sábado, 18 de noviembre de 2017
Significados, sentidos y olvido
+ En un momento, por asalto, comienzo una conversación sobre cómo influye el carácter en el discurrir de la biografía, en sus calas, en sus crestas. Cómo la soberbia conduce al desastre. Pero, ¿no habría que cuantificar antes el desastre, definirlo con precisión? El fracaso adquiere especial preponderancia en función de los objetivos, cuánto mayor es la ambición mayor es el pozo donde se hunde el desdichado. El desdichado, me digo, la dicha y su contrario. El triángulo funciona: hamartia, hybris y némesis. Faetón se eleva con el carro del sol y su osadía le destruye, Ícaro sigue su camino, los vemos fundirse en el agua, diluirse en el olvido, la muerte.
+ No lo sabía, el corazón de Chopin está conservado en coñac. En qué sentido debemos entender la noticia. ¿Debemos buscar un sentido? Todo tiene un sentido, nosotros se lo damos.
+ Automáticamente, el ordenador guarda las fotos y hace que emerjan para subrayar con la palabra ‘recuerdos’ momentos del pasado, fotos que tienen una fecha incrustada. Confusión que se mece en la arbitrariedad de la fecha. El 7 de noviembre del 2014 yo estaba en Santiago y al día siguiente partiría hacia Madrid, hoy, tres años después, me encuentro en una situación similar: mañana viajo a Madrid, conduciré de madrugada hasta el aeropuerto de Santiago y volveré a Madrid. Si el ordenador no me hubiese recordado la circunstancia del pasado, la del presente estaría aislada. Realmente hay un significado o éste surge espontáneamente cuando regresan a la superficie las fotos olvidadas. No lo sé, pero ahora tengo la sensación de lo vivido, esa muerte oculta que palpita entre nuestras diarias acciones y omisiones. Veo el equipaje y sé que siempre es el mismo equipaje, que no es una metáfora, que no hay elementos elididos, que es una realidad que le da forma mis sentidos y mi memoria. Podría dudar de todo menos de mi propio pensamiento, incluso de la configuración del triángulo, decía aquel filósofo. Yo no dudo de la certeza de mi equipaje, porque ese mi pensar: tal vez.
+ [IR] Extraño es escuchar la radio a las 4:30 de la madrugada. Historias que se mezclan con el humo del sueño recién extinto. Un guardia jurado, un cocinero, hablan de Mohamed Alí. Pronto cogeré el coche y me encaminaré hacia el aeropuerto. Acciones y protocolos. La perplejidad de la noche con la longitud en la lejanía de la ebriedad. Las noches hoy son transparentes y luminosas. [Atención, sobre el oxímoron que se refleja en la hora prima].
+ [INTERIOR] En Madrid: se desarrollará (?) en otra entrada. [Ramificaciones, tangentes, conversación y un posterior silencio (agradable)].
+ [VOLVER] Es el primer metropolitano. Su geometría del futuro que es este presente me seduce. Me siento y ellas suben. Se sientan a mi lado. Huelen a humo, alcohol y a sudor adolescente. Se preguntan cuál es la ruta más corta para regresar a sus casas. Pero la duda es si conviene más la corta o las más rápida. Mientras, yo sigo leyendo la introducción a la poesía de Joan Margarit. La vida pasa y yo, yo me desvanezco. De qué hablan que yo no entiendo su castellano o español. Son las seis y diez, voy a coger una avión que me devuelve a casa. ¿Y ellas? Su juventud, su ropa, su olor de niñas y alcohol: dulce, penetrante, venenoso. Ahora, viernes ya, los vampiros regresan a sus ataúdes.
+ Cuatro provechosos días en Madrid. Una certeza de otoño, comida japonesa y comida regional, cerveza, conversaciones, paseos, libros. No deja de ser una baliza en el transcurso del año. Ahora, en la tarde de domingo, sólo es recuerdo, pero una solida certeza atesora su sentido. La amistad en el tránsito de los años. Noviembre.
+ Imagen: un portal, en Madrid. Ese vacío, la melancolía y la respuesta a la pregunta no formulada. Paradojas que se diluyen en la fotografía que me remite a exposiciones visitadas, conversaciones y silencios.
