sábado, 27 de febrero de 2016
Las aproximaciones del día
+ En la reflexión sobre la ciudad se debate en asuntos menores, detalles trenzados con los mimbres de lo pequeño, lo insignificante, lo no visible [en un primer golpe de vista]. La gente que camina, su ropa y sus zapatos; los escaparates; aquello que ha sido tirado al suelo: envoltorios, colillas, papeles; la luz, los reflejos, las sombras; la línea de sombra que proyecta un edificio sobre el pavimento. Por ejemplo: en lo que nadie repara porque no merece la pena. La composición de esa idea traspasa los límites de lo que está dado. Se podría hablar de detritus cotidiano: bolsas de plástico, logotipos sin mucho valor, el marketing espontáneo de los vendedores, los mercados callejeros o los cafés sin un proyecto previo, fruto de lo que ha llegado, esa acumulación de decoraciones y ornamentos. La cerveza es un filtro, una minúscula inspiración. Allí está todo.
+ Alguien, célebre, escribe sobre la ciudad de Porto. Se percibe con claridad que es un texto de compromiso, hurtado al reposo, requerido por la prisa, donde gobierna la escritura un desconocimiento palpable. Sin embargo, sabemos que existe una ciudad que se esconde tras tópicos y piezas trabajadas durante años: esos resortes que el escritor maneja, que se conocen bien y que aportan poco. Un truco del que se conoce su armazón resulta tedioso y ya no es truco sino ortopedia. Cafés que se han visitado y no se corresponden con la percepción de ese que escribe, calles que son otras calles y no esas, el paisanaje que difiere con indiferencia. Es muy complejo abarcar en una página la totalidad de un viaje, de una aproximación, por eso siempre es preferible entregarse a esa pequeña calderilla a la que nadie presta atención. Ahora, yo, pasearía por la Rua de Santa Caterina, luego bajaría hasta a Avenida dos Aliados y me iría hacia Boa Vista, sin prisa, quizá algún café antes de llegar a Miguel Bombarda o así. Pero yo ya he estado muchas veces, lo visto todo y no he visto nada, lo sé todo y todo ignoro, y esa es mi consciencia plena. Calles, museos, bares, ebriedad y olvido, sobriedad y presencia. El amor, la amistad, las laberínticas y herméticas posibilidades que hemos rechazado. Sin embargo, la parquetematizacion de cualquier visón afecta a aquellos que rechazan ese molde: imposible escapar.
+ El parque temático nos acecha ya en el mismo momento de entrar en el aeropuerto: esa es la taquilla, la puerta de acceso.
+ Trato de ver la ciudad, hoy, como la vio Borges. Parece un regreso a una estética y es un regreso en sí, sin duta. Nunca han abandonado esta forma de ver, simplemente se ha replegado. Emerge de un libro comprado hace más de un año. El primer poema ya es una declaración: contra lo dado: "en el lugar de mi ceniza".
+ Volando, traduzco un fragmento de Michael Sheringham: "… la indeterminación es la llave para la libertad creativa".
+ Peregrinos que transitan en sus ultramodernos atuendos por los senderos que les conducen a Compostela. Sus gafas espejadas, sus impermeables flúor intenso, las zapatillas con cámara de aire o con gel amortiguador. Caminan satisfechos y disparan sus fotos digitales sin prestar atención al paisaje. Bastones telescópicos, brújulas virtuales, la localización automática o el teléfono asistido por satélite. Yo estoy al margen, yo soy una figura en el paisaje que se puede equipar al perro que ladra o al gato que caza, indiferente. Su misión es importante y el compromiso tan íntimo que se hace llama transparente, sólida lámina de diamante rasgado: el surrealismo es la contraseña, la vida vista en el detalle es lo paradójico. Romper con lo automático es desvirtuar el aburrimiento, lo cotidiano parece revestido, entonces, de brillo y valor. Sin precio es mejor. Continua, en el siglo XXI, el peregrino su caminar hacia su entraña de soberbia y finitud.
+ Leo a Borges, una vez más, en esta tarde sin lluvia, pero con el anuncio de tormentas y chaparrones; todo se puede leer en la nubes en las nubes. La poesía es una posibilidad hermética.
+ Imagen: el cielo de Madrid hace unos meses, la fotografía parece retocada, pero no ha sido retocada, es el color que en ese momento, un día de noviembre de 2015, adquirió el cielo de Madrid. Extraño y posible, las combinaciones con un punto menos que infinitas, o quizá ni eso.
sábado, 20 de febrero de 2016
Flecos
+ [La realidad y la ficción son caras de un mismo plano. Lo afirmo. Que por capilaridad se conecta la una con la otra y crean confusión, lo sostengo]. Se observa, en la primera hora de la mañana como los coches se dirigen hacia el puente y la música que suena en el nuestro transforma la rutina del desplazamiento en una postal multicolor con tintes futurista. Es una manera de construir una herramienta contra la reiteración y la abulia. Por eso tengo una preferencia indiscutible: las listas aleatorias, o la totalidad de la música en el reproductor. Diez mil canciones pueden con todo, o eso creen.
+ La acumulación de objetos (libros, cacharros, figuritas, por ejemplo) llevan a componer un paisaje de desorden y un autorretrato muy fiel. Demasiadas cosas se oponen a la finitud que lo gobierna todo. No es bueno tener muchas posesiones, decía algún monje budista, que en otro tiempo entretenía tardes de verano y lluviosas noches invernales. Una cabaña es suficiente, el alimento escaso y las posesiones mínimas, ni siquiera esa esponja para el baño. Es llegar a una casa y comenzar un análisis de los libros, los bibelots, lo cojines y la disposición de la prensa diaria [si hay]. Todo un retrato de sus habitantes. Pero por qué no comenzar por lo propio y particular.
+ Ondas do mar de Vigo. La nunca llega a ser violenta, pero tiene sus peligros. Nada está dado.
+ La casa estaba sumida en la oscuridad, del exterior llegaban los reflejos de la ciudad, las luces crispadas de la autopista, los neone violentos. Dejé que aquella oscuridad melancólica y persistiese. Llovía débilmente y un rumor de electrodomésticos y tráfico traían el sentido último de la ciudad. Libros, retratos de familia, títulos universitarios en sus antiguos marcos. Orlas, el vademécum, ceniceros sin uso, botellines de cerveza vacíos, la lejanía y el horizonte que la ciudad ofrecía a los pisos más altos. Todo era nostalgia y ejercicio de olvido. La insistencia en los recuerdos es un vicio como otro cualquiera.
`+ [Escenario expresionista en una noche extremadamente lluviosa]. Sobre un desmonte de eleva el triángulo que forma la coronación de una fachada, el único que se puede ver desde la carretera; hay una hiriente luz en la oscura y esponjosa noche. Llueve sin ritmo. Coches que bajan la cuesta, prudentes, lentos y brillantes como el charol del que se juega lo que ya no tiene. Libros, chocolate y café. En otro tiempo tendría un pequeño tesoro de cigarrillos, papel de fumar y hachís; hoy sólo es un recuerdo con el mismo valor de un sueño entrevisto: ninguno.
+ Imagen: cómo la niebla toma el bosque.
sábado, 13 de febrero de 2016
Detritus (I)
+ Entereza. Aguantar. Al mal tiempo, buena cara. Todo es opinión. Hay cúmulos de sentencias que nos ayudan a llevar con 'entereza' la carga de lo diario, sin saber que es lo diario, sin saber que en la realidad se esconde un mundo fascinante. Más allá, de la fantasía, la realidad ofrece tantas caras que son inabarcables.
+ Ha llegado la lluvia. Lluvia y niebla. Poco a poco se desvanece el paisaje, un difuminado sistema de bateas y barcos está próximo a desaparecer definitivamente. Como un chispazo, me viene a la memoria La muerte en Venecia: la película. La niebla es engañosa, pervierte la percepción. Los coches sólo son luces rojas que se alejan, luces amarillas que se aproximan. No hay colores, no hay formas. La muerte en Venecia pertenece a un momento significativo, hoy es un recuerdo complejo, muy difíicil reconstruirlo.
+ Lo recordado siempre es una elaboración creativa e interesada, conforme a unos objetivos discursivos. La retórica, la estrategia, la táctica. "Seamos pragmáticos", parecen recitar los cuervos que se alejan hacia los altos eucaliptos.
+ Parecen recitar los cuervos el Salmo 127.2 : "De nada sirve trabajar de sol a sol /y comer un pan ganado con dolor/ cuando Dios lo da a sus amigos mientras duermen"
+ El puente se transforma, la lluvia y la niebla: le otorgan otra vida. Los barcos emprenden su camino al centro de la ría. Llueve con fuerza. Observas esas hojas esparcidas por el asfalto, su textura es una posibilidad. Sedimentos, arterias, venas calcificadas. Las observas y no hay nada que añadir.
+ Hoy no dormiré y no es una promesa, ni un divertimento.
+ Imagen: madera bajo la lluvia.
sábado, 6 de febrero de 2016
Nuevas profesiones
+ La mañana se revela en estanques, esteros y pozas. A lo lejos, bajo las nubes, se eleva el dibujo de las montañas. Son las primeras horas de luz del día, pero es un día nuboso, cálido, sin lluvia. El verde se ha apagado y asoma como una negruzca pincelada, profunda: negra el borde, verde en su centro. El puente es el trazo nervioso entre la niebla, tirantes y líneas rectas que se desvanecen. Camina un perro por el arcén, las cunetas atesoran piedras y arenas plateadas, cae una columna de agua con fuerza. Hay música más allá de la ría. Y una vez más, pienso en la soledad, en la música que arropa el sueño. Los coches son autómatas, los conductores estelas de sueño y sombra, como si una mano invisible los impulsase en esa carrera hacia los trabajos y los jornales. Es insoslayable: toda esta actividad se torna absurda si se para uno a pensar, como el que van en bicicleta y piensa en el equilibrio: se cae al suelo.
+ Dos cuervos solitarios cruzan sobrevuelan los altos eucaliptos. Pienso en Odin y regreso a mi tarea. Pienso en todos los poemas que una y otra vez leí durante los últimos meses. Alguien, en una emisora de radio, reclama una voz solida de cultura y estudio, pues es la única posibilidad para la duda. No tengo dudas, tampoco respuestas ni certezas, hay un momento de conciencia en suspenso, la tranquilidad: sólo la tarea diaria, a cada momento lo suyo, sin prestar atención al anterior o al posterior. El día se desvanece sin pesadumbres. Otro comienza.
+ El tajo es la duda y la duda es el tajo, apunto en un papel que más tarde pierdo, pero ya no olvidaré la frase: carece de sentido, su interpretación se abre y se cierra como una flor venenosa.
+ [Visiones desde noche tardía sin sueños, ni pesadillas: un poema (im)posible para una cam-girl muy joven]. La cam-girl se queja de la soledad y los mirones le susurran que es hermosa, que es muy dulce y su voz destila inteligencia. Ella tiene una mirada triste y es más triste cuando empuña el dildo multicolor, de cristal o de acero: quién sabe. Los mirones susurran sus tontas consolaciones: sólo buscan ese espacio sexual entre el alivio y la prisa. Ella gana unas monedas, unos billetes y alguien piensa en ella, alguno que la amó en secreto y sin esperanza. La cam-girl es hermosa y muy joven, pero tiene conciencia de la textura vital que la maldice, que la hunde en una tristeza motivada y visible. Los mirones no tienen sensibilidad, sólo desean ver sus pequeños pechos, sentir su calor en el frío del cristal de la pantalla. Hoy sus sueños le hablaran de cuervos y tres elementos fundamentales: el ritmo, la transformación y el amor. Todavía una chispa de alegría la espera al despertarse. Sonidos que vuelan, cuervos que advierten del peligro: no te duermas porque ahí está acechando el engaño.
+ En el Casón del Buen Retiro reza una sentencia: Todo lo que no es tradición es plagio. No lo sabía y continuo perplejo: cuántas veces pasé por allí y nunca se me ocurrió leer lo que en el frontispicio está escrito. ¿Qué aporta, qué actualiza? Una certeza lejana que nos lleva a poemas sobre la guerra y la tristeza del mes de abril: el mes más triste. Pero basta ya de acertijos. Madrid es una esperanza de alegría en el horizonte. Pintura, paseos y el amor.
+ La coloración de la ría oscila entre un azul ultra titanio y el reflejo hiriente del mediodía, una luz deslumbrante que se estrella contra el agua, con un leve matiz verde. Los cuervos retoman el camino de regreso, todavía queda una hora y media de jornada laboral. La circunferencia se cierra.
+ Imagen: libros sobre pintura, libros de grandes dimensiones y portadas coloristas; libros que son objetos y su función está en otro lugar que no es la lectura, sino la contemplación o el ornamento. Como siempre, las posiblidades están extrañamente abiertas, para sorpresa de los creadores del momento. [Sic].
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