sábado, 25 de enero de 2020

Superposición de zumbidos


vasos


+ Los asuntos se complican y debemos buscar una solución, una solución rápida. No existen soluciones rápidas. pero no sé si son buenas o malas las prisas [en principio: malas]. En este caso la celeridad se impone. El ogro se retuerce en su gruta en compañía de la hembra que se ha dado, herida y dolida. La niña tiene miedo, aunque es fuerte. El cuento tradicional marca la senda y la misión impone ciertas estrategia. Es un zumbido que me acompaña durante todo el sábado.

+ Se impone la calma. La niña tiene miedo. Caminamos por la ciudad bajo su sombra amplia y definida. Hablamos y sé que hay una salida, pero se debe esperar. El zumbido impone su dictadura. Persistente, molesta, insoslayable. El chocolate es una medicina, quien diga lo contrario miente.

+ El primer zumbido se impuso con la muerte de mi madre. Ahora ha emergido, a consecuencia de las malas artes del ogro. El ogro tiene más capacidad de la que pensamos en el inicio del proceso. ¿Ignorancia o astucia? ¿Una combinación de los dos que le ha permitido navegar a lo largo de los años? Creo que hay un texto de Thomas Bernhard que lo podría explicar. Busco en la estantería el tomo Relatos autobiográficos ( El origen, El sótano, El aliento, Un niño). ¿Encontraré una explicación o una nueva pregunta, nuevas preguntas?

+ La niña y su gatita. En el prado verde la gatita se entretiene con el tormento de los ratones y la niña barniza una silla. Hace frío, el cielo está limpio, música casi inaudible en una gran radio. Apartar a la niña del influjo del ogro es una obligación. Tomo la espada y camino hasta su casa, antes de planificar, juntos, un golpe mortal al ogro. No resulta fácil porque lo hemos infravalorado, pero a nosotros nos acompaña la gracia de la justicia, tan extraña y tan esquiva. ¿La justicia? Aquel adagio, aquella maldición: tengas pleitos y los ganes.  Como un gran reloj parado, dos veces al día da la hora exacta, mientras tanto se debe esperar. Con mi espada en la mano, veo a la gatita darle un golpe al ratón, lo envía contra un árbol, el ratón yace en el prado, la gatita lo estudia y el ratón abre un ojo, se levanta y corre, la gatita lo pierde. La gatita está enfadada, se estira y se va a dormir al invernadero. Así es la justicia, necesaria y esquiva, con tendencia al error, lenta y pesada, pero necesaria. Un zumbido que amplia sus dominios.

+ Ahí descansa el libro de T. Bernhard. Una idea: el robo es el espíritu del comercio. Hermes / Mercurio es el dios del comercio, del engaño y de los mentirosos. Jesucristo se vio obligado a expulsar a los mercaderes del templo. Hermes también es protector de los sueños. Estudio a Hermes, lo busco en el diccionario de mitología de P. Grimal. Leo y sigo con la idea de engaño, la esencia del comercio, bendecida por Hermes. El robo y las tretas que conducen al lucro. Emprendimiento, margen, reinversión. Abro el libro de T. Bernhard y no encuentro lo que busco, principalmente porque no tengo muchas ganas de búsquedas. Paso sin ganas las páginas. ¿Desánimo o cansancio, una suma de ambos estados de ánimo? La noche llega e intento dormir mientras escucho la grabación de un programa radiofónico matutino. La política, como el comercio, es para los osados. ¿Miedo, diques legales, un principio moral o ético? Indagaré en ello cuando el ogro deje de respirar.

+ Hay que conocer los venenos y los tóxicos para poder evitarlos.También a los ogros hay que reconocerlos.

+ El nihilismo es, también, un veneno, que dosificado tiene un efecto protector, pero su exceso lleva sin remedio a la intoxicación, a la parálisis. Resulta difícil esquivar el nihilismo en estos días. Otro zumbido. La sala de fisioterapia contribuye a un estado de desesperanza. Por teléfono le cuento a K. que me parece un lugar idóneo para ubicar una obra de teatro. La jerarquía: médicos, fisioterapeutas, enfermeros y enfermeras, mujeres de la limpieza. Los pacientes, sus historias, sus voces, sus silencios. La maquinaria, los grandes espejos, las camillas, las sillas de acero y las camillas de madera. Hielo en mi codo. Leo a T. Bernhard, Helada. Llega la hora de marchar. Recojo mi cazadora y conecto el teléfono: llamadas perdidas, las respondo. C. me pone al tanto de lo último, que es su miedo transformado en asco. Pienso en el asco y yo también siento una nausea. La pareja de ogros son peligrosos y más astutos de lo que yo había pensado. Soy un ingenuo. La escritura es una válvula de escape. El nihilismo es un sombra que me recubre, una niebla tenebrosa. El día se termina y sobre los edificios palpita una esquirla de cielo azul. Hay una belleza extraña. Hace frío. Camino y pienso en mi lesión, pienso en ogro, en el bicho, en sus razones y en su astucia. Todavía hay mucho que aprender sobre los hombres, pero interés hay poco. El asco me invade en el regreso a casa.


+ Duermo y el sueño es un bálsamo.

+ Al día siguiente, cuando hablo con el abogado, recupero una cierta calma. Marco su número y contemplo el paisaje mientras espero una respuesta al otro lado. Hace frío, el cielo está despejado, no pasan coches. Mi trabajo en suspenso por unos mintutos, mientras consulto al abogado. Los abogados y su papel social. La desolación de la montaña. Al otro lado, el abogado me explica que el ogro se aviene a cumplir el trato, que se han comenzado los trámites y el papeleo sigue su curso. Asiento, escucho y hago tres o cuatro preguntas, introduzco un matiz y una duda. Cuelgo y estoy perplejo: ¿soy yo quién le ha otorgado a los ogros la astucia y la amenaza; quién ha sido sino yo? Es muy posible que el olvido sea un remedio infalible. Recuerdo a Marco Aurelio y su recomendación: no es el problema lo que debe preocuparnos sino nuestra posición ante él, que es lo único que podemos modificar con verdadera autonomía. El viento azota mi cara, la hierba rala se agita, pasa una furgoneta y me pita, me saluda, devuelvo el saludo, creo saber de quién se trata, pero no estoy seguro; luego me encuentro con el conocido en un bar de carretera y me invita al café. Algo ha quedado en suspenso; fino polvo de olvido, tal vez. Olvido, alimento de dioses.

+ Imagen: intermientente camino hacia la abstracción .