sábado, 8 de abril de 2023

Sin indicaciones (1)



+ Empieza la semana y el espectro de los temas se ensancha. Vamos desde la maternidad subrogada, los vientes de alquiler, a los problemas de la vivienda, pasamos por las protestas en Francia y se llega al malestar generalizado. La impresión es que, ya lo he dicho en otras ocasiones, caminamos hacia el conflicto. La tensión crece y es, principalmente, en los precios donde se refleja la tendencia. Qué combustible potente para los enemigos de la democracia es la inflación. Así empieza la semana, yo lo veo y otros lo ven, lo que yo veo otros también lo ven. Hace un buen día y mi ánimo es positivo, no me rindo. 


+ No me rindo. Un rasgo del carácter. Sumado a una suerte de nobleza de espíritu que se traduce en cierta magnanimidad. Soy yo, lo sé: sé quién soy. Qué importante saber quién es uno.


+ El canibalismo como ejemplo extremo de las posibilidades de la libertad de mercado. Te puedo vender, libremente, un brazo para que tú lo comas porque te apetece. Solo por probar. El ejemplo es de Darío Adanti, en Infolibre. Bien. Sigue el tema de la gestación subrogada, que, en varias ocasiones, se puntualiza que se trata de un vientre de alquiler o de la compra de bebés. Plegarse a las posibilidades del mercado no es un asunto individual, así se abre el debate. ¿Se puede debatir todo?


+ Mañana del martes en el Sur de la Provincia, cerca del Miño, cerca de Portugal, pero sin cruzar el río, sin traspasar la frontera. Hay en las inmediaciones un centro comercial. También estuve un rato dentro y pude observar como el animal del consumo se despertaba. Desde las cristaleras se ve el paisaje: Tui, Valença, el río. No había música, el sonido casi se limitaba a las máquinas que limpian y abrillantan los suelos. Reconocí el olor. Un olor especial que percibí, también en hora muy temprana, en otros centros comerciales. Podría haber pensado que se trataba de una señal, aunque lo deseché inmediatamente. Son las casualidades las que nos engañan y tratamos de ver en ellas un mensaje, un mensaje que no es tal, carece de existencia. Ay, los centros comerciales en su aliento de no-lugar. La anomia, la ruptura de la identidad, ese posible intercambio que nos traslada a cualquier sitio, incluso al que nunca hemos estado. Estuve solo durante un buen rato, hablé con un vigilante de seguridad, tomé un café, subí las escaleras, me asomé, como ya dije, a los ventanales, escrute el desarrollo de un macro nudo viario en construcción, las nubes, el sol, el reflejo del sol en las aspas de los aerogeneradores. Saqué veinte euros del cajero. El tiempo se desliza y el mes de abril envejece, ya es día cuatro, pronto pasará la Semana Santa y enfilaremos el camino hacia el verano. Lo transparente puede llegar a ser demasiado doloroso. Era uno de esos momentos.


+ ¿La toxicidad solo es veneno o, como los venenos, admite otra faceta, la del remedio? No. La toxicidad solo remite al daño, al trastorno, a la muerte [física o psíquica]. La toxicidad tiene algo de construido o fabricado, que nos invita a pensar en el laboratorio y en los productos de síntesis. Hay productos tóxicos y esta denominación se extiende a las personas. ¿Hablamos del mal? Hablamos del dolor, que resulta más manejable y mucho menos abstracto. Reflexiono sobre la palabra porque me veo obligado a ello por mi propia salud. La etimología latina nos remite a la etimología griega y el significado que aparece en DRAE es el de ‘veneno’. El veneno con el que se emponzoñaban las flechas y que deriva del término tóxon, que viene a ser arco. Ahí hay un punto de penetración en otra realidad, un mundo poético donde es posible describir el dolor sufrido, el malestar, el duro paso de los días donde el asco y desprecio todo lo recubrió. Ahora resulta fácil describirlo, en su momento: no. Una niebla que perturba la visión, un sonido sordo, los golpes y los silencios. Ha pasado tiempo y algo permanece, un zumbido que se va apagando. 


+ Comienza la Semana Santa. Gente de vacaciones, el turismo y sus extensiones. Hay algo que me resulta familiar y que distingo sin esfuerzo. Se trata de esa felicidad de las familias y de los novios jóvenes, tan jóvenes. Un algo plástico, una celeridad propia de nuestro tiempo pero con raíces en el pasado. Seguir esa pista es explicar un acento nihilista que habita en la sociedad. La Semana Santa es vacación, como el Camino de Santiago es senderismo o ruta turística, la espiritualidad está ahí, pero es un rasgo más dentro del conjunto y, aunque característico, no es el más importante. Sin embargo, hay algo que regresa del pasado como amenaza. Debido, en gran medida, al olvido, está presente: repeticiones cíclicas, momentos históricos que regresan a pesar de una atmósfera de indiferencia y cómoda fluidez. La espiritualidad esconde peligros insospechados. Los espíritus rondan a los vivos, a pesar de sepamos que no tienen existencia.


+ [Releo el párrafo anterior y lo veo deslavazado: así es, pero la idea la traduciría en el inestable equilibrio entre creencia y escepticismo, donde parece que la primera recobra una fuerza perdida].


+ Tener creencias, vivir en la nada, falta de confianza, temor, lejanía, lo tóxico y el remedio. La otra cara de la moneda, la moneda falsa. Una corona de sonetos y un papel en blanco. La crisis de los cuarenta se extiende hasta, al menos, los setenta; luego, la muerte. La boca cerrada, el bolsillo vacío, palabras vacuas. Cuentas, ajustes de cuentas, un balance. 


+ Tengo una suscripción a un cuenta en Twitter del Auschwitz Memorial. Tengo el convencimiento de que importante tener presente a los asesinados en los campos de concentración, alguna vez lo dije: cuando fuimos C. y yo al campo de concentración de Sachsenhausen, en la inmediaciones de Berlín, algo cambió, nada volvió a ser lo mismo. A ello debo sumar que fui con K. a una amplia exposición sobre Auschwitz en Madrid. Son dos momentos importantes que me han hecho reflexionar sobre la maldad, pero, también, sobre el olvido. La memoria se cuartea y su fuerza se debilita. Hoy son asuntos, tal vez, lejanos. Sin embargo, esa maldad pertenece a la esencia del ser humano, ahí está dormida, a la espera de que alguien la despierte. He visto vanalizaciones del Holocausto que me han entristecido y preocupado, a renglón seguido hago una búsqueda de imágenes en línea con el tema del Holocausto y el resultado obtenido me devuelve esa tristeza. A veces pienso que todo se olvidará y regresarán de ese mundo al que fueron arrojados los demonios que protagonizaron el horror, con el permiso de la mayoría de la sociedad. El horror solo es posible así: mientras, en el mejor de los casos, la buena gente aparta su rostro y guarda silencio, otras veces participa activamente. Vuelvo a ver el Twitter del Auschwitz Memorial.


+ Algo que no me gusta, que detesto: las fotos coloreadas.


+ Imagen: un esquema, el cielo.