+ Las elecciones se aproximan. Esa proximidad da lugar a conversaciones, dudas y recuentos. Alguien me dice que hay que reflexionar sobre el voto y, yo, sin decir cómo ni porqué, le hago saber que ya está pensado, se ríe y me explica algo sobre el tema. Todos los políticos son iguales, lo sindicalistas también. Presto atención. Es importante saber cuáles son nuestros intereses, actuar con una cierta frialdad y dejar a un lado los sentimentalismos identitarios. Es fácil tratar de demonizar tanto el sentimiento como la identidad, pero todos estamos sometidos a ambas razones. Quiero que estén al margen. Nada digo. Lo veo, lo escucho. La identidad adquiere formas insospechadas. Subterráneamente, hay algo que nos condiciona y, tal vez, ni siquiera lo conozcamos, ni siquiera lo podamos intuir. Ha dicho cosas con las que no estoy de acuerdo, pero no tengo ganas de exponer mi pensamiento, la construcción de las explicaciones que voy elaborando con paciencia, siempre en revisión, siempre en el margen de la duda. El trabajo, las ideas y su elocución.
+ La imagen es la derrota y el espejo es la tristeza, lo veo hoy en el reflejo de una historia que alguien, al otro lado del teléfono, me cuenta. No reflexiono sobre ello, simplemente escucho y me dejo llevar porque era algo previsto, fácil de adivinar. Una trayectoria nos da pistas y nos indica cómo se dará el futuro. Son indicios que valen más que las certezas. Basta con observar el comportamiento de una persona para sabe cómo obrará. No hay fallo. Cuelgo el teléfono y continúo conduciendo en la luminosa mañana. Me digo: hoy en los poemas todo está excluido salvo la lírica. El canto me mece y el tiempo se detiene, es un instante, pero he comprendido que su elemento es la mentira y sobre la mentira se debe hacer cualquier predicción.
+ Una mañana tranquila. El cielo está despejado y nos desplazamos en un coche nuevo, asuntos de trabajo, leves asuntos de trabajo. Conversaciones ligeras. Música, aire acondicionado, una relativa calma. Disfruto el momento, alguien pondera sin tratar de impostar. El momento. No hay mucho más. Sin embargo, no resulta sencillo elegir y mantener la elección. Tantas distracciones. El coche parece fluir como un líquido. Todo es fácil. Conversaciones, el café cargado, las pastas de té. Una conversación sobre el sentido de las palabras y una estela que recuerda a los que ya no están. Esa es labor de los vivos. Mantenemos el recuerdo de los muertos, pero llegará un día en que nadie se acordará de nosotros. Así es la lírica de lo diario, lo sé y lo mantengo.
+ Noticias que me inquietan, resuenan un poco y desaparecen. Una reparación imposible. El conflicto ocupa el centro y yo estudio su desarrollo. Todavía no he aprendido a no ser tibio. Me pregunto por las consignas que recibo a diario. Mantengo mi oficio con dificultad, el cansancio propio de estos años a los que hemos llegado. Hay que buscar recetas, se obliga el enfermo. No soy un enfermo y escribo. No hay oposición. Fluye. El conflicto me preocupa.
+ Sigo dibujando en la libreta roja. Los dibujos se han convertido en sistema de reflejar la realidad, por lo tanto se acercan a la escritura en tanto que son un diario. Los vuelvo a ver y recompongo el momento vivido. Pocillos, sillas, piscinas, edificios, macetas, jarrones y flores, vasos, botellas de cerveza […] Los colores son siempre los mismos y el trazo tiene personalidad. Me gustan mis dibujos porque son algo más que el reflejo de mi persona, porque por sí mismos viven y yo soy el destinatario. Alguien diría que son “autorreferenciales” y podría decir que tiene razón. Pero eso no es más que uno de los rasgos que poseen, uno entre muchos. Veo los dibujos que hice hace casi un año y no me cuesta reconocerme. Sé quién soy. No es poca cosa.
+ Libros de poesía que están pendientes. Un programa de lectura olvidado: Ángel González, Joan Margarit, Francisco Brines. Una triada que duerme en un estante. He de recuperarlos. He de recuperar ciertos hábitos que se han quedado a un lado. Espera con paciencia.
+ Para celebrarlo, C. y yo nos iremos a Asturias. Asturias es el paraíso. No es un día cualquiera, después de tantos años […]
+ Imagen: una arqueología de nuestra vida; a veces, un objeto resume en sí un algo inefable, un algo que desea un nombre pero no se encuentra.