+ La tarea de lectura y escritura atraviesa un momento de crisis. Las crisis, según reza su propia etimología, son rupturas. Se rompe lo que está unido y, de inmediato, se trato de recomponer los fragmentos. No tiene porque ser perjudicial. El beneficio es la idea de un todo inconsistente y variable. Esa certeza arranca desde una infancia lejana, que se cocinó por el contexto y la comunicación con la adolescencia. Viajes, lecturas y conversaciones. La tarea volverá a lo suyo. Es la experiencia.
+ Terminada la novela de Miguel Morey. Hotel Finisterre. Ha sido una lectura provechosa y, en su densidad, permanece el deseo de regresar a las proposiciones que se establecen. La narración es debía y, por momentos, se acrecienta hasta alcanzar una densidad extraña. El sueño, el coma, los accidentes, los aviones. Espacios y distancias. En el final, después de haber identificado al perro, reencuentro una idea lejana sobre la vida misma. La idea del cínico, que, muy pronto, supe traducir como perro. La esclavitud que ordena. He devuelto el libro a la biblioteca pública después de dos meses y me pregunto, sin convicción, si volveré a cogerlo. Vale.
+ Es miércoles y en el reproductor suena Paco de Lucía. Una vieja querencia. Viajaremos a Cádiz y hay mucho de rememoración en ello. Reconstruir el pasado para entender el presente, porque de allí vengo y allí vuelvo. ¿Iremos a Algeciras? ¿Qué pesará, el aire o el paisaje? Ahí estoy y no lo haré: no compraré la guitarra flamenca que deseo. Pero sí, ahí está el deseo. Escucho a Paco de Lucía y regresan los años de la adolescencia, ebriedades, conversaciones, poesía y ambiciones. No se trata de que las ambiciones no se cumpliesen, sino que estas se transformaron. La lección se traduce en la permanencia del cambio [aunque parezca contradictorio, no lo es]. La guitarra describe un paisaje nunca hollado, pero que se construirá. Soñaré con todo ese mundo de dunas, playas y caballos. San Roque, la Bahía, Tarifa. Por ejemplo. También, el Puerto.
+ Queda apuntada la posibilidad de la pintura, pero es un anhelo, no una certeza. Madrid nos espera.
+ La quinta de Mahler en las primeras horas de la mañana, en la radio. La sinfonía completa mientras movía, electrónicamente, papeles. Extraña sensación: la administración, la lluvia, el calor de la calefacción. El jueves es un día más, pero la sinfonía me ha devuelto la lírica perdida.
+ Imagen: los paseos nocturnos, el camino hacia el trabajo cuando falta más de una hora para que amanezca. Las fotos el reflejo de las astillas de esa realidad que palpita bajo la corteza de la ciudad. Vale.

