sábado, 22 de mayo de 2021

Lo espectacular difuso

 

A Brasileira

+ Después de muchos meses, regresamos a Portugal. Regresamos a Caminha, donde habíamos estado en octubre. Meses en los que han sucedido muchas cosas y no ha sucedido nada. La paradoja está o reside en el estado ánimo, en cómo este se va atemperando y se regenera en un intento de simular serenidad. La serenidad. El café, la torradas, las natas. Placeres humildes, pero intensos. Comprar prensa, hacer un regalo, disfrutar de la conversación con la dependienta sobre la pandemia y la economía, en un intento de ser optimistas. No llueve. No hay mucha gente en las terrazas (esplanadas, como se dice en portugués). Hay un aire triste y el cielo permanece despejado. Han sido unos meses de aislamiento y todo parece no haber cambiado, pero los cambios imperceptibles resultan profundos, como si restaurasen un orden intenso y decisivo. Todo cambia, nada permanece. Pago la prensa en la tabacaria. Dejamos Caminha y nos dirigimos a Vilanova da Cerveira, donde tomamos otro café con natas. Lírica y nostalgia. Nada cambia, todo permanece. La paradoja sobrevuela el paisaje.

+ Como una colección, así lo vio. Algo necesariamente incompleto porque si se culminase la colección carecería la misma de un sentido, el sentido de enfrentarse a la tarea de investigación búsqueda. La colección establece una cartografía total y móvil del mundo, o el mundo se pliega a sus necesidades. ¿Una biblioteca es una colección, una colección imposible; una pinacoteca o una discoteca? Bien, todo ello se suma a una carta donde se da validez a la identidad, la colección aporta rasgos a la persona, la eleva, hace que se distinga por una posesión que contiene conocimiento, un conocimiento, tal vez, hermético. Como una colección, repitió para subrayar ese carácter hermético de su conocimiento sobre la materia. Habla de carreteras, pero podría ser una conversación sobre vinos, arqueología o mecánica. Poco importa, salvo la distancia.

+ “Une œuvre ne reflète pas seulement son temps, mais elle ouvre un monde qu’elle porte en elle-même.” Paul Ricoeur.

+ Un mundo en sí mismo, que se propone y se actualiza en la lectura. A esto aspiramos, pero no se plasma ni se mantiene, se insinúa y asciende por momentos, pero no deja de ser un fantasma que nos desconcierta. El mundo que propone la novela es un mundo que transita entre lo cotidiano y lo excepcional, ese interregno se define el estado tras una intensa tarde de lecturas y afirmaciones sin respuesta. Ahí está, El amante bilingüe de Juan Marsé. Otro mundo, otro tiempo, el mismo mundo, el mismo tiempo. ¿Soy yo el mismo lector?

+ “… el espectáculo de los automóviles exige una circulación perfecta que destruya las viejas ciudades, mientras que el espectáculo de la propia ciudad necesita barrios-museo.” Guy Debrord.

+ Tomo el título de la entrada de G. Debord.

+ “Lo que veo está determinado, al menos parcialmente, por lo que deseo ver”, una cita que recojo al vuelo, copio y no olvido.

+ Tengo en el ordenador una libreta electrónica donde voy apuntando rasgos que me parece que definen esta época. Anoto cuestiones sobre arquitectura, empleo, alimentación, política o literatura. Hay otras áreas, hay otros intereses; pero en definitiva, se trata de perfilar una situación y una posición el mundo. La posición del observador y sus límites. Siento que la consciencia del límite es lo que me puede dar una perspectiva, un punto de apoyo sobre el que edificar el entendimiento. Toda época es cambiante y tienda a la inestabilidad. Hoy he apuntado que se han cumplido diez años del 15M. Recuerdo aquellos días y no me parecen tan lejanos, pero no soy capaz de reconstruir con claridad el discurso del momento, solo es una reconstrucción provocada por el latir de los compases que arroja la radio, mientras hago ejercicio. Recuerdo ver en el escaparate de una librería que ya no existe el libro de Stepháne Hessel ¡Indignaos!, recuerdo unas asambleas que se celebraban frente al ayuntamiento, recuerdo una acampada en un parque céntrico, pero poco más. Luego, tres años más tarde, llegó Podemos, hace poco Pablo Iglesias se retiró de la política y, posteriormente, se cortó la coleta. Todo ha pasado y me pregunto qué lugar ocupa en la historia el movimiento, el partido político, su líder. Nadie es capaz de determinar como se leerá en el futuro el 15M porque se leerá desde un presente que es imposible adivinar; sin embargo, la posibilidad de una novela podría atrapar aquello que sucedió y de lo que hoy se cumplen diez años.

+ Ahí continua el miedo, la incertidumbre, la tormenta que amenaza en el horizonte. La pandemia no es una metáfora, ni un relato construido para la ocasión. La pandemia es la escala, lo que nos da una referencia para compararnos. Desde lo imperceptible, esa minúscula porción de la realidad (el virus), llega un ataque que rompe lo cotidiano y nos pone en el abismo, pero aparece una solución mediante la ciencia: la vacuna, que no responde ni a la casualidad ni a la magia. La ciencia nos saca del problema y nos explica el fenómeno, pero esto no se puede equiparar a una comprensión de la dinámica que comienza y se circunscribe a lo social. Son mimbres para un cesto, pero el cesto no se articula por sí solo, hay que vestirlo de estructura y estilo. El miedo a la pérdida del empleo y con ello a la disolución de la identidad, la incertidumbre por los que dependen de uno, la realidad terca del dinero, las deudas y los embargos o desahucios. El que da una receta desde la frialdad de los altos estamentos e instituciones parece no pensar en personas sino en elementos de un sistema, pero, cabe la posibilidad, de que sí piense en personas y su intención sea buena, pero esto tampoco garantiza ningún acierto. Las ciencias de naturaleza en comparación con las ciencias sociales tienen ventajas

+ Imagen: café en A Brasileira de Braga.