sábado, 10 de junio de 2017

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+ Por casualidad reviso fotos del edificio Torres Blancas de Sainz de Oiza, en Madrid. Cómo ha envejecido la construcción. Y no ha envejecido mal, pero sí, es un edificio viejo ya, con una dignidad que nos remite a esos mundos posibles que no cuajaron, más allá de una estética que resultase ser una reconstrucción histórica. Las formas orgánicas contra la línea recta, la planta que se eleva en extrusión. Hay fotos donde aparece la planta vacía y lóbrega o blanca e inmaculada. Son los áticos, que tienen unas dimensiones imposibles: cuatro cientos metros cuadrados, tres millones de euros. Se proyectaron dos torres, pero sólo se construyó una, pero la denominación es en plural, como si la ausencia de la segunda torre no fuese óbice para limitar la pieza al singular. Una vez vi las Torres Blancas mientras surcaba la M-30, me pareció algo fantasmal, el misterio atesorado por fascinaciones tardo-adolescentes, el humo y el licor orlaban esa visión. Podría haber imaginado un relato post-sci-fi, pero yo estaba embebido en una línea estética de turbantes, hachís y whisky helado, sin hielo, venenoso. Las Torres, con muy buen criterio, me ignoraron y yo seguí en aquel coche el deslizarse de la vida. Ahora las veo y las siento pretéritas, como pretérito estoy yo. Una paradoja, otra más.

+ Una nota respecto a lo anterior: hubo días en que Madrid parecía ser Texas; una ciudad elevada en medio de un desierto, con sus rascacielos de cristal y acero. Hoy regreso a esa visión y me alejo de ella rápidamente; prefiero un algo acuático y vegetal.

+ [Crhistina Rosenvinge]. ¿Imperfecciones? El arte, la lectura, gradaciones, estudio y olvido, mitos o deserciones. Me dejo llevar y no me centro. 0:30. Veo un vídeo en que se entrevista a CR. Recuerdo que en noviembre del pasado año vi a CR en Madrid. Era muy menuda y tiraba de un carro de la compra por una calle del centro, próxima a la Calle Mayor. Ahora, en el vídeo, aprecio su cadencia, la cultura y una abrirse que representa una manera de entender que hunde sus raíces en una burguesía y en una izquierda bien conocida; a lo lejos, pero bien conocida. Así,  entiendo lo que dice, lo comparto. Ella ya no es joven, yo tampoco soy joven y lo sé. En otro vídeo toca lo que parece una maravillosa Telecaster Rosewood, aunque no es auténtica [¿importa eso hoy?]. Me sumerjo en el guitarreo. Envidio esa fácil disposición. Esto me lleva a pensar que en muchas ocasiones me ha faltado una necesaria flexibilidad. Ahora que todo se ha sedimentado comienzo a comprender, ¿es tarde ya? Es ese entender el paso del tiempo y el decaimiento de las edades. Sombras. Distingo la persona del personaje; se ilumina la pantalla y comienza el proceso de desconexión: el ordenador termina por apagarse. 1:28.

+ [Dos citas en relación (o no)] 1.- «El enorme éxito del que gozaron los poemas de Lamartine no puede explicarse sin esta ligazón estrecha entre una manera de decir y una manera de inscribirse carnalmente en el mundo» Dominique Maingueneau. 2.- «Cada día atribuyo menos valor a la inteligencia. Cada día me doy más cuenta de que sólo desde fuera de ella puede volver a captar el escritor algo de nuestras impresiones, es decir, alcanzar algo de sí mismo y de la materia única del arte. Lo que nos facilita la inteligencia con el nombre de pasado no es tal». Proust en Contra Sainte-Beuve.

+ Imagen: planos paralelos que no ofrencen nada más que luz y sombra; las flores como balizas de los años, la silueta de una ventana y el fulgor que tras ella palpita escriben en zig-zag la caligráfica rutina del acostarse, dormir y levantarse, la cena y el desayuno con el reloj digital que testifica esas horas de la noche y de la madrugada. Todo un mundo, o la nada.