sábado, 8 de julio de 2017

Pop de cámara [simulacros]

 

+ [Chamber Music / Chamber Pop]. La expresión halla el puente entre dos mundos disímiles: texturas, melodías y un cierto aire anticuado. Lo antiguo tiene elegancia y misterio. Joyas, perfumes, camisas para usar con gemelos. Anillos con el dibujo de una calavera y guitarras esmeradamente pulidas donde no se refleja el rostro de la esperanza: todo ha muerdo: Dios, el autor, el arte. La música de cámara o el pop de cámara me hace pensar en salones de un considerable tamaño donde se juntan ocho personas a escuchar como una novena persona toca la guitarra y canta; licores verdosos o ajenjo, gin seco, vino pajizo y casi helado; mujeres en la transparencia última de la tarde, eróticos gatos que desprecian a estos humanos ruidosos y aburridos, ¿dónde está el loro automático, el pez sirio, las violas mecánicas? La totalidad surrealista de otra tarde en compañía de las visitas y sus conversaciones banales. Pero no, hoy el pop de cámara habla de la ausencia y el paso del tiempo, que es el tema de todo arte, que desemboca en la gran apertura: por qué debemos desaparecer. A veces parece que encuentro la salida y ese espejismo es el afán del día, el día que se desvanece.

+ Escucho atentamente y no respondo; salvo el uso de los resortes fácticos, mi boca no pronuncia palabra alguna. No le gusta, pero no puede enfrentarse a este inconveniente. Oh, mi 'no tengo opinión' se equipara al «Preferiría no hacerlo» de Bartleby, el escribiente. Soy una pulida superficie negra donde se refleja su rostro, pero no es ya su rostro sino otra razón: un fantasma. Reconocer a este fantasma se revela como un sortilegio, sin dominio, sin sentido, lejano, ausente, la imagen de su propia muerte y de lo poco que es [como cualquiera, como cualquiera], pero para quien es tan importante la propia imagen la constatación resulta muy dolorosa. En esto estamos: preferiría no hacerlo.

+ Slavoj Žižek en domingo. Veo el vídeo y pienso en los temas propuestos [por ejemplo]: la necesidad de una burocracia, la robotización, el paro o el ocio perpetuo, los futuros utópicos, la resignación cínica (…) ¿El cinismo siempre es de derechas? La lectura nos lleva de una orilla a otra, sin esperanza, sin miedo. La apócrifa sentencia [o la maldición] china, dice el esloveno: que vivas tiempos interesantes. Macron, Berlusconi, otros y otros que saltan y se plantan en el centro del poder, Trump, la apariencia, la nada, pero hay una reorganización del espacio político que no deja de estar tutelada. La ruptura del bipartidismo o su regreso. Nada sucede por casualidad, con una lógica interna no programada se impone. Así, la organización posee racionalidad [en su aspecto moral], pero no un autor. El autor ha muerto, hasta en los casos más significados. Cierro por un momento el vídeo, regreso a lectura, me detengo y preparo café. En el café está el secreto, la cafeína como comunión intangible. (Mientras a Žižek lo ponemos en la cuarentena de la duda, comprendemos su entendimiento de la realidad del mensaje: el medio es el mensaje, que decía no hace tanto McLuhan ¿no?)

+ «… para acabar con el “bacilo de la venganza” que domina la gestión del destino», en Esto no es música de José Luis Pardo, en referencia a Nietzche, (p. 432). Y un poco más adelante (p. 437, nota 2): «un edificio de oficinas que se puede reutilizar como colonia de viviendas o como hotel no es un verdadero edificio de oficinas, sino únicamente una ficción de tal cosa». ¿Dónde está el puente entre las dos citas? En el simulacro, en la elaboración de ficciones para sustituir al destino. Sigo con Faetón y su calidad de emblema se impone en la textura de la mañana.

+ La vida cotidiana y la decoración: los recuerdos de viajes como muestra de lo que soy. Estoy interesado en ver cómo se acumulan los objetos en los hogares, también en mi caso particular. Una postal de Cudillero, un gato de plástico transparente y pequeño, una letra F de una imprenta, por ejemplo [mi ejemplo]. Es un marco para el individuo, esta ficción necesaria. ¿Contextos? Fetiches y ornamentos que dotan lo diario de un halo satisfactorio. Esa niebla que transforma el estado gaseoso de los viajes en la solida realidad decorativa. Caracolas, máscaras venecianas, bolígrafos, láminas, fotografías, álbumes fotográficos, fondos de pantalla, un foulard, una piedra. La identidad esquiva lo dado y trata de encontrar refugio en lo paradójico e inusual. Viajamos para sorprendernos o nos sorprendemos para viajar. Media entre el viaje y el regreso un tiempo estático, un camino que precisa balizas: el bibelot o el souvenir. Pronto en Ávila, pronto de regreso.


+ Imagen: (HH) = (Habitación de Hotel) /  Nº1.