sábado, 26 de abril de 2025

¿Por qué David Hockney?


+ [Introito] En primer lugar, la decisión ha sido un tanto el estallido de una tormenta, inesperada, pero previsible. No estamos ante un oxímoron. En un momento, durante la Semana Santa, me pareció que la posibilidad de visitar la exposición en París David Hockney 25 no resultaba descabellada. El veneno había comenzado a hacer su trabajo. Esquemas, hojas de cálculo, días de vacaciones, vuelos, estancias, desplazamientos hasta Oporto, (etc.). Ya sabía yo que no habría escapatoria. Iríamos a Paris para ver la exposición. Pero todo venía de antes, llegaba desde que mi padre falleció. Desde que la madre de J. falleció. Este zumbido que se esparce por lo cotidiano solo se puede solventar con gotas de un cierto gusto por lo cosmopolita frente al nacionalismo y se traduce en la reducción a lo manejable, a lo propio, frente a lo identitario. Ahora la ciudad, París, el pintor, la programada visita al Louvre, a vuelo de pájaro, me ofrecen una mismidad: ahora soy yo frente al tiempo y no me asusto. No tengo miedo, tampoco esperanza. Esa tormenta se desliza con violencia, pero solo soy un espectador, el que observa y se detiene en París para conversar con aquella pintura que me subyugó hace ya tantos años. Hoy mi padre revive en el gesto. 


+ Se nos ha muerto Monito y ha dejado un extraño vacío en nuestra casa. Monito era un gato. ¿Puede un gato dejar un vacío? No lo sé, pero a mí me ha desvelado, de una manera misteriosa, la crudeza del vacío en sí mismo. Este punto se enlaza el título de la entrada, pues el viaje a París se programó cuando Monito todavía estaba con nosotros. El viaje a París, a la exposición de David Hockney, es una celebración de la vida y la empresa inútil de oponerse a la cruda realidad del vacío. ¿Nihilismo? El nihilismo me vacuna, transforma el sinsentido en la necesidad de dar sentido. La muerte de Monito es un aprendizaje, la pintura de David Hockney otro. En este último estadio descanso.


+ En los días, en las noches y en la muerte de Monito hubo poesía, música y aliento. Todavía vibra su silueta. Todavía resuena su voz quebrada.


+ Termino otra libreta de dibujo, mis humildes dibujos. Humildes y satisfactorios. Se aproximan a una terapia. Me funciona esta rutina. Esto también se relaciona con D.H. El placer del dibujo, su traducción en el detalle y la observación. Me acerca a otros recodos, el tiempo se detiene y no necesito precisar razones. Los motivos son la propia inspiración, el trazo y el color. Nada más por hoy.


+ Imagen: fragmento de un cuadro del que no recuerdo el nombre ni el autor. En este paisaje también había una idea de viaje. Hoy es otra. Ambas pertenecen a la misma familia. Esa recorte conserva su aliento.

sábado, 19 de abril de 2025

2025

 


+ A veces, no pocas, trabajamos contra nuestro pasado. Una lucha por rehacer el relato, bien ocultando hechos, bien desmontando y reelaborando la narración de aquellos días. Lo observo con frecuencia en las declaraciones de diversos actores de lo público [políticos, escritores, actores, periodistas…], pero, también, en el ámbito de lo cotidiano. Finalmente, nunca sabremos con qué versión o elaboración nos quedaremos, pero, siempre, esta se ligará al presente y su característica caducidad. Hablamos sobre los otros y al hablar los construimos. Pensamos en nuestro pasado y requiere este pensamiento un núcleo o principio rector, algo que se instala en el presente y desde este punto explica esa totalidad que somos. Ayer en Santiago C., E. y yo elaboramos un relato sobre los últimos años de mi padre. Un relato que solo vale para nosotros tres valer, pero ni es ambiguo ni es falso, sino que se liga a lo efímero y nos resulta útil para explicar a mi padre y para explicarnos a nosotros mismos. Queda, finalmente, ese olvido de lo malo y la persistencia de lo positivo. Nada más, nada menos. Hemos perdona a los que le hicieron daño, por acción o por omisión, por estupidez o descuido. Así, como homenaje a la memoria, le entregué a E. unos papeles que fueron de mi padre: un tesoro que no admite ni el intercambio ni el dinero. Por eso en lugar de trabajar en contra de nuestro pasado, lo construimos amablemente, en armonía y sin distorsiones. Útil para nosotros, útil para mí.


+ 2025: la cifra tiene una evidente falta de simetría. No creo que los número escondan mensajes, aunque juegue con esa posibilidad. Hoy dormía y soñaba, no sé quién era mi interlocutor o interlocutora, pero hablábamos de novelas y yo ponderaba a Vargas-Llosa, en concreto: Conversación en la Catedral, así afirmaba que me gustaría volver a leerla o que formaba parte de un plan de despedida [de la vida] donde se acumulan lecturas que han resultado importantes (El Quijote, La Celestina, La Regenta….).Todo bien. Desperté y consulté el teléfono: Vargas-Llosa había muerto. Nada. ¿Qué pensar? Vuelvo a la numerología y me digo: no hay conexión alguna, pero nos gusta pensar que sí, que entre el sueño y la luctuosa noticia se produjo una conexión. No, no hay más conexiones que las que nosotros queramos establecer.


+ Algunas cosas de los Tratados de armonía de A. Colinas. Los breves textos invitan al sosiego, un sosiego que llega de lejos, de otros mundos de la memoria. Recuerdo la tierra de mi padre y veo brillantes reflejos en la prosa del poeta berciano. Paisaje, ritmo, ese culturalismo que se cierne, también, sobre mí. ¿Conexiones? Intencionadas conexiones.


+ Abjuré del buen gusto.  How to live in style? But no. Sentencia del tiempo, cómo se distribuye el olvido, cómo selectivamente escogemos lo conveniente y desechamos las pesadas cargas que tanto daño nos han hecho. El estilo se presenta como un lastre, porque ahora entiendo que esto debe ser natural y nunca una construcción. La reflexión tiene más de tratado moral que de libro de estilo o manual estético, se trata de encontrar las razones íntimas, donde se decide entre el bien y el mal, que impulsan a cometer actos infames en contra de lo adecuado al momento, que, a veces, implica, el sacrificio de ese estilo. Cómo vivir con estilo, la respuesta: con fluida indiferencia y sin prestar atención, precisamente, al estilo mismo.


+ La muerte de Vargas-Llosa establece otro límite.


+ Imagen: la falta de substancia.

sábado, 12 de abril de 2025

El triste tiempo

 


+ “... tocando / el triste tiempo…”, fragmento que tomo del autógrafo de La dama boba [Lope, 1613].


+ Tras la muerte hay un ritual de limpieza en donde las pertenencias del difunto pasan a otras manos. La disgregación de los objetos es un tránsito más hacia el olvido. Una vez muerto, poco importa. Cuando uno está vivo piensa en ello y esa reflexión marca una distancia. Una distancia necesaria. Todo lo que poseemos es materia de mercadillo, todo lo nuestro desemboca en el rastro. Nada queda. Así, nuestro recuerdo se desvanecerá. Parece que algunos perduran, los reyes, por ejemplo, pero también ellos se verán disueltos en la nada. Esa disolución, tan clara en las posesiones, se opone al presente, que realmente es lo único que tenemos porque es él, el presente, quien nos tiene a nosotros.


+ Regalé dos guitarras. Me quedan otras dos. Seguirán el mismo camino. Cuatro guitarras, un olvido. Poco más.


+ Otros tiempos que no regresarán. Ha pasado. Leí poemas que nada me decían y, años atrás, me habían sorprendido: he envejecido y una extraña claridad lo invade todo. ¿Cinismo, nihilismo, la luz que traspasa el cristal? Sin preguntas, sin respuestas.


+ He comprado La dama boba por apenas dos euros cincuenta. No esconde ningún mensaje, sino un proyecto: el ahorro permanente. 


+ Imagen: una simetría que alberga una leve ruptura.

sábado, 5 de abril de 2025

In fieri [en formación]



+ La selección que elimina lo superfluo es una forma de arte, donde el núcleo brilla en detrimento de todo lo accesorio. O más que arte, deberíamos hablar de técnica artística.La fotografía es selección para establecer lo principal y desechar lo accesorio, un ejercicio que tiende a la abstracción. Esta nota viene del debate sobre los límites del arte que durante esta semana ha tenido lugar. ¿Hay límites? Sí, a los que la pacífica convivencia obliga. Pensar que hay algo divino en lo artístico tiende a cerrar las posibilidades del arte mismo y ese punto donde el creador se superpone a la vida misma cae en el abismo del error. Por esto, la selección se convierte en el primer requisito, en lo formal y en lo temático.


+ La palabra, Romanticismo.


+ Tan poco está mal saber qué es ficción y que no es ficción, qué es novela y que no es novela.


+ Una manía: escribir en verde. En algún lugar leí que esto lo hacía Neruda, pero esta noticia me llegó posteriormente  a mi decisión de que ciertas cosas las habría de escribir en verde. Las manías tienen su punto necesario siempre y cuando estemos dispuestos a desprendernos de ellas al menor cambio. Sea.


+ Recordando a mi padre y escuchando a Antonio Colinas, he regresado al lobo, un animal mitológico de la infancia sobre el que no he pensado demasiado pero siempre ha estado ahí. Un nexo y un vínculo con la infancia y ciertos paisajes. Los paisajes y sus símbolos resuelven temores y dudas sin necesidad de palabras. Y pienso, ahora, que debería volver a aquellas tierras, ya sin mi padre. Tierras entre León, Zamora, León y Orense. Presiento el viaje, lo planifico y es el proyecto, en sí, el viaje mismo. Mientras sigue el vídeo de Antonio Colinas, que me acerca a los paisajes que compartí con mi padre, en la senda de un tiempo que ya no será nunca más. 


+ Imagen: desdibujada, la noche, en el regreso a casa.