+ Y dice la viuda de Sánchez Ferlosio que el escritor era ordenado y asistemático.
+ Música reiterativa que invita a pensar en un viaje en autobús, con un destino no muy interesante, un lugar que es más no-lugar que destino. Pienso en carreteras que surcan Portugal, espacios amplios, ciudades sin nombre al borde del mar, nombres que no recuerdo. Una disputa entre realistas y nominalistas en la que pensar mientras el paisaje se abre ante nuestros ojos. Decido encender el teléfono y consultar, sin ganas, lo que me ofrece Twitter; noticias, fotos, declaraciones, frases, citas, emblemas, escritores y críticos; cierro el teléfono y regreso a la escritura. ¿La escritura es un remedio o un veneno? He pensado mucho en ello. La música me devuelve la ilusión del viaje. Aeropuertos, estacionamientos subterráneos, un metro, la línea azul, el autobús 20, calles, senderos, urbanizaciones, Madrid, el reflejo de mi rostro en el cristal del vagón que me conduce a Cruz del Sur. La música electrónica, calma y oscilante, reconstruye un pasado. ¿Qué queda de los viajes? ¿Conocimiento, recuerdos, vagos recuerdos, nada? Veo fotos y me pregunto cómo se ordenan las mismas. ¿Orden sin sistema?
+ Acumulación. Qué inspiradora parece la etiqueta lógica difusa o lógica borrosa. Cuándo la acumulación de granos de trigo se constituye en un montón, y cuándo rebasa esa realidad para pasar a ser otra; cuándo una persona es alta, cuándo baja. Los temas son muchos y el tiempo poco. Averiguo lo suficiente para seguir un poco más allá pero no me encariño con la cuestión. Ahora, en este preciso momento que abandono el ordenador, leo algo sobre Roland Barthes y la nouvelle critique. El autobús avanza y sus pasajeros se dejan morir un poco en el paisaje, la música reconstruye todas las posibilidades que han sido desechadas. Palabras, notas, aciertos y errores. La lógica borrosa.
+ Ayer C. y yo vimos un documental sobre un ambicioso cocinero, todo nervio, todo carácter. Hoy por la mañana lo comentamos. Estamos seguros que algunos de sus ayudantes tiene el mismo talento y la misma capacidad para la cocina que él, pero les falta ese nervio, ese carácter. En algún momento del documental, la madre habla de su exitoso hijo y nos revela que su carácter competitivo era ya patente en la más tierna infancia. El carácter es el destino, me repito sin descanso. Enfrento la libertad a la fuerza y contundencia de ese carácter, como si diluyese cualquier mérito o cualquier culpa. Quizá no se trate ni de méritos ni de culpas. Sigo en la senda del estudio de los ejemplos biográficos que ratifican mi indagación, la investigación espontánea y sin otro fin que explicarme a mí mismo ante mí mismo. ¿Una suerte de descarga de responsabilidad o un subrayado de mis virtudes? Vuelvo a rechazar el mérito y la culpa, me digo que debería regresar a la lectura de Nietzsche, pero no lo hago.
+ La idea de ordenado y asistemático es compleja porque todo orden es en sí un sistema. O se trata de establecer relaciones entre elementos y descartar aquello que no encaja en el plan, mientras que en el caso de Ferlosio todo tiene cabida. Llegará todos sus documentos a la Biblioteca Nacional y allí los especialistas procederán a una sistemática clasificación. Esta clasificación imprimirá una lectura, otra lectura. A partir de ese momento en que el autor abandona su obra, esta ya no pertenece al autor; por otro lado, el conjunto de documentos serán propiedad del crítico genético: otra creación en la misma senda pero con diversas posibilidades destinadas a establecer diferentes sentidos. En el tiempo que va de un punto a otro se coagula la creación, el inestable sentido de la creación.
+ [La radio]: La radio me acompaña en muchos momentos del día. Me acompaña cuando hago deporte, cuando conduzco, poco antes de dormir, ya que, como si me acurrucase, es una melodía agradable y sincera. Cierto es que escojo con cuidado los programas, evito todo aquello que implique crispación y prefiero los temas que se ven tratados por especialistas y el entrevistador es un inteligente curioso, alguien que sorprende con sus preguntas y ayuda a arrojar luz sobre espacios oscuros o de difícil penetración. Se trata, en definitiva, de conseguir herramientas que colaboren en llevar el día con la mejor disposición posible, para evitar el pájaro negro de la tristeza. Aquí, la radio juega un papel importante porque consigue que me distraiga, establezca posiciones y sonría. Por otro lado, la televisión no la soporto, podría decir que no la soporto de una manera casi física. La televisión, otro tema, un tema para otro momento. Ahora que quedo con la alabanza de la radio, con sus virtudes y el enamoramiento que, diariamente, se produce entre nosotros.
+ Certifico las oscilaciones de mi estado de ánimo. ¿Colabora en ello la pandemia o es un rasgo inherente a mi persona? Supongo que hay una combinación de los dos elementos, pero eso no resulta un consuelo y, con la misma, ni siquiera se trate de encontrar consuelos o bálsamos, sino de aceptar una realidad. Me dan miedo las escaladas porque después viene el descenso, y, siempre, cualquier persona que haya ido a la montaña a caminar o a escalar lo sabe, es más costoso el descenso que el ascenso. Hoy asciendo. ¿Ordenado y asistemático?
+ Imagen: en la línea de la fotografía de la entrada de la semana pasada, un Madrid lejano porque el 2019 ya está muy lejano: los condicionantes de la pandemia.
