sábado, 13 de mayo de 2017

Selector




+ Hay un snobismo contemporáneo que comienza a estar demodé. Muy demodé. Un snobismo que gira en torno a un léxico amplio, preciso y con una deliberada tendencia a la irónica condescendencia. Hay maneras y maneras de distinguirse. Unas veces se acierta y otras veces se falla. El tiempo da y quita razones (etc.). Lo alto y lo bajo, la técnica y lo plural. Una vez que ha pasado de moda el snob se transforma en figura de cera, balaustre en anticuario. Ay, cuántas veces hemos oído sus afirmaciones y sentimos la leve brisa de suficiencia que desprendía, hoy todo ha cambiado, pero ellos siguen ahí: en su antigüedad finita y parcial. Nosotros, no. Nosotros seleccionamos la ultramodernidad y, en la selección, acertamos.

+ «… un poema es un significante total y a la par un complejo de múltiples significantes parciales (acento, consonantes, vocales, palabras, verso, estrofa, etc.) y de infinitas relaciones tendidas entre todos estos elementos.» [Dámaso Alonso cuando se refiere a la poesía de Garcilaso de la Vega, en Poesía española (Ensayo de métodos y límites estilísticos)].

+ ¿Como se afirmaba en aquel poema, abril es el mes más triste?

+ Me hablan de la vida sentimental de un conocido, de las mujeres de las que se ha divorciado, de los hijos que con ellas ha tenido. Escucho detenidamente, pero sé que en un momento lo olvidaré: sin remisión. Según los años van pasando, encuentro las conversaciones sobre personas cansinas e intercambiables. Todas las vidas tienen un punto de fricción y un punto de encuentro, todas las vidas se parecen porque en lo sustancial resultan ser lo mismo. Al cabo de unos minutos el relato termina y veo como el que me ha puesto al día se aleja con su mercancía de chismes y puntualizaciones. Una vida nunca es materia de novela, sino al contrario: la vida se puede ver engrandecida por la sustancia novelesca, por los meandros narrativos y las acentuaciones sobre los hechos y su descripción. La vida sentimental suele ser muy parecida y con una cronología similar, lo que la eleva es la expresión de ella misma, su constitución como obra de arte, lo demás es viento o humo. No pierdo un minuto más y me centro en el suave canto de los pájaros en el mes de mayo, nunca un mes triste, nunca un mes doloroso.

+ «El que ve lo de ahora ha visto todo cuanto hubo desde la eternidad y cuanto habrá hasta el infinito, pues todo tiene igual origen y aspecto». Marco Aurelio, Meditaciones.

+ El conductor como emblema de la ultramodernidad. Anónimo, decidido, casi ciego. Merece un poema trufado de electricidad y sensación, locura y baile frenético; el conductor es un dios menor que se hace carne en cada hombre que toma el volante, el volante se empuña como el que toma una espada. Madrugadas ásperas, luces, despiadadas volteretas. Sólo existe la pista, el simulacro y la interpretación actoral: madrugar para acudir al trabajo, legiones de ‘commuters’ embelesados por sus teléfonos, música que acuna la desesperanza en la primera hora, el día transparente, el día lluvioso, el día soleado. Una reiteración. Pasa con su maletín y su discordia: es la muerte en el atuendo actual: traje, corbata estrecha, negra, barba cuidada, un reloj de colores y un Mini negro. También negro. Así he visto yo hoy el emblema de la ultramodernidad. La muerte en su Mini negro con destellos de plata y oro.

+ Imagen(-es) yuxtapuesta-(s): las texturas encierran en sí una poética, un proyecto que el fotógrafo establece con su selección, el disparo y la última decisión: mostrar las fotos en una secuencia solapada. No se tratada de crear un mensaje aleatorio, sino de prescindir del mensaje mismo. Un vacío: colores, formas mínimas, ausencia. (Las dos fotos se hicieron en Gijón en el mes de abril de 2017, en busca de esa abstracción que nos compete).