sábado, 23 de octubre de 2021

Paréntesis (2)


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 + El desengaño es la constatación de una verdad incomoda que nos pone ante la realidad de nuestra vida y experiencia, al tiempo que corrige nuestras erróneas percepciones. El desengaño resulta ser el núcleo barroco, donde se produce una revelación transformadora y paralizante. Tal vez toda la poesía trate el tema, pero nunca con tal intensidad como sucede en el ámbito Barroco; en especial, toda la lírica española. Recuerdo lecturas y me atrinchero en sus posibilidades, el abanico de conocimiento que se abre. Un edificio, una ruina, el rastro del pasado, la vida que no volverá, el ver a los jóvenes en su amplia capacidad de disfrute, su energía, el paso del tiempo y su implacable verdad, voluntariosa ceguera. La naturaleza se eleva entre la tranquilidad del otoño. Ese volcán que no cesa nos recuerda la insignificancia que resultamos ser. ¿El desengaño? El emblema del día, el emblema del otoño de la vida.

+ Veo cuadros que vi hace tiempo, mucho tiempo. Los vuelvo a ver en el reproductor de imágenes del ordenador. Un puente hacia el pasado, un retorno a los viajes y las excursiones a museos. Amplio las imágenes y estudio a otros visitantes. Me recreo en esta distancia y en sus posibilidades. Antenas que se desplegaron y hoy ofrecen los frutos de aquellas indagaciones.

+ Como por ensalmo fui consciente de su soledad. Aquel continuo frecuentar el bar y el tacto nervioso sobre el móvil delataban su falta de compañía, salvo esa compañía que proporcionan los bares [que nunca es poca cosa]. Yo lo conozco desde niño y lo he visto envejecer. Así, cuando dijo que era de poco llorar y ni siquiera había llorado cuando murió su madre, me hice cargo de su situación. La cerveza, el tabaco, el teléfono, mañas para tratar de esquivar el dolor, tal vez. Comprendí algo, un punto inefable que solo la poesía podría transmitir. Un gran poeta de lo cotidiano, de las pequeñas cosas, del feble humo de los días y las noches. El trabajo, la conversación y el enfrentarse en soledad a la cama de la humilde pensión, olores de pensión, cuerpos y durmientes embalsamados. No recuerdo su nombre, pero ahí sigue: ante su móvil y su cerveza, a la espera de una palabra tan cotidiana como valiosa, una palabra que no llegará.

+ Imagen: Contrapongo tres imágenes. La primera es una vista nocturna de Madrid, las dos siguientes corresponden a una visita al Museo Thyssen, ante la vista de un cuadro de Roy Lichtenstein. La importancia de la serie radica en la evocación del días pasados, del tiempo que se diluyó y que crea recuerdos y ausencia. La permanencia no es una elección.