sábado, 1 de agosto de 2015
La ebriedad de lo real
+ Leo en estos días, a saltos, Cuaderno de vacaciones, de Luis Alberto de Cuenta. No es necesario decir que me gusta de una manera especial que se conecta con mi imaginario. Hay un hilo que conduce a la edad, al paso del tiempo, a la muerte: tal vez. La muerte es el tema de la poesía, me dicen y yo asiento, con su látigo: el tiempo. Esta temática acompaña el comienzo del día y el recogimiento de la jornada: una hélice, un contorno que se cierra sobre sí mismo como un lazo. Pero la elegancia y una alegría de vivir, la consecución de motivos para justificar el amanecer y la llegada de la noche hacen que todo adquiera sentido: el sentido del momento, el gobierno del dios del momento. Los cómics, la mitología escandinava, el cine negro y el rocánrol de los ochenta, en Madrid. Madrid, ese escenario: bien sentimental, bien novelesco. Qué bien entiendo ciertos paisajes y ciertos personajes. Amigos que nunca conoceré y que disfruto, tanto, de su compañía. Cierro Cuaderno de vacaciones y el sueño me acoge en su ámbito.
+ Veo a mi querido Herman Monster y, una vez más, me transmite una tranquilizante alegría. Cada día, en cada momento: exageradamente, certeramente. No es irónico: esta figura de plástico contiene en su materia ideas que afinan mi intuición y mi entender. La vida es teatro, parece que me dice con su maletín de hierro y su sonrisa franca, la disposición del hogar es un escenario, el bar o la plaza pública, el centro de trabajo o el calabozo. El veneno del sexo y el antídoto del amor, las muestras de entrega y la canción que se recuerda sin dificultad: mientras silba y sólo yo lo oigo: esa canción: Mercuriana [Radio Futura]. Así tomo esta cita: "… el mundo es parte luz y parte sombra / y yo soy parte fuerza y parte indecisión". Veo que la letra me definie, en cierto sentido. Pasan los días y se repite la plegaria: cuando llegue la noche que el sueño resguarde nuestro cuerpo sin más precio que un gramo de oscuridad y silencio. Y así, Herman me condecerá un buen dormir: con su apreciable/apreciada sonrisa.
+ Continúa la persecución de un tema. No es fácil. Hay evaporados surtidores: canciones, rizomas, estepas, pliegues, texturas o playas infinitas. La acumulación es el fundamento de una marea erótica: llega el silencio y se diluye el significado. Lo sacralizado palpita sobre la solida piedra de lo pagano, dice alguien en algún lugar y no lo contradigo: por pereza.
+ Cuadernos de dibujo, libretas de notas, hojas y folios que vuelan y se pierden. Notas, croquis, listas. En el centro, una impresión pasajera: el apunte del día.
+ Borrachos de realidad: el perfil de los amaneceres: la línea que forman los edificios, la música, los que regresan a casa, los que van al trabajo, luces, destellos, colecciones, agrupamientos, taxonomías. Toda promesa se escribe sobre hielo. Hand in glove, The Smiths. Es el momento de la canción y se celebra. Baudelaire guía el camino del noctámbulo, pero él no lo sabe: sus zapatillas cansadas, el vaquero tan rozado, la camiseta azul ceniza con letras negra: ilegibles, su pelo al viento y el cigarrillo irreverente. Es el amanecer que se imagina en la lejanía. Una mirada profunda y sostenida.
+ La historia de un hombre que en una fiesta, mientras sonaba la orquesta, quemó un billete de quinientos euros. El vértigo era su consigna. Los días eran beber sin parar y aprovechar sin descuidos los beneficios de la cocaína. Cerraban burdeles y compraba las misas del patrón. Una noche comprobó que ya no tenía nada: abruptamente. Su empresa de construcción había desaparecido, el banco le embargaba todo lo embargable, su mujer le abandonó y los ¿amigos? habían desaparecido. El que quemó el billete vaga por los arcenes y por los caminos, bebe el vino barato y amargo, [*noventa céntimos], que encuentra en la tienda-bar del pueblo de sus padres: donde vive en la casa de la que se avergonzó un día. Y el cartón de vino le permite continuar con su vida opaca y no tirarse al río: su apego a la vida es paradójico. Tras la puerta está tirado sobre un colchón húmedo y desfondado. El próximo mes cumplirá cuarenta y nueve. Poco más: es una de las muchas historias que la semana ha desgranado, la moraleja no tiene importancia, sólo el hecho de haber escuchado el relato y que ahora quede aquí su constancia. Borracheras de realidad, esperanza de anulación.
+Imagen: contra la gran pantalla, donde se refleja una hiperrealista imagen generada por ordenador. El recorte es el principio de la taxonomía: se prolonga el inicio.
