sábado, 12 de abril de 2014
El original y la copia.
+ En algún lugar aparece una noticia sobre una ciudad erigida en el desierto. No han sido necesarios treinta años para su construcción. La ciudad se confunde con un decorado futurista. ¿O es en sí un decorado futurista? Difícil elección. La foto del arquitecto: tras él una maqueta donde se puede ver incrustrada en una trama ortogonal la torre Eiffel y otros edificios significativos de una Europa desconcertada y decadente. Las Vegas es su correlato, tal vez: Venecia es un parque temático. El aspecto del arquitecto es neutro , un atuendo pulcro y discreto, la mirada firme, severa, profética, bíblica. La misma maqueta será una maqueta en una relación 1:1, se desprende de sus palabras. Círculos concéntricos. Lujosas tiendas e imposibles recepciones de hoteles, coches de dos millones de dólares, aviones afilados que se recortan contra las dunas. Un mar muy azul, tan azul. Todo es real, oscilante, fugaz. La publicidad sostiene el andamiaje de la revista y el punto absurdo se ve resaltado por la música que, delicuescente, llega de la radio. Ficciones.
+ El acceso es a través de un sendero estrecho. Los árboles tamizan la luz, el silencio apenas se ve rasgado por los cantos de los pájaros: lejanos y sincopados. En el fondo del valle está el bosque. No es fácil llegar, se necesita caminar durante varias horas y, una vez allí, hay que vadear un riachuelo y subir cuatro o cinco peñas. En el centro del bosque la luz apenas llega, es una atmósfera gris y sutil: la tierra, las piedras, algunos helechos, dispersos y transparentes [verdes en el olvido, verdes en el presente]. ¿Se puede reproducir el momento? Una cierva atraviesa el claro. Es una exhalación, suficiente para establecer una imagen más allá de la poesía, más real que lo visto en los teatros, en los cafés, en las plazas. Permanente, perenne, eterna. ¿Hay alguna posibilidad de capturar el momento?
+ Marco Aurelio, Meditaciones: "… demasiado cabe en convertirse en un hombre divino y no ser conocido por nadie".
+ El contraste entre el original y la copia es obvio. Un instante de incertidumbre: la incertidumbre que se siente ante la figura de cera. Todo coincide, pero hay algo que falta. Basta con ver un animal muerto, ¿qué está ausente, dónde se ha ido ese algo? Lo paradójico es la medida.
+ La isla de los muertos. Sergei Rachmaninov. Música para la conducción. El deber de centrarse en la conducción. La obligación de estar en cada momento en ese momento, ni en el pasado, ni en el futuro. Se deslizan las notas por la geometría del automóvil, no es gratuita la sensación de plenitud. El paisaje es un misterio: no consiste en avanzar, en tratar de averiguar los significados ocultos en la disposición de los árboles, [no hay significados ocultos]. El coche se desliza por la carretera con flexible fluidez. En la desembocadura del río se encuentra La isla de los muertos. Los remos se sumergen en el agua acompasadamente. El día muere no es una metáfora. Ahí está el centro del universo. Carece de importancia.
+ [Ilustración: foto de unas pegatinas estampadas en una puerta, Spitalfields - Londres, octubre del 2013].
