sábado, 8 de noviembre de 2014
Un año más tarde, Madrid (I) - [previous]
+ No era una causalidad, ni se podría hablar de inercia. Con todo, la librería se visita cada dos meses, cada dos meses y medio, tres meses: tal vez. La sección de poesía, el moderado aroma a vainilla, el crepitar, lejano, del tráfico. Novelas policiacas, ensayos de lingüística o biografías de filósofos [como guías en las nocturnidades y mapas para las iluminaciones, iluminaciones previas al sueño: aproximaciones y alejamientos de la mismidad]. Una historia imposible de la literatura universal o libros de cocina italiana para restaurantes fuera de Italia. La cocina italiana nunca falla, es la mejor del mundo, alguien musita a mis espaldas: ni siquiera le presto atención. Sin esperarlo, sin explicación, uno se da cuenta de que ya sólo compra/lee autores fallecidos: ¿es un signo o es un presentimiento? Sin indagar más, la vista regresa a la mesa de la poesía. Allí estaba el tomo de la poesía completa de Borges. Lo abrí en su justo medio [eso pensé yo y me equivocaba, pues era la página 613 de 642] y una suerte de retrato de Sherlock Holmes aguardaba mi lectura. Como una droga sutil, desveló particulares aspectos de una autobiografía temprana, sin alcanzar el arqueo final de la caja. Tan reciente está en la memoria Inglaterra [Bath, v. gr.] que el cotejo fue innecesario, aunque súbito. Se elevaron telones. La memoria como acto creativo alcanza la altura de las conversaciones con viejos amigos, donde se ha diluido el disfraz y el equivoco [=Madrid]. Con cincuenta años no se puede uno ocultar tras los engaños y las embocaduras, los libros ofrecen más que las palabras que contienen.
+ [Poco antes de comenzar a dormir]. Surge una conexión entre Maigret y Tintin. No es del todo imposible: la línea clara, el detalle, el gusto por la exactitud. Paisajes surcados por estilizadas carreteras, pueblos que bordean esa misma carretera más proximos a la perfección de la maqueta que al prosaismo de lo real, talleres mecánicos y su lírica de rótulos y herramientas y maquinaria, el atuendo, el trazo de la trama tan exactamente delineada como el dibujo está delineado con pulcritud. El sueño acoge placenteramente la idea, le da forma y se convierte en nota. La nota es este apunte. Transparente, el día es un regalo que contiene una cuestión compleja, de difícil escrutinio. Los enlaces que se establecen perduran y determinan la capacidad de evocar visiones, intuiciones apenas desveladas.
+ Poetas decimonónicos que atesoran un inquietante tono de sorpresa. En Madrid hay una conexion que se desliza desde Barajas hasta Atocha, allí persevera el ángel de la indignación.
+ Bécquer, Rosalía, Esprondeda. Una lista puede llegar a ser una vía para describir la realidad, para redibujarla. Detallar los intereses o las deserciones, los odios o las adhesiones, una contabilidad que aproxima lo exacto a lo verosímil. 10 canciones, 10 cuadros, 10 restaurantes, 10 poetas, 10 malditos. Meditadas o espontáneas, exhaustivas o exiguas, opacas o traslúcidas. Un grano de realidad que atraviesa velozmente el ámbito de lo cotidiano.
+ Prefiero disfrutar del paisaje que entenderlo. [4/11/14].
+ Imagen: [Londres, hace dos o tres semanas. Los fantasmas no se pueden resistir al encanto de las cámaras fotográficas: por ejemplo].
