está, es el narcisismo. Es la clave. Lo que nos atrae de sus novelas. Él lo reconoce, se percibe claramente, su ex-mujer también lo manifiesta y sabe que ese material produce dolor y atrae a los lectores que buscan ese más difícil todavía. Ahí está la llave que abre las puertas del entendimiento. Resulta claro que lo que me molesta es esa superioridad sobre los demás. Insisto. Es la voz del narrador, el escritor es un otro, la persona no me interesa. Nunca le conoceré. Lo sé. Como los diez mandamientos, dispuestos a transgredirlos uno por uno con el único fin de alcanzar la celebridad. Es un buen escritor y me pregunto exactamente a qué responde ese calificativo. Lo minucioso y lo desvergonzado. Nos sorprende. Eres alguien especial. Una losa con la que vivir.
+ He dormido la siesta y me he despertado sumido en una cierta confusión. Ahora no llueve, pero pronto lo hará. Me duele la cabeza. Leí un unas cuantas página de los de Karl Ove. Reconozco la capacidad para fascinar al lector, para atraparlo, entiendo que está muy bien construida la novela, la línea entre la persona, el escritor y el narrador es débil, muy fina y eso añade a la lectura un punto de interés. Se trata del cotilleo, me pregunto sin alcanzar a evitar la cuestión. La perversión de adentrarnos en la vida de los otros, en sus conflictos irresolutos. Algo de eso hay. Algo de chismorreo. La indagación en la intimidad, el espionaje sin consecuencias, la certeza de una caída, un error, la posibilidad de ser moralmente superior al que cuenta, al observado. Sí. Al tiempo, me produce rechazo aquello que el libro destila. ¿Aburrimiento? Creo no cabe la cuestión.
+ En un vídeo en línea dicen que la novela de K.O.K. , los seis libro, es una novela generacional y creo que tienen razón. Cuando pienso en mi padre como lector, que ahora está disfrutando con La Regenta, sé que esta novela no le interesaría. Por lo tanto, surge una pregunta: ¿puede resistir un texto tan anclado en el tiempo el paso del mismo? La respuesta es que no hay respuesta, pues tan imprevisible y aleatoria es la posteridad que cualquier juicio apuesta por el error.
+ Sigue lloviendo.
+ [El éxito, el reconocimiento y la soberbia]. Escribir sobre lo propio, sin barreras. Escribir sobre las personas cercanas, sobre el pasado, con detalle y minuciosas apreciaciones, sin barreras. Las barreras. Vender el alma al diablo. ¿Eso es la literatura o es el siglo XX y el siglo XXI? ¿Se puede dejar a un lado el impacto de los medias en los libros de Karl Ove? A mí todo lo de K.O.K. me ha llegado vía internet, desde la primera noticia. No había hablado previamente con nadie sobre el autor. La vida precisa barreras, unas veces son el silencio necesario para poder continuar y otras los buenos modales que evitan la violencia, el insulto, la bestialidad que todos nosotros anida. Romper ese pacto hace que peligre la estabilidad, lo cotidiano. No entiendo el porqué, salvo desde la necesidad de reconocimiento y una soberbia intensa. Creo que la fuerza de los seis libros que componen Mi lucha proviene de ese núcleo: la desvergüenza y la soberbia. Una extraña combinación. Sé que yo nunca sería capaz de escribir algo similar, aunque sé que la materia de la escritura, directa o tamizada, es la propia vida. La existencia. No soporto esa desvergüenza y no soy capaz de parar de leer. Tal vez sea verdad, hay un pacto satánico en todo ello.
+ De alguna manera me molesta que el libro de K.O.K. me interese como me interesa. Creo que tiene que ver bastante con la intriga que genera la vida de los demás. Los recovecos que explican comportamientos misteriosos, lugares a los que nunca terminamos de llegar, que colman conversaciones. Ahí está. De eso se trata. Pero no es sano esta curiosidad. He leído algunas críticas y en algún entrecomillado el autor llega a decir que se arrepiente de haber escrito esa larga novela troceada en seis extensos fragmentos. Miles de páginas. El detalle y el dato que se debe ocultar por pudor, por decencia. No está bien. Lo sabemos mientras leemos las cosas de Karl Ove y su familia, sus amigos, sus parejas, sus hijos […] Nosotros sabemos que no está bien, Karl Ove también lo sabe.
+ Otros asuntos: en el trabajo encuentro equilibrio, pero, no pocas veces, siento pena. Me resulta tan evidente el paso del tiempo. No sé si se trata de mi edad. No sé si es la arquitectura, exterior e interior. El Ministerio como un extraño e incomprensible animal gigantesco. Me levanto temprano y bajo el manto de la noche me dirijo hacia allí. Oigo música. Cuanto más sintética, mejor. Una maniobra de alejamiento. No pienso. Trato de no pensar. Soy yo y el profundo negro nocturno, que la lluvia acentúa. En su tristeza, la vida no se detiene.
+ He pensado en la pena y en la tristeza. Camino del trabajo, otra vez, bajo la lluvia, arropado por la oscuridad. La música me vuelve a salvar y yo reflexiono sobre la pena y la tristeza. Una enfermedad que crece en el interior, se expande por el pecho y la respiración se torna dificultosa, no imposible, pero sí una fatiga suave nos acosa. Decía Pessoa que la tristeza era un vicio. Una vez escuché a un cura utilizar esta máxima y no me pareció bien porque no creo que en la voz de Pessoa haya algo moral. Al contrario.
+ Una cita de Larra: “¿Quién ignora que los goces acaban [con] la vida, y que cada deseo realizado se lleva una porción de nuestra existencia?” No copio la cita completa sino lo que me interesa. Lo tomo de una larga reflexión sobre que es la historia de la literatura, la historia de la literatura española, de Leonardo Romero Tobar. En el libro tiene peso la segunda parte, en el discurrir del día esta primera que copio. Que conste.
+ Imagen: la ausencia del contexto es su núcleo.
