+ Sin conocer el porqué, llevó un diario electrónico en el teléfono, que se compone de capturas de pantalla (la música que suena en el momento), fotos y breves textos que buscan el hiato, deliberadamente. Poco a poco, hay una colección de momentos. Los he repasado y, por una parte, me reconozco. Sin embargo, veo otro yo que no acostumbra a asombrase. Somos tantos, me digo. Esta escisión me agrada en esta hora de la tarde, cuando casi son las siete, y suena algo de Bach. La música adorna los momentos, los eleva, aporta una solemnidad inesperada. Esa es la palabra: solemnidad. Un yo solemne y distante, que no me juzga, pero me describe en la evolución del día. Apago la música y se sostiene una vibración eléctrica. No soy yo, pero me identifico.
+ “Amor no es voluntad, sino destino”, es el primer endecasílabo de un soneto que acabo de leer. Una vez más, el Conde de Villamediana. Lunes, siete de la tarde.
+ Apunto en el diario algunas ideas, hago una foto y cuelgo otra captura de pantalla. Como si me ayudase a cambiar el punto de vista, cada entrada en este diario electrónico en la pantalla del teléfono me traslada a una suerte de maqueta total. El 1:1. Piensan en ello mientras suena algo de Bach (otra vez). La música camina sin precipitación. Es una marcha suave y acompasada que me ayuda a céntrame. Para eso está. Cada uno siente su utilidad de una manera distinta. Yo hoy la veo reflejada en el camino de ida y el camino de vuelta.
+ “Clima de irrealidad. Hora de regresar a casa. Los días se repiten y no son siempre iguales, lo que pensamos los diferencia: a veces.” Foto en perspectiva cónica de un sendero urbano flanqueado de edificios, captura de pantalla de Sophia Kennedy “Seventeen”, otra foto con una perspectiva similar. Lo irreal como moneda de cambio. La realidad se construye al caminar. En cualquier circunstancia, una invención. Así deseo ver yo el regreso a casa. Lo consigo y ya es otro día. El martes martes fenece.
+ Cada día tiene su afán. Jueves. El viernes asoma. El viernes descanso del ejercicio diario, de la lectura y la escritura. Quizá cerrar la entrada semanal del blog obliga a dejar a un lado razones menos perentorias. Hay tiempo para todo. Reflejos. Un punto en el horizonte: es un gran buque. Lo veo. No distingo la forma, pero lo sé. El viernes se asemeja a ese buque. No importa. Otra foto.
+ Imagen: La noche no se ha desvanecido por completo, el día todavía no es tal, la realidad se trenza. Un elemento que suma, el camino continua. 1:1, la maqueta total.
