sábado, 23 de agosto de 2014
Laminación
+ Entrevista a una bailarina: en mi casa, en mi infancia nunca hubo televisión, la consideraban perniciosa. Habla de cómo la música inundaba el día a día, cómo sentía la fuerza y la presencia de las canciones. Leonard Cohen, es la cita, luego música clásica. En otro momento, alguien califica el televisor de chatarra. Un ruido sordo, continuo. Un filósofo, en otro siglo, afirmaba que tenía un televisor en blanco y negro, averiado, en el centro del salón. Nunca se encendía. Aunque se tratase de una mera pose, ya valdría.
+ Foucault: "(…) es la defensa de la disensión y del derecho a la diferencia, con un rechazo enérgico de la confusión (común) entre lo normal y lo moral". Entrada sobre Foucault en el Diccionario de Filosofía Ferrater-Mora. La confusión interesada entre normalidad y adecuación debe ser rastreada, constantemente.
+ Capas de maquillaje que se superponen para enmascarar el rostro. El rostro se construye cada día frente al espejo. Sus párpados, sus labios, sus mejillas. Luego el pelo. Se equipara ese inicio con el camerino. Ahora él: se afeita, se peina después de aplicarse gomina o fijador, se coloca sus gafas [813 €], la camisa, los calcetines negros, los mocasines, el terno oscuro. El reloj [2950 €]. Desayunan. Las niñas están con sus abuelos, pero su espíritu permanece en el hogar. Su olor, sus cosas, la ropa en la cesta de la plancha. Salen a la calle y se besan. El escenario es la ciudad, la escena: la oficina de banca. Si se observan durante el fin de semana en los bares que suelen frecuentar, en las terrazas que les gustan, no se percibe variación, tal vez un cambio de indumentaria, pero la coherencia de los personajes, su solidez se impone a la circunstancia. Gin-tonic y cigarrillos rubios, palabras espesadas y planes de pensiones, de los que hablan con una portentosa autoridad. Anoche en la provincia. La normalidad duerme tranquilamente.
+ Llegan voces que hablan de paneles o de láminas magnéticas, de abandonos, de traiciones, adulterios y decepciones, obras que se harán inminentemente y pisos que son una ganga. El sol es hoy una potencia del alma. Lo veo crecer y me impide fotografiar: en la hora del trabajo. Leo y llegan voces, entrecortadas, sólo queda de ellas alguna palabra, pero lo definitivo es su música, que se impone sobre el decir. Es importante esa conjunción que el rumor del mar rompe. Baja la marea y las algas son materia de discusión, las fanecas [esos peces que nos acechan], un niño que llora y otro que ríe, la ternura de las adolescentes, las reverberaciones de la cerveza helada, el sutil tacto de la columna del cigarrillo de la chica rubia, tan elegante en su silencio y contemplación. No es un día cualquiera, es un lunes y la semana comienza en aras de seda y cobre, con aleteos cinematográficos y un lenguaje nuevo, que se ha renovado y permanece: estático y eterno. Siempre ha sido así, ¿verdad?
+ Las cosas que van quedando en el arcén de la carretera son extrañas, no por sí mismas, sino por su descontextualización. A veces, parecen trenzar una historia, parecen las pistas para llegar al núcleo de una verdad pétrea, fósil, eterna. Pero no, no es posible articular nada más allá de lo obvio. Varios bolígrafos sin tinta, tornillería varia, el desguace de unas gafas de sol, un sujetador de rayas azules y blancas, una estampa, un mazo de tarjetas de visita, mecheros inútiles, ortopedia y cajas de Cd's, Cd's, una foto de Ute Lemper, un zapato [¿quién ha perdido un zapato, un sujetador?], botellas de perfumes caros, una olla, libretas y recibos, una lámpara, una cartera vacía, relojes en un calcetín: relojes dorados, herrumbrosos, relojes sin esfera, relojes sin agujas, relojes de los que sólo queda la caja y la correa, relojes dentro de un calcetín (…) Y así. ¿Hay una posible morfología? Creo haber dicho que no, pero esto no lleva a ningún lado, pues toda colección es susceptible de ser ordenada y clasificada, como sabemos, posteriormente, todo orden otorga una enseñanza. Hoy las nubes decoloraron el paisaje, había algo de blanco y negro o débil coloración de albúmina: cobre suave [una vez más]. Los objetos reclaman atención, pero el silencio los entierra un poco más en el olvido.
+ [Ilustración: en algún lugar de Oporto, próximo a Miguel Bombarda]