sábado, 3 de junio de 2017

Ductus



+ [Ductus: cualidades de la escritura manual, básicamente: el trazo]

+ Dirección, secuencia, trazo. Así caminaba por las calles de Madrid. Y las miradas hacia ella resultaban inútiles. El día era hermoso en su limpieza, el sol, su reflejo en los cristales, la luz tan limpia, el cielo limpio. Su piel era transparente y sus pasos se elevaban sobre el pavimento. La observaban, la estudiaban y ella permanecía ajena. Un té, una pasta de coco, la mirada elevada de un bebé. Ni más, ni menos. Sólo ella.

+ [Encontrar dinero]. Encontrar dinero en un parking, un billete de 50 €, tomarlo y no pensar. Si hubiera estado alguien buscando algo, le preguntaría y si me dijese que había perdido un billete de 50 €, se lo hubiese dado. Pero no sucedió esto. Pronto lo gastamos. Un libro, unas tapas y unas cervezas. Una alegría doméstica y sensorial. En el espejo de la tarde se reflejan las vidas y las potencias del dinero. Me pliego y soy flexible. El dinero tiene poder, es el poder en sí, pero también es veneno y peligro. La ambivalencia se puede extender a la totalidad.

+ Me cuentan como alguien ha caído en la locura. Recuerdo sus esfuerzos por hacerse funcionario y la consecución del propósito. Recuerdo sus anhelos, las promesas y la alegría. Fue hace tiempo, cinco o seis años, quizá más. Se compró un coche, él y su novia compraron un piso, no sé: ¿tuvieron hijos? La vida se compone de sucesiones sin cortes abruptos, eso parece, pero no es así; no hay una regla, la regla es posterior. Se puede deducir y encontrar explicaciones, pero son unas explicaciones que nadie advierte en el momento. Como leer libros de historia, las razones siempre están en función del presente, en el momento resulta imposible atisbar ese fluido invisible y letal.

+ [La locura]. Comenzó a aprenderse teléfonos de memoria, a llevar a un extremo ridículo sus funciones y tareas: puntillismo, exigencia, mal humor. Cayó en el silencio y un día se derrumbó. El silencio siempre resulta ser sintomático, más tarde el loco se hunde en el aislamiento. Qué palabra, loco. Ahora está postrado en una cama, pero no estoy seguro de que esto sea cierto. Lo apunto y poco más. Loco es el substantivo que emplea quien me lo cuenta y yo pienso todo lo que yo he leído sobre el tema, la falta de consistencia del propio sustantivo. Pero, finalmente, lo recuerdo a él y trato de trazar su perfil, pero es un esbozo del pasado que carece de correlación en el presente. El pasado, el presente, la locura. Indicios nunca vi, pero si pienso un poco: su padre padeció depresiones y era un hombre bueno, pero inestable. La locura, el loco, su entorno y las explicaciones espontáneas que florecen en la hora del café, en el tránsito del ocio y de la nada. Yo no tengo que decir, repito, nada que decir.

+ El parte del tráfico en la radio dibuja un mundo total y extraño, aunque en un momento me dirija al trabajo en coche. Yo también. El dibujo de la carretera sobre el mapa, el color rojo de las nacionales, su abstracción, su desvanecimiento. Un día me detendré a pensar en todo esto y dispondré en un texto las sugerencia que recibo a diario, mis reflexiones y la pintura espuria de lo diario, que se eleva y alcanza el rango de explicación. Hoy no; hoy no, no tengo tiempo, debo coger el coche e ir al trabajo.


+ Imagen: Burela. Un alto en el camino, un paseo, tres fotos.