sábado, 25 de octubre de 2014

[Octubre]




+ Sobre los tejados las nubes vuelan en su eternidad. El instante es el oro de nuestra vida. Hay una caligrafía en todas las estructuras que se revelan en esta mañana: edificios, sintagmas y personas: caminantes, dependientes pasivos y camareros lejanos y estrictos. La arquitectura, el paisajista, la trama urbana. Se puede hacer un seguimiento de los procesos, de la articulación, pero no hay tiempo. Hay una manera de disfrutar del momento que se basa en la confianza y la seguridad que otorgan los años compartidos [sé que tú me comprendes, añado sin dudar en esta hora]. Allí estábamos: ante el Crescent de Bath. Tanto tiempo empleado en imaginarlo para llegar allí y constatar que la escala lo es todo, que no sirven las reproducciones. Es un escenario donde la memoria ha encontrado posibilidades. En un tiempo fue objeto de estudio, más tarde fue la curiosidad quién ocupó ese lugar. La fisicidad incrementa las certezas. Anochece y el césped y los árboles y la luz y sus matices y modulaciones lo son todo dado y todo lo que atesoramos para el futuro. Poco antes de morir recordó con precisión aquellos momentos, leí en los ojos del hombre que esperaba para subir al autobús que nos conduciría a Londres.

+ Librerías y salas de exposiciones. Trenes en la ultra-velocidad, bolsos de plástico y acero, zapatos de plástico, los pasos simétricos, la noche, luces verdes, limones, jardines, puentes sin apoyos, las centrales eléctricas y su evolución, su transformación, guías para acceder al corazón de los textos: su elaboración y su estructura, una momia en un museo, habitáculos para poetas, senderos en los bosques, moda y ropa de segunda mano, pipas y boquillas, el humo es el color de la ciudad [a esta hora]. Las exposiciones iluminan todo el viaje, las librerías recogen el cambio que opera en la visión, la velocidad lo es todo.

+ Teléfonos y belleza. Las mujeres se maquillan en el metro y suena un despertador [en otro compartimento]. Son aceleradas transformaciones. Ella es guapa y joven, viste de negro y tiene un tatuaje en la pierna con un nombre: se transparenta bajo las medias negras, es una letra de niño y se lee, sin dificultad: Michelangelo. Ha amanecido y los versos Borges establecen la cartografía del territorio, es éste nuestro deseo.

+ 14 "¿Es un imperio / esa luz que se apaga / o una luciérnaga?" 17 Haikus, Borges.

+ Escritores intemporales, clásicos que se aparecen en el camino. Los aviones son recintos donde el tiempo se suspende: es posible la estructuración de pensamientos muy próximos a la comprensión de la muerte, sin llegar a rozar la certeza de la propia muerte. Allí está el centro de las respuestas: sólo es un espejismo producto de la altura, la presión artificial y la voz acompasada de las azafatas. Aeromozas. Viento interno, la música de las cajas de ritmo, lo secuencial, lo reiterativo. Avanzan por el pasillo entre maquillaje y colores imposibles. Cada cosa que hago está resumida en esta libreta: una línea roja que atraviesa en diagonal una página. El rey de la noche ha abdicado, el alcohol ya no le interesa. Viajes que comienzan en Londres y terminan en Bath, porque hay una posibilidad literaria, porque las novelas contienen certezas y laberintos que, una vez superados, otorgan verdad y suficiencia. La lucha diaria contra la áspera textura del tiempo.

+ […pensaré hoy, antes de dormir, en la calles, en la última hora del día y en el regreso a Londres]

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+ Imagen: entrada en Londres, en las primeras horas de la noche: M-4

sábado, 18 de octubre de 2014

Factum




+ Dos libros en la recámara. Ambos tienen el mismo título: Sobre la fotografía. Uno de Susan Sontag, el otro de Walter Benjamin. La fotografía como testigo, como parte del diario, de autobiografía. ¿Es una maquinaria o un atlas de geografía: física y política: el cuerpo y el (alma-mente)?

+ Quinta acepción de recámara, en el DRAE: sitio en el interior de una mina, destinado a contener explosivos. Me interesa: el interior de la mina, sin luz, con el explosivo en toda su potencialidad. Hay una simetría con el fondo oscuro de la propia cámara de fotos. Todo ha cambiado mucho: de la película a los pixeles. De la química a a la electrónica. Sin nostalgia, el viento de los días y los años no puede hurtar la capacidad del momento, su eterna presencia.

+ Son las tres de la madrugada y acompaño a L. a su casa, después de una cena de amigos que celebramos anualmente. Hablamos de viajes y de las relaciones personales. Del amor, del desamor, del olvido. Es agradable escucharla en el silencio de la noche de un viernes. Nos despedíamos con dos besos, me doy la vuelta y veo como abre la puerta del portal. Pongo mis auriculares y vuelve a sonar Pulp: se eleva un telón y se muestra un futuro en el que habito [sin llegar a soñarlo, sin presentirlo]. Lo diario, lo cotidiano es el fuego y el agua y la tierra y el aire. Allí está: el camión que descarga la mercancía, sus luces, sus pilotos, el azul de una señal que recoge en su reflejo la luz verde que parpadea. Poemas que se recuerdan: Juan Ramón Jiménez. Una pareja camina sin prisa, él lleva, en el corazón de la noche, gafas de  ahumadas, fuma un cigarrillo electrónico: una gruesa columna de humo azulado se eleva con misterio, el misterio que la noche regala sin pedir nada a cambio. Hay decoraciones en el pavimento: bancos, baldosas en zig-zag, farolas de metales extremadamente brillantes, barandillas estilizadas, plantas domésticas o post-modernas. No es preciso comprender nada. ¿Libertad o determinismo?, la música ofrece vías paralelas a lo dado. Un coche se desliza suavemente, sin estridencias, hacia la ría. Se desliza como una pastilla de jabón por una superficie cerámica encharcada. Qué ligero, qué elegante. No pienso, esa es la tarea: la contemplación.


+ [Compro]: dos novelas de Simenon; 1. La taberna del puerto / 2. El caso Saint-Fiacre. Cada una 0,50 €.

+ Una coincidencia para la amistad. Los nombres de las ciudades contienen promesas que enraizan en lo biográfico. Es un sugerencia que germina y se eleva sobre el nivel terrestre de lo común, de lo plano. Yo sitúo el nombre de Cuenca en la patria imaginaria de mi reino. Un día coincido con una alguien y también para esa persona Cuenca es una referencia en un imaginario por construir. ¿Es realmente una coincidencia?

+ La voz de Iggy Pop resuena en los altavoces: Radio6. Es su programa semanal sobre canciones alemanas. Un preámbulo. Helicópteros, torres iluminadas, luces rojas, cerveza, humo veneciano, sentencias, un tres por cuatro, el taxi negro que cruza la estrecha calle a gran velocidad, escaleras mecánicas que descienden al infierno doméstico.

+ Imagen: los post-it(s) que han sido empleados para limpiar el depósito de la pluma: el uso de la pasiva es totalmente intencionado.

sábado, 11 de octubre de 2014

Ficciones




+ La canción de Oasis suena en el filo de la mañana, de camino al trabajo. Himnos, un himno sin patria. ¿La clase trabajadora? La certeza de la finitud debe ser celebrada. Deliberadamente, el volumen es alto. Los coches avanzan con lentitud, sus pilotos rojos acumulan en sí una extraña poesía de velocidad post-moderna. Las crestas de los montes se confunden con la profundidad de la noche. Oasis rasga ese triunfo de la muerte. Nubes negras, bosques de humo y viento. Las autocaravanas son la prueba de la posibilidad de otra vida: es un pensamiento sin sentido que subraya lo paradójico del camino al trabajo, de mi camino, del momento posterior al sueño. Todavía no he entrado totalmente en la vigilia. Hay una totalidad que reclama los accesorios y los ornamentos vitales. Poco a poco, el personaje se va componiendo.

+ Y dice la canción de Oasis que después de buscar sólo encontró cigarrillos y alcohol: I was looking for some action / But all I found was cigarettes and alcohol. Disiento. Como si contra el tedio no hubiese otra receta. Difiero de la letra, pero la música tiene una potencia que conjura el tacto frío y oscuro de la mañana. Todo está en el interior de la persona y es la persona la que tiene la tarea de variar la percepción y alcanzar la plenitud, ni los cigarrillos ni alcohol podrán realizar esta tarea: lo contrario es una subterránea y venenosa compasión que rebaja la única libertad: nuestro interior soberano.

+ Los cuervos se han convertido en el último año en un animal recurrente. ¿Son ya un emblema en la mitología portátil que se construye en el transcurso de lo cotidiano? Se muestran en parejas y aparecen en su vuelo enseñanzas ocultas. Nadie lo sabe, nadie lo podría explicar. La reflexión inicial sobre la presencia de los cuervos durante el último año se unió misteriosamente al recuerdo de Joan Brossa. La magia poética, la ausencia de fronteras en el ámbito de la expresión, un universo sencillo y contundente. Es cierto que ese recuerdo es paralelo a personas que habitaron noches y amaneceres en mi compañía y hoy son extraños a los que se les saluda por la calle, sin convencimiento. Los cuervos continúan graznando. El poema tiene muchas concreciones, las canciones o los gestos, el teatro o un sencillo dibujo en la pared del cementerio.

+ Oí como le explicaba a su hija el significado de la palabra democracia. Lo hizo con elegancia y sin darse importancia. Una explicación neutra y bien dirigida. Demos en griego es pueblo, dijo. Fue conmovedor, había una expresividad noble y auténtica. No es agradable que la gente hable a los niños con un lenguaje estúpido, falsamente sencillo, almibarado, mientras imita una supuesta manera infantil que no existe, salvo en la cabeza de la gente estúpida: los niños no hablan así. Dirigirse a los niños con respeto es una marca de elegancia de espíritu. La tarde-noche de un domingo puede llegar a ofrecer esos placeres: lo efímero es un dios generoso y arbitrario. En los paseos de la provincia que anteceden a la jornada laboral del lunes hay fósiles ocultos que  desvelan vidas y generaciones, muestran sus secretos, sus triunfos y sus fracasos. Hay que oír y ver, no se debe nadar contracorriente.

+ [7. 'Mi padre, mi madre y cuatro de mis hermanos fueron sorprendidos por el viento sobre las ondas; las olas chocaron con violencia contra los bordos']: recibida una antología de Luis Alberto de Cuenca en la que figuran muy detalladamente motivos y antecedentes, notas y explicaciones y poemas a los que remiten los poemas del poeta [escogido]. La edición es de Javier Letrán, que es profesor de literatura contemporánea en la Universidad de Saint Andrews, en Escocia. Recojo este versículo del Primer poema de Gudruna, la hechicera en la batalla. Me acompañó durante toda la semana, en el viaje hacia el trabajo, la música se ve favorecida por su influencia.

+ Apago el aparato de música del coche y disfruto del sonido hueco del motor. El ruido es expresión, modelos musicales sin cuadricular, volumen y seca sensación en bruto. Durante el día este rumor me entrega su secreto, pero desconozco el lenguaje, sólo llego a un vago balbuceo de insinuaciones. Amanece.


+ Imagen: la mano o el llamador, el rojo es un perfume o una invitación; [sin desvelar las soluciones queda en el aire lo posible].

sábado, 4 de octubre de 2014

Apariencia y enseñanza


+ Alguien dice: "Una seda fina no es apropiada para envolver el manuscrito, porque se deteriora fácilmente". A lo que Toma [poeta amigo de Kenko, monje Yodo, que murió en 1372] añade: "Es precisamente cuando la cubierta de seda se ha deshilachado por arriba y por abajo, y cuando el nácar se ha desprendido del rollo, cuando se puede decir que un pergamino es bello". [82, Ocurrencias de un ocioso, Kenko Yodhida].

+ Los vimos en la calle, contrapuestos y extraños. Sus figuras son disimiles y complementarias. Ahí está el centro, en su asimetría. Le pregunta si tiene humor, humor negro. ¿Todo enunciado implica dos lecturas? En este caso no era posible establecer un contexto, ya que lo oído se desvanecía. Las historias de la provincia suelen tener un poso moral, una enseñanza, una moraleja. Tratar de desvelarlas es un error, pues la solución envenena la alegría. Qué lejos queda todo, qué transición hacia el olvido. Las tempranas estrellas de septiembre se detienen por un momento y se adivina la enseñanza, pero no se desvela.

+ 'Jaguar': Hay automóviles que tienen espíritu. Las palabras solidas se unen a los objetos sólidos, se adivina en el resplandor de la mañana. Lo vi llegar despacio, con seguridad y con el brillo de lo caro, fue el miércoles. Era un Jaguar verde, con el metal como estaño brillante, con edad pero con apresto. Los asientos eran de un marrón casi rojo y el volante de azabache o laca o ébano bruñido. El conductor me pareció elegantísimo y cuando se dirigió a mí me hizo suponer mundos plenos de buen gusto y de dinero bien gastado, sin mucho alarde: culto, preocupado por su atuendo sin caer en lo obvio y llamativo, dedicado a vinos caros y escasos o a el estudio de una geometría de los instrumentos musicales, quizá una ebanistería en los ratos de ocio, quizá maquetas de veleros y una profesión relacionada con las antigüedades o una cátedra de filología. Le indiqué la dirección que me solicitó. Vi como se aleja, como hacía la glorieta y como, en sentido contrario, regresaba. Aparcó, bajó del coche y se dirigió hacia mí, una vez más. Era otra persona ya. Aquella pátina había desaparecido. El traje beis le quedaba grande y la corbata era vieja y de mala calidad, llevaba un sombrero de piel negra, muy baqueteado. Su sonrisa era vulgar y sus ojos inquietos y pequeños. Se había desvanecido el sueño y el coche yacía aparcado junto a dos utilitarios. Un coche más. Enseñanza: rechazar todo aquel brillo que no proviene del interior. Se puede mejorar: rechazar todo brillo.

+ Las paredes están pintadas de gris, un esmalte antiguo y cristalizado. Es un largo pasillo, sobre él, la luz de la mañana arroja abstracciones y figuras: como las nubes, admiten una interpretación más próxima a la sugerencia que a su propia naturaleza: lo casual sin interpretaciones, un vacío, o ni eso. La decepción se parece a esas imágenes, el fracaso es interior, es una construcción a la que se le da un valor del que carece. El error se hace firme, pero siempre es posible alejarse de él y establecer una dirección nueva. Las seis menos diez de la mañana contienen todo lo esperado: la respiración acompasada y la tranquilidad. El silencio eleva el momento y establece olvidos y jerarquías.

+ He vuelto a ver a los cuervos sobre la ría. Se recortan contra un cielo de comienzos de octubre: limpio y exacto. Se elevan como si contuviesen un mensaje, como los cuervos de Odin que atesoran lo visto y lo oído para luego ser relatado. Su figura me hace sentir una conexión que tiene más de medicina que de divagación. Su presencia me acompaña durante todo el día. A esto se debería unir una cierta querencia por lo efímero, lo incompleto, lo fraccionario. Se pone en duda el aliento racional y una aleatoria vacuidad retorna.


+ Imagen [azulejos verdes en Vilanova de Cerveira a medio día, como la caligrafía, como la pintura que se ha engrandecido con el paso del tiempo].