sábado, 25 de enero de 2025

Sin indicaciones (25)

 



Bombástico: [Del ingl. bombastic, de bombast 'algodón de enguatar'.] 1. Dicho del lenguaje: Hinchado, campanudo o grandilocuente, sobre todo cuando la ocasión no lo justifica. (DRAE)


+ Llueve. Reitero mi queja: llueve. La determinación de la lluvia resulta ejemplar. Sin voluntad y con insistente presencia.


+ El archivo no tiene intención, al contrario que la biblioteca. La biblioteca es una conjunto de elementos intencionales, declarativos, funcionales. Mientras, el archivo es una acumulación con orden, pero sin propósito. Archivar es almacenar. En este juego de espejos, reflejos y simetrías, encuentro respuestas a preguntas que no he formulado. Luego viene el sistema que establece categorías y muestra los hallazgos, los hallazgos carecen de intención y esta falta de intención aporta una solida presencia. Gabinetes de curiosidades que se transformaron en museos, museos que giraron y se convirtieron en excusas para la narración, la narración que se diluye y cae en el olvido. El archivo, hoy me visita, hoy se instala en lo cotidiano y yo no rehuyo su invitación. En mi trabajo archivo lo que ya no tiene uso y, por una extraña prevención, se deposita. Yo soy el guardián de ese olvido.


+ Hablamos de personas, sus intereses y sus derrotas, el amor y la pasión, la imposibilidad de llegar a un punto y el saber retirarse a tiempo. Tal vez se trate de eso, de la falta de ambición. No hay secretos para vivir, tampoco recetas. Escucho una hermosa guitarra que desgrana algo de Isaac Albéniz [me identifico con una idea de España que se desprende de las notas, de la reverberación de las cuerdas, el tacto de la madera]. Volvemos sobre el tema del amor y la traición, la lírica romántica que se transmite en todo eso: el amor, la distancia, lo imposible, la cordura y la locura. Nada más. El día está lluvioso y no hay muchas ganas de nada. Bendita pereza.


+ Más tarde suenan las tres morillas de Jaén, “Axa y Fátima y Marién.” Regresa esa idea de España. El video que veo está grabado en Vejer de la Frontera. No sé. Solo es una idea, nada más. “Díjeles: ¿Quién sois, señoras, / de mi vida robadoras? / Cristianas que éramos moras / en Jaén: / Axa y Fátima y Marién.  “


+ Imagen: duplicidad.

sábado, 18 de enero de 2025

Una grande y determinada determinación


+ “El paratexto siempre es una función.” Tomo la idea de una lectura rápida y siento que hay algo que se me escapa. La palabra función me remite a ciertas complejidades que en este momento me resultan ajenas. No siempre fue así. Antes la lingüística resultaba mucho más próxima, hoy estoy en otra cosa. Elegir un camino no termina de cerrar totalmente otras posibilidades.


+ Me alejo de un ámbito para centrarme en otro. La obligación gana la partida. Hay una tristeza pequeña y difusa que se convierte en un polvo plateado mientras guardo los libros que deseaba leer. Un juego de espejos, porque, finalizado un plazo, volveré a ellos con fuerza, con el interés que ahora duerme, que he obligado a un sueño o que he obligado a emprender una internación que no sé cuánto durará. Volveré, cuando llegue el momento, al estudio del griego clásico, me digo y la fina tristeza plateada se ha evaporado.


+ [Una nota que paso a limpio, aquí]: “Las crisis de legitimidad se producen cuando está juego la integración / Crisis sociales -> [chalecos amarilla] / Crítica de las relaciones / El conflicto estalla en la intersección de la institución [-> sistema] y el mundo de la vida”


+ La nota anterior tiene plena actualidad. El dibujo del presente se guía por esa fricción entre “el mundo de la vida” y los sistemas de elección, la voluntad secuestrada por los populismos. Pero los rasgos de una realidad no se pueden modificar fácilmente: este es el mundo que nos ha tocado vivir. Sabido es que el consenso llega tras el conflicto. En el anuncio del conflicto estamos. Creo que de eso trata la nota que transcribí ante. Al mismo tiempo, no recuerdo de dónde salieron esas idea, pero mías no son, aunque las asuma. 


+ Al aire le hago una recomendación Poesía y edición en el Siglo de Oro, de Ignacio García Aguilar. Para quien la quiera recoger, para quién quiera entender.


+  La modernidad que se refleja en la construcción de un yo lírico. ¿Tiene sentido, todavía, pensar en estas cosas mientras el mundo se derrumba? Claro que sí: tiene sentido plantearse razones poéticas y el mundo no se derrumba [el movimiento oscilatorio de la historia siempre ha estado ahí]. Todo ello se resuelve en “[u]na grande y determinada determinación”, este es el lema del emblema.


+ Leo un fragmento de una novela que ofrece la editorial a modo de invitación. La novela saldrá en breve y me apena. Me apena la canción que sugiere, me apena la estela de las drogas, me apena esa lírica de lo maldito y la ebriedad: tan antigua, tan pasada de moda. Ay, la moda. Ahí se inscribe la narración y no deja de ser un retorno de lo anterior. Ya lo he visto todo. Esa es mi edad. Ella es hermosa y da bien en la cámara, me digo, y no escribe mal [esto no es otra cosa que tiene una firme fluidez que algunos llamarían ritmo y yo lo denomino inmediatez]. No quiero pensar, me trae recuerdos desagradables, aunque no tan intensos que no me permitan distanciarme. No pienso. Salvo la pena que transmite, no veo otra cosa en este momento. Cierro la pantalla y dejo que la canción se extinga sin mucha gloria. Lo he visto todo. No más poses, por favor. Ahora suena Berlioz, L’enfance du Christ: ahora este es mi espacio, este es mi momento. Dimensión y tiempo, en equilibrio y estabilidad.  


+ Imagen: la intención de borrar los grafitti de la pared convierte la pared misma en otro objeto distinto: un lienzo, tal vez, que podría estar colgado en el museo, la antológica de los años sesenta o setenta del siglo pasado. Vale.

sábado, 11 de enero de 2025

Un nuevo año

 


+ El año ha comenzado. Copio una cita de Santa Teresa que habla sobre la “determinación”. La pego frente al escritorio. Si levanto la vista veo tres cosas: la foto de E. de la orla de su carrera, una frase que pone “en esta casa se está de cine”, y la cita, un tanto extensa, sobre la determinación. “”Una grande y determinada determinación de no parar hasta llegar […]” Así comienza el año. Sin propósitos, sin arrepentimiento. Sigo pendiente de la lectura y la escritura, en la danza suave de los días, en la agradable rutina que he construido. Trabajo, lectura, escritura. Pensamos C. y yo en viajes, lo dejamos por un momento y regresamos a nuestras conversaciones. ¿Es la felicidad? Determinado en ello estoy.


+ Se desvanece la Navidad del 2024. Parece que se dirige a un archivo, a la manera de la carpeta de un expediente, con sus separadores, documentos, fotos y vídeos. Poco queda. Se desvanece. Recordaré días muy despejados, conversaciones tan agradables en restaurantes tan agradables (v. gr.: Ourense ), paseos y la residencia en esta oficina en donde escribo: lectura, clases en línea (ay, la filosofía) y apuntes. Los apuntes y su reflejo en el texto. Sobre todo ello reflexiono y me da la impresión de que esta constitución del archivo es una tarea que apunta lejos, quizá sea la única tarea. Hoy, día de Reyes, doy por terminada la Navidad y las vacaciones que he disfrutado. Vacaciones es equivalente a cambio de actividad


+ Hay que planificar los viajes para el 2025. ¿Qué vale más, la planificación o el viaje en sí mismo?


+ Poco antes de regresar a las tareas diarias escucho a los Smiths. El tiempo detenido en la post-adolescencia, y, ahora, sumergidos en el neologismo y el año nuevo, son un talismán. Todo pasa y ahora, en suspenso, el recuerdo se difumina.


+ Escucho, mientras llueve insistentemente, el Requiem de Berlioz.


+ Farolillo rojo en español, lanterne rouge en francés. El día avanza, las palabras y las colocaciones permanecen, yo observo y apunto.


+ El haber copiado la cita de Santa Teresa no es un propósito, es un resolución que responde a una tendencia. La trayectoria que se impone y me ha dado tanto resultado. Creo con firmeza en la determinación. Hay que insistir y no dejarse vencer. Me gusta la prosa de la santa y su innegable capacidad de trabajo y resistencia. En ello descanso, hoy. Levanto la vista y leo, otra vez, lo que yo copié. No un propósito para el año que comienza, sino el resultado de años de seguir un camino tan provechoso como complicado. 


+ Un extraño temporal azotó la ciudad hoy, toda la costa, la región en sí. Llovió con intensidad y el viento tenía furia, rabia, tenía una fuerza pétrea. Pensé en la fuerza de la naturaleza y en el discurrir de la actualidad, en próxima presidencia delos EE.UU., en los trabajos y los días, en los niños que acaban de nacer, en aquello que están en el descuento. El viento y la lluvia son indiferentes, nada les importa y la vida sigue tras el extraño temporal.


+ Imagen: una foto antigua de unas canteras. Recuerdo el día cuando disparé la foto. Regreso a esa abstracción que tanto me interesa. ¿Interesa? Las palabras parecen no ajustarse al deseo y el deseo a la realidad, el camino me lleva a un hiato entre las palabras y la realidad. Eso quiere la foto reflejar: la duda es su cimiento. 

sábado, 4 de enero de 2025

Aciertos y errores

 




+ Mantener un compromiso sin buscar nada a cambio, un compromiso secreto y férreo, otorga una perspectiva que tiende al acierto. ¿El acierto? Sí, el acierto en la organización de la vida en función de la disciplina y su recompensa: la ataraxia.


+ He aprendido que una característica del devenir es una cierta precariedad. No es en un ámbito concreto donde se establece la precariedad, sino que es un rasgo de lo general. No hay estabilidad y, si la hay, es posterior a los sucesos. Hacia atrás podemos entender que sí había equilibrio y simetría; hacia el futuro, no. La ausencia de certezas es una certeza y lo paradójico gobierna el desarrollo de la vida. ¿Aquí reside la precariedad? Aciertos y errores, sumas y restas.


+  [“Un cancionero del siglo XVII”]: en algún lugar leí sobre la poesía en los teatros [siglo XXI], los micrófonos abiertos y una suerte de proximidad con el público (que no con el lector). La lectura en silencio es un avance importante, que le otorga al individuo una primacía interpretativa de la que carecía en el pasado. ¿Era San Ambrosio quién leía en silencio y su lectura llamó poderosamente la atención de San Agustín? La lectura en silencio es lectura en soledad. La esencia de la lectura se transmite mediante el acto solitario del lector, donde se aísla con una voz que no puede ser otra que la de la muerte. Siempre la conversación del lector es con los muertos. La oralidad está bien, pero resulta inferior. ¿Es poesía? Hablo de otra cosa y estas preguntas no caben.


+ No sé si la cita es auténtica o apócrifa, pero la copio porque me apetece darla por válida: “Cuando leía -dice Agustín- sus ojos recorrían las páginas y su corazón entendía su mensaje, pero su voz y su lengua quedaban quietas”. Según la fuente de donde la recojo, la cita se encuentra en Las Confesiones


+ Hecha la salvedad anterior, el viernes, cuando C. y yo regresábamos en tren de Santiago, leí alguna composición en la antología la lírica griega que tengo en tanta estima. El poso pesimista invadió el final del día, pero no me hundía en alguna extraña laguna negra, oscura, densa. Al contrario, se trata de una llave que abre la puerta que da acceso a un balcón desde el que la realidad se puede percibir ordena y con su exacto valor: nada tiene sentido. Días más tarde, un obituario me sugirió una búsqueda. La búsqueda me condujo a un hombre brillante, de más de noventa años y profundamente católico. Afirmaba el hombre que hemos llegado a lo que Nietzsche había planteado en la extensión de su obra. Pensé en ello. Pensé en la lírica griega, pensé en Nietzsche, pensé en unos trayectos diarios que hacía yo a diario hacia Vigo hace más de veinte años, trayectos en los que leí Zaratustra. ¿Tanto ha cambiado todo? Pensé y pensé y el sueño llegó: había caminado tanto, no había dormido la siesta y no había tomado café en todo el día, por lo tanto, el sueño fue profundo, muy profundo. Esa inmensidad del sueño me dejó más preguntas que respuestas. Yo también fui profundamente católico, pero eso fue hace mucho tiempo. Hoy la arcaica lírica griega me habla directamente, las creencias del pasado no son un lastre. No recuerdo aquello que no deseo y esto es un logro. El avance del olvido es la contraseña para penetrar en ese balcón, en esa atalaya desde donde contemplar la realidad en su pluralidad.


+ El paso del tiempo de los post- al tiempo de los neo- [entresacado de La inquietud en el barro de Q. Racionero]. Este es nuestro tiempo.


+ Lectura del Fedro. La filosofía, la retórica y la escritura. También, el amor. No es un texto muy extenso, pero tiene razones profundas que inducen a la reflexión. Por ejemplo, la invalidez de la escritura porque limita la memoria que surge del interior y la suplanta por “un recordatorio”. ¿La escritura solo es un recordatorio o va más allá y se muestra como una herramienta de indagación? Lo último guía esta bitácora, pero lo que dice Platón se debe tener en cuenta y en su presencia tratar de atrapar lo que de cierto tiene.


+ [En realidad, las sentencias están puestas en la boca de Sócrates].


+ Recordé a uno que decía que la memoria era la inteligencia de los tontos. Lo recordé al hilo del párrafo sobre el Fedro. Lo recordé y volví a ver su caída en un infame alcoholismo. Era un buen músico, había estudiado en el conservatorio, pero la muelle falta de disciplina lo arrojó a un infierno impensable. Con más de cincuenta años tuvo un hijo con una compañera de correrías, poco más sé. La memoria es la inteligencia de los tontos, resuena ahora mismo.


+ Imagen: dos fotos de dos salas del CGAC: solo las salas, sin obra artística, solo la función, solo el espectro del pasado, lo que permanece exposición tras exposición. Una firma en un cheque en blanco, me digo y acierto, me digo y yerro.