+ ¿Es la depresión una característica fundamental de nuestra sociedad y de nuestro tiempo? ¿Es lo actual triste, necesariamente, o responde a los meandros de una cierta visión periodística con su correlato en los dédalos y tentáculos de internet? A saber. No estoy triste, pero busco la alegría como moneda de calidad. La moneda falsa desplaza a la moneda de oro porque todos atesoramos lo valioso y desdeñamos el metal de baja calidad. La depresión o la tristeza, lo precario y el oscuro túnel del futuro. La enfermedad metal como signo de nuestro tiempo. Pero, al tiempo, leo algo que con datos desmiente la afirmación. La tasa de suicidios en los últimos cuarenta años, a nivel mundial, ha descendido significativamente. Doy por buenos los datos y no los compruebo. Esto me lleva replantearme la cuestión de si las opiniones fundamentadas son o no son trampantojos y cada vez que asumimos una opción fundamentada, que luego esparciremos en nuestro entorno, no estamos realizando un acto de fe. ¿Es certeza, pensamiento crítico o una extraña forma de fe? Confío en el que firma como si él hubiese tenido una revelación, no sé si con convencimiento o en la posición estratégica. La moneda falsa se impone, pero el objeto de la moneda falsa es suplantar a la auténtica para absorber sus funciones. Así, la depresión está ahí y observarla, valorar y estimarla hace que su presencia se ensanche. El malestar es un hecho incuestionable y aceptarlo o negarlo es una posición que va más allá de lo moral para adentrarse en lo político, es decir: en la organización de la sociedad. Nadie tiene porque soportar su propio malestar, su precariedad o la violencia que sobre uno se ejerza por otro [en un amplio sentido]. Circunstancia 4.
+ El título, tanto de esta entrada como de las últimas, responde a un orden deseado. Se trata de nombrar y clasificar una espera. He decidido llamarlos “circunstancia” porque es de lo que se trata. La espera como reflejo de mi estado de ánimo y mi propia circunstancia. Soy alguien que espera un cambio y el cambio está escrito pero no termina de manifestarse. Nada puedo hacer, salvo esperar y esto no deja de ser un aprendizaje. Uno de los materiales que conforman la vida. Sin pesar ni sin sobresaltos, sin orgullo y a salvo de cualquier tipo de identidad [o esto me gustaría a mí, que no es un deseo ni un anhelo, una circunstancia].
+ Ay, nuestro tiempo, nuestra sociedad. ¿Qué engloba esta primera persona del plural? Acaso, ¿estoy yo ahí? Reflejos en el agua y el resplandor del sol sobre el mar, anochece y no recuerdo nada. Nosotros.
+ Veo una línea de expresión en el hecho de insertar varias veces la misma imagen como ilustración de la entrada. Con ello me retrato. Una vez alguien me dijo que había perdido sus fichas de lectura, hizo una nuevas, pero cuando recuperó las antiguas comprobó que las opiniones era muy semejantes, idénticas en lo sustancial. Siempre somos los mismos, aunque nunca nos bañemos en el mismo río. Todo permanece, nada permanece. Ahí tengo yo un punto de partida, una manera de entender lo que he sido y lo que seré, ese punto es lo que se llamó “el principio rector”, aunque con la reiteración de la fotos poco se pueda hacer, algo queda. Todo permanece, nada permanece.
+ La consecución de una prosa efectiva se construye con observaciones precisas y bien ordenadas. En lo cotidiano se contiene una suerte de totalidad que, aunque no sirva de explicación, aporta visiones con suficiente peso como para detener la angustia. La angustia es una mezcla de desesperanza y miedo, que se disuelve el vértigo maravilloso de lo cotidiano. A ello me rindo y ahí dirijo la prosa, esta prosa, como si de una oración se tratase.
+ Nunca sé si avanzo, pero la confianza se mantiene.
+ He tomado el libro de Miguel Ángel Velasco La miel salvaje y he vuelto a leer su poema sobre los heroinómanos. La lectura me devuelve a extraños años, a un pasado que parece sumido en una niebla onírica. “Esta noche / todos somos iguales en la plaza”, se inicia el poema y veo rostros vacíos, sin una persona tras ellos, con el impulso de la adicción y el deseo de verse anulados por el brillo de una sustancia que solo es olvido. El olvido como remedio para la incapacidad para la vida. ¿Quién de ellos sería capaz de sobreponerse, de luchar y salir de doloroso laberinto? Ninguno, tal vez, y el que lo logre sería porque no pertenece a esta estirpe de dolor y muerte. Mi determinismo de hoy examina el posibilísimo de ayer, el acuerdo es imposible y el poema se alza sobre ambos y dibuja ese perfil de lo que ya no es, de lo que nunca fue.
+ Un escritor decía que somos, también, o más, incluso, aquello que rechazamos. No lo creo porque lo rechazado no existe. Ni siquiera “somos”.
+ Y, así, llega hasta la pantalla del ordenador Calle de sentido único. El fragmento define nuestra época, aunque sea algo que nos remite a un pasado más o menos lejano. Comienza a fraguarse en siglo xix y se extiende al xx. Somos hijos de lo fragmentario y esta ruptura del sentido, que es cobrar otro sentido, se adereza con lo paradójico. La suma de ambas razones me explica situaciones que percibo en lo diario. Y no digo que esté lo cierto, sino que lo cierto o verdadero es una construcción y el fragmento paradójico es una vía más que adecuada. [Qué esto que hago aquí, no es esto, tal vez].
+ Conservo en el ordenador un archivo que lleva el rimbombante título de “Haces, indicios difusos y condiciones de posibilidad”; en realidad no se trata de un archivo sino de una nota en una libreta de notas electrónica. No importa porque el propósito es escribir ideas que surgen, se olvidan y se recuperan para ver si fue un algo del momento o tienen una cierta permanencia. En cualquier caso, he dejado, en ese espacio, constancia de la película que fuimos a ver ayer C. Y yo: As bestas. ¿Una buena película?, sin duda, aunque yo tenga mis reservas acepto que son debidas a cuestiones muy discutibles y personales, que no tienen mayor transcendencia. Lo importante, para mí, es esa constatación de la fricción entre lo urbano y lo rural, los que van a dar lecciones y los que tienen que escucharlas. En este sentido pienso en la prohibición del diesel o la subvención a los coches eléctricos a aquellos que no necesitan subvenciones. Son asuntos que la extrema derecha utiliza como gasolina de su discurso sin aportar soluciones, solo una medicina que es un poco como los analgésicos, no solucionan el problema pero aplacan el dolor. Entre otras cosas, mi indagación se remite a un intento de comprender este tiempo y toda comprensión es una apuesta por llegar a predicciones acertadas; como esto no creo, prefiero los hacer que parecen marcar un camino a las certezas que desembocan en el engaño. Seguiré apuntado en esa libreta electrónica, al tiempo que se ve sometida a revisión.
+ Deberíamos hablar de pedantería en lugar de calificar el título del archivo/nota como rimbombante. Qué le voy a hacer, me parecía descriptivo y ese punto pedante siempre está ahí. Qué le voy a hacer.
+ Leí un extenso artículo sobre cómo y cuánto contaminan los cruceros y los barcos porta-contenedores. Más gasolina. También tengo presente los aviones, tanto colectivos como particulares. Difícil equilibrio con los sacrificios que se verán sometidos los que tienen menos. Se necesitan más acción, explicaciones y reparto justo de los sacrificios, no hacerlo es alimentar en el conflicto.
+ El título es un reloj, una calendario que descuenta semanas. Yo me entiendo y me explica una manera de fluir un tiempo del que desconocemos su duración. Abro y cierro con la misma etiqueta, ¿por qué? No respondo.
+ Imagen: lo que se rescata del pasado, esos restos del naufragio que flotan en la densidad del disco duro externo. Todo estaba escrito allí, este todo es lo que refleja la presente entrada que se ve ilustrada con estas tres fotos, poco más.