sábado, 17 de junio de 2023

Sin indicaciones (3)


+ Las indicaciones son necesarias, pero, en ocasiones, nocivas. Doblegar una voluntad depende, también, de una actitud del que desea. El deseo y la voluntad. Las aristas cortan, lo romo se agradece. Prefiero no mantener un punto extremo y dejarme llevar por una suave corriente de determinación, con un objetivo claro pero sin entrar en los límites de la violencia verbal, gestual. Nada más, es domingo y el sol luce, tras una semana de lluvias y calor, esa humedad penetrante que se infiltra en el sueño.


+ Aprecio la colección de imágenes que he acopiado aquí, quizá debería establecer un hilo, escribir sobre ello y volcarlo en una entrada. Tal vez. Pero no lo haré.


+ Encuentro breves notas sobre novelas que no he de leer. Me interesa ese reflejo de la lectura de otros, pero que no abre ninguna otra puerta que esa crónica. La crónica en sí. Quizá es porque tengo la convicción de que esa lectura me decepcionará y no tengo mucho tiempo, aunque pierdo mucho tiempo. No busco una voz. Ni una visión. Son relámpagos que me ofrece el suplemento literario antes de dormir la siesta. Quién será el hombre que tenga todo el tiempo necesario para leer todo lo que se ha escrito. Son notas que no están bien escritas y son pedantes. La buena escritura es la que comunica con fluidez, luego está el estilo. El estilo es secundario. Hay que oír esa voz interna, como si uno fuese otro. Leo y me gustaría tener indicaciones, pero no las hay. Continuo con Fortunata y Jacinta, que me habla, también, de otros lectores y otras expectativas. Otros ámbitos de lectura condicionados, ya que nunca ha sido de otra forma, por el mercado, en una equiparación con el gusto. El estilo es secundario y yo busco un grado cero.


+ Una breve nota para una idea sobre un guión que nunca se escribirá [al menos: yo no lo escribiré]: distonía focal: un músico (guitarrista clásico) se ve obligado a tomar un descanso, por un tiempo indeterminado, para guardar reposo y así tratar de curar su enfermedad (distonía focal) / Llega a Galicia, a la costa gallega, a Ortigueira / No va a tocar en todo ese tiempo, ese es su propósito, pero también espera, de alguna manera, alejarse de la música / Graba sus pensamientos en teléfono móvil mediante un sistema de carpetas que un momento dado le explica a alguien, pero sin entrar en demasiados detalles, la razón: no se deben utilizar ni las los dedos ni las manos / Nadie sabe a qué se dedica: ¿nadie?


+ Ahí queda en el tintero porque tan importante es la idea como su desarrollo, su gestión y la ambición para llevarla a cabo. Cualquiera de los tres puntos me falla.


+ El dilema de comer o no comer carne. Indagar en la posibilidad de no comer carne me interna poco. ¿Reducir el consumo de carne? La ambivalencia del postulado me deja indiferente. Hay animales que son para comer y otros no, pero si dejamos que se impregne esta distinción de sus rasgos morales perdemos un cierto punto de vista. No estoy en el debate, me alejo y dejo constancia de algo que leí de refilón en algún lugar perdido de la red.


+ Tomamos varias personas café hacia las nueve de la mañana. Las conversaciones se cruzan. Así pasamos de lo imposible de una ciencia económica, en sentido estricto, a una apreciación leve sobre cuestiones educativas: el ciber optimismo y el ciber pesimismo. Atraviesan fugaces ráfagas de opiniones sobre las elecciones próximas, pero son tan fugaces que no consigo recordar nada: no hay mucha voluntad de profundizar en todo lo demoscópico, por un lado, y en la doxografía por otro. El café está delicioso y los pequeños croissants se convierten en el complemento ideal. Alguien dice, acertadamente, que se debe recuperar el aburrimiento como cura existencial: esperar en una estación de tren y ver el paisaje, fijarse en la gente, sin música en los auriculares, sin teléfono. Es un proyecto. Se enlaza todo y hay un punto de perfección, quizá esto sea la felicidad, pero siempre en el recuerdo, nunca en instante.


+ Se va la semana en andas, todo se desvanece, permanentemente escucho y asiento, no hay otra. El aburrimiento es una medida perfecta. 


+ Imagen: de azules de tardes de verano de[l] pasado [de: preposición, y como preposición con su carácter de tornillería necesaria: el que no lo vea, no lo sabe].