sábado, 11 de octubre de 2014

Ficciones




+ La canción de Oasis suena en el filo de la mañana, de camino al trabajo. Himnos, un himno sin patria. ¿La clase trabajadora? La certeza de la finitud debe ser celebrada. Deliberadamente, el volumen es alto. Los coches avanzan con lentitud, sus pilotos rojos acumulan en sí una extraña poesía de velocidad post-moderna. Las crestas de los montes se confunden con la profundidad de la noche. Oasis rasga ese triunfo de la muerte. Nubes negras, bosques de humo y viento. Las autocaravanas son la prueba de la posibilidad de otra vida: es un pensamiento sin sentido que subraya lo paradójico del camino al trabajo, de mi camino, del momento posterior al sueño. Todavía no he entrado totalmente en la vigilia. Hay una totalidad que reclama los accesorios y los ornamentos vitales. Poco a poco, el personaje se va componiendo.

+ Y dice la canción de Oasis que después de buscar sólo encontró cigarrillos y alcohol: I was looking for some action / But all I found was cigarettes and alcohol. Disiento. Como si contra el tedio no hubiese otra receta. Difiero de la letra, pero la música tiene una potencia que conjura el tacto frío y oscuro de la mañana. Todo está en el interior de la persona y es la persona la que tiene la tarea de variar la percepción y alcanzar la plenitud, ni los cigarrillos ni alcohol podrán realizar esta tarea: lo contrario es una subterránea y venenosa compasión que rebaja la única libertad: nuestro interior soberano.

+ Los cuervos se han convertido en el último año en un animal recurrente. ¿Son ya un emblema en la mitología portátil que se construye en el transcurso de lo cotidiano? Se muestran en parejas y aparecen en su vuelo enseñanzas ocultas. Nadie lo sabe, nadie lo podría explicar. La reflexión inicial sobre la presencia de los cuervos durante el último año se unió misteriosamente al recuerdo de Joan Brossa. La magia poética, la ausencia de fronteras en el ámbito de la expresión, un universo sencillo y contundente. Es cierto que ese recuerdo es paralelo a personas que habitaron noches y amaneceres en mi compañía y hoy son extraños a los que se les saluda por la calle, sin convencimiento. Los cuervos continúan graznando. El poema tiene muchas concreciones, las canciones o los gestos, el teatro o un sencillo dibujo en la pared del cementerio.

+ Oí como le explicaba a su hija el significado de la palabra democracia. Lo hizo con elegancia y sin darse importancia. Una explicación neutra y bien dirigida. Demos en griego es pueblo, dijo. Fue conmovedor, había una expresividad noble y auténtica. No es agradable que la gente hable a los niños con un lenguaje estúpido, falsamente sencillo, almibarado, mientras imita una supuesta manera infantil que no existe, salvo en la cabeza de la gente estúpida: los niños no hablan así. Dirigirse a los niños con respeto es una marca de elegancia de espíritu. La tarde-noche de un domingo puede llegar a ofrecer esos placeres: lo efímero es un dios generoso y arbitrario. En los paseos de la provincia que anteceden a la jornada laboral del lunes hay fósiles ocultos que  desvelan vidas y generaciones, muestran sus secretos, sus triunfos y sus fracasos. Hay que oír y ver, no se debe nadar contracorriente.

+ [7. 'Mi padre, mi madre y cuatro de mis hermanos fueron sorprendidos por el viento sobre las ondas; las olas chocaron con violencia contra los bordos']: recibida una antología de Luis Alberto de Cuenca en la que figuran muy detalladamente motivos y antecedentes, notas y explicaciones y poemas a los que remiten los poemas del poeta [escogido]. La edición es de Javier Letrán, que es profesor de literatura contemporánea en la Universidad de Saint Andrews, en Escocia. Recojo este versículo del Primer poema de Gudruna, la hechicera en la batalla. Me acompañó durante toda la semana, en el viaje hacia el trabajo, la música se ve favorecida por su influencia.

+ Apago el aparato de música del coche y disfruto del sonido hueco del motor. El ruido es expresión, modelos musicales sin cuadricular, volumen y seca sensación en bruto. Durante el día este rumor me entrega su secreto, pero desconozco el lenguaje, sólo llego a un vago balbuceo de insinuaciones. Amanece.


+ Imagen: la mano o el llamador, el rojo es un perfume o una invitación; [sin desvelar las soluciones queda en el aire lo posible].