sábado, 27 de diciembre de 2014
Patrones de búsqueda
+ El viaje nocturno en coche. Acuchillados edificios, las farolas son tal vez hogueras domésticas, incendios y escaparates, teléfonos que vibran y la certeza de la poesía como una vía de conocimiento privilegiada, más allá de la constatación científica. Un poco más allá: la verdad y su correspondencia con un posible referente palpita en el fondo de lo diario. Comienza una inexplicable temporada de vacaciones y eso está bien: el equilibrio entre el trabajo y el ocio es una parte fundamental de la salud. Equilibrios. Lo cotidiano se transforma durante estos días, las luces que nos sorprenden no son lo navideño, es una suerte de conjuro en el albor del año. ¿Quién puede recuperar la sorpresa ante la sucesión de los días, de las estaciones, el día a día en sí mismo? ¿Tú?
+ ¿No hay tormento sin victoria? Derrotas y atajos al amanecer, derivaciones de la noche: ebriedad y salvación.
+ Las fotos se acumulan en disco duro. Las fotos están muy proximas a los dietarios. La constatación del instante, o las intuiciones que otorga el paisaje o los objetos ordinarios. Una tetera, una manilla, el perfil de un palacio, de una cabaña. Basta acceder al disco duro y encontrarse con un mundo revivido. Allí duermen y cada vez que surgen de su letargo es otro mundo porque nosotros ya somos otros. Las fotos no son recuerdos, son fragmentos de un yo que no cesa.
+ Luis Cernuda: "Donde mi nombre deje / Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, / Donde el deseo no exista", de Donde habite el olvido.
+ Metphysical poets y cerveza helada en las proximidades de una playa, durante un transitorio mes de noviembre. Displicencia, dandismo y tabaco rubio. Otros tiempos y otros territorios. La escena se recompone mediante los versos de Luis Cernuda y algunas posibles relaciones. La lectura de los clásicos grecolatinos eleva el punto de vista o el punto de fuga [¿donde está, pues, el objetivo?].
+Mientras se desgranan las posibilidades de poema: suena Luis Alberto Spinetta: los meandros de un Buenos Aires desconocido. La composición de la ciudad se hace con retazos de libros y canciones. Spinetta aporta el viento de las posibilidades, el ropaje del cine
+ Las esculturas de Juan Muñoz en Oporto, entra plátanos, un día en el final de verano: aparecen por casualidad y se reconocen en un instante. Ya nunca se busca un mensaje, la percepción se relaja y el viento cálido y húmedo que asciende del río transmite los deseos diarios.
+ Preguntado por qué cosa es preferible sobre todas las demás, Sileno respondió que es algo que no está a nuestro alcance y la respuesta fue contundente y dolorosa: no haber nacido, y, añadió, hay una segunda cosa preferible sobre todas las demas: morir cuanto antes. Sin invitación hemos llegado a la vida, sin haber sido preguntados. Ante la multiplicidad de incomodidades que la vida presenta la respuesta de Sileno está terriblemente cargada de verdad. La fuerza del mundo griego no ha sido rebasada, sus exposiciones son tan válidas con el momento en que fueron proferidas. Pienso en ello y lo comparo con la actualidad y la caducidad de la vida se muestra como una herramienta para encarar lo diario, para enfrentarse, con el arma de la risa, ante las humillaciones, las injusticias y las mentiras. La muerte todo lo iguala, lo que no es poco. Y cuando esto escribo no pudo dejar de pensar en Kenko Yoshida, como tantas otras veces, cuando dice que lo primero para hacerse inmensamente rico es pensar que nunca te vas a morir, en cuanto dudes, tu carruaje se detendrá. Llega un momento de comprensión, se trata de aceptar la vida como es: en su aridez, crueldad, en su dolor y, como compensación, en su fulgurante alegría [que se opone a la vacua felicidad, tan enemiga del momento, tan estática]. En fin: nec metu, nec spe.
+ Alguien me susurra: la Navidad se solapa con las Saturnales, la orgía sacralizada en beneficio del cristianismo. El día comienza en el filo de la tragedia y de la comedia. El día es luminoso. El día de hoy es un día de regalos y ebriedades, yo me abstengo de lo último y cultivo lo primero: una de las cosas que le da fuerza a la vida.
+ Imagen: una puerta en East London. El color, la geometría y el trabajo del tiempo. Reunir fotos es una suerte de diario, como ya se he dicho un poco más arriba. Sería una vía para hablar del reconocimiento y del viaje interminable: Londres, un año más Londres.
sábado, 20 de diciembre de 2014
Paraíso
+ [El paraíso y la muerte]. Las carreteras son peligrosas, extremadamente peligrosas. En un momento la agradable música que nos conduce sin sobresaltos se detiene, alguien invade nuestro carril y venos, durante un segundo, durante un fragmento de segundo, como los faros del otro coche se aproximan. No sucede nada. El trayecto continua. La colisión ha sido una posibilidad y mi experiencia me dice que hubiese sido mortal. Continua la música de Nick Cave: Push and Keep Away. Pero ya no somos los mismos. Adquirir la condición mortal contrasta con el devenir de la vida ordinaria, del día a día. Cada minuto que transcurre a partir de ese momento, es un minuto ganado. Pero, ¿de todas formas, no hubiera sido lo mismo si la posibilidad no hubiese surgido? ¿no son todos los minutos ganados [o perdidos]? Simple, una constatación de la condición mortal, de la no existencia de otra realidad que la palpable, ese: aquí y ahora.
+ [Perder el tiempo, ganar la eternidad]. Caminamos por los pasillos del Cgac y escuchamos un extraño rumor. Debo decirlo: ultraterreno. El placer de la lectura nos ha contaminado totalmente, así como un cierto sabor que va más allá de lo postmoderno o de lo actual, incluso. Los sonidos nos inquietan. Una vez en la sala se puede comprobar que son voces superpuestas, para seleccionar una de ellas el visitante del museo debe permanecer bajo un semicírculo de plástico transparente donde se aloja un altavoz, entonces: el sonido resulta nítido. Me paro, eligo al azar y escucho a dos notarios que, secuencialmente, hablan sobre la verdad, luego a una psicóloga sobre el mismo tema. Un día más tarde, me obligo a revisar definiciones sobre la verdad. ¿Son útiles aquellas definiciones o lo son estás que voy trenzando con la ayuda del Drae o del Ferrater-Mora? Quizá la verdad estaba en la superposición de voces que nos atrapaba en los pasillos, que nos desconcertaba, que asustaba, ya que parecía llegar de los dominios de la muerte. Sin poder evitarlo, se conectaba con la posibilidad de un accidente.
+ La vida líquida, Zygmunt Bauman: libro que he leído en aviones, en el metro, en aeropuertos, en salas violentamente iluminadas, en cafeterías y en bibliotecas. En menos de una semana, al calor de las esperas y los desplazamientos. Supongo que ello ha influido en la celeridad y la concentración. Lo permite la soledad y el hermetismo de la lectura, que se ve acogida por la música de mi Mp3. Soledad hermética. Rescato, pasado el tiempo, una cita: "Los objetos se transforma en obras de arte (de la noche a la mañana) en cuanto son expuestos en una galería cuya entrada separa el arte bueno (…) del arte malo (…). El nombre de la galería contagia su gloria a los nombres de los artistas en ella expuestos." Antes, Z.B., había ejemplificado con que sería una extraña suerte para unos artesanos de una recóndita calle de Londres que Saatchi detuviera su coche delante de su taller y comprase unas baratijas que luego expondría en su centro de arte contemporáneo del centro de Londres. Bueno. ¿Es cierto? Sí, pero, también, discutible. Saatchi elegiría una baratija, desde luego, pero no por ser una baratija, sino por su capacidad, por su peso específicio. Las elecciones no son gratuitas. Pensaré en ello, en si es posible un equilibrio.
+ Otra vez Marco Aurelio: "Recobra el sentido y vuelve en ti y, una vez que hayas salido del sueño, y comprendido que eran sueños los que te perturbaban, mira estas cosas como miraban antes aquellas".
+ Dope girls. Los libros se acumulan en rimeros. Entre ellos, este libro. Sobre las adicciones, sobre la turbulencia de la vida, sobre un teatro al que todos estamos condenados sin remisión. No es cuestión de substancias, sino de grado. La adicción es algo que establece fronteras, pero, también, otorga una visión.
+ Imagen: un pasillo en un centro comercial. Geometría, posibilidad y color. Los pasillos son lo posible, el tránsito, pero esta ausencia de decoración y su absoluto utilitarismo encumbra una idea de impermanencia. El círculo se cierra. Y, por otro lado, quién nos certifica que es el pasillo de un centro comercial y no se trata de un hospital, de un aeropuerto o un edificio de oficinas: aquí permanece lo intercambiable del momento, la ausencia de lo arquitectónico, la verdad de los no-lugares.
sábado, 13 de diciembre de 2014
Tertium non datur
+ Las oportunidades perdidas no es otra cosa que un ejercicio de redacción creativa. En treinta minutos se debe construir un relato o un ensayo de quinientas palabras. ¿Oportunidades perdidas? ¿El amor, el trabajo, el sexo, los negocios, la venta o la compra? ¿Qué consecuencias o enseñanzas se pueden obtener? Mientras me desplazo al trabajo pienso en ello y trato de relacionarlo con las lecturas diarias [esas que son como una medicación crónica: ¿Kenko o Marco Aurelio?]. Es difícil aceptarlo, pero semeja que hubiese un espíritu protector que nos guiase y aquello que parecía una pérdida en realidad es, inversamente, la salvación. Todo cambia. nada permanece. Repito: el carácter es el destino. Heráclito da la medida, quizá porque lo fragmentario abre posibilidades y las oportunidades pérdidas: la armonía invisible es mayor que armonía visible.
+ También Homero fue engañado por unos niños.
+ Un viejo título que no utilizaré [a no ser que cambie de opinión]: 'censo de luces, escrutinio de sombras'.
+ Un curso de primeros auxilios. Finalmente, se trata de ver cómo el cuerpo humano es una máquina, entiendo ya al comienzo de la clase. La metáfora no es nueva, pero es dolorosa y efectiva. No hay escapatoria. Y la efectividad es rotativa, como lo es su certeza; lo que hoy nos vale, ayer no servía, a nuestro antojo usamos el medicamento, sin mayores consecuencias. Las fotos de quemados, los diagramas de huesos rotos, las instrucciones para la reanimación cardiaca, invitan a ese pensamiento. No puedo saber qué piensan mis compañeros, no es momento para indagar, pero supongo que de ser preguntados la explicación no estaría muy alejada.
+ La Mettrie, autor de El hombre máquina, propone que la única explicación al cuerpo y al cerebro, mente y alma, es materialista y, por tanto, su propuesta es voluptuosamente atea. La enfermera que imparte el curso explica cómo se muere el cerebro por falta de oxigeno, como las facultades se desmoronan. Su gestualidad se conecta con sus palabras. Pero me fijo en su bata y en su pelo. No hay mucho cuidado en su atuendo, ni en su peinado. Bajo la bata un vestido de cuero (!), color vino antiguo, una medias en el mismo tono y con lunares ocre. La estudio sin interés. Luego paso a la disposición del aula y la acumulación de objetos. Ese maquinismo es la llave para penetrar en el discurrir diario de trabajo, ocio y estudio. No es tan importante la permanencia, cuenta la intesidad del momento, pero no el disfrute grosero y feliz del banquete: Mettrie murió de una indigestión. Me gusta tener a punto mi coche y observar las indiciones del mecánico. Otro tanto con el cuerpo.
+ Se aproxima el final del año. ¿Es tiempo de hacer balance? Es electivo. Lo dejamos a un lado, no hay examen de conciencia, no hay confesión.
+ Un hombre fuma mientras espera el autobús. Es una silueta. Quién es, cuáles son sus ansias y afanes. Se difumina. Cada hombre, un deseo, pero sobre él hay algo común y permanente: su extinción.
+ Imagen: un pequeño azulejo capturado en la ciudad de Oporto. Estos fragmentos dan sentido a los paseos [o no]. Es la compañía la que eleva el tono del paseo. La soledad en el caminar es la otra cara de la hoja, pero se unen en un punto de fuga. Oporto en la distancia es próximo a una idea poética. Un azulejo roto, un hombre que fuma, el olor del vino y el perfil del humo.
sábado, 6 de diciembre de 2014
Aproximaciones
+ Hay una clasificación posible de los coleccionistas de mapas. Unos buscaría la calidad del objeto, al tiempo que la primordial importancia de su rareza. Lo excepcional. Bien el papel y la impresión deberán ser primorosos, bien su antigüedad o lo exclusivo del hallazgo. La otra clase o especie, la que me interesa, donde me incluyo, es aquella que indaga en las posibilidades literarias que todo objeto posee: la pista de aquellos que usaron el mapa y lo hicieron propio sin haberlo buscado. El deseo es variable y espontáneo. No se gastan mucho en un mapa, o más bien: nada. Los primeros invierten, los segundos fantasean y se entretienen en los interrogantes que eleva una marca, una cruz o un nombre o un teléfono. No son tesoros, son fragmentos de vida y por lo tanto el valor es muy superior. Así palpita el día en nuestras manos, el presente y el pasado. Abro un mapa del metro de Londres y en hay dibujado un corazón verde: ajado, descolorido, vivo. Allí estuvo ella. ¿Quién? No puedo responder.
+ Recuerdo cuando vi por primera vez una lata de refresco o cerveza. Fue en una playa, hace cuarenta años: tal vez. Llegó una lancha neumática con cuatro hombres. Podrían hablar en inglés, en holandés o en noruego. Parecían hombres venidos de los mares del Norte. Bajaron a la playa con una red donde se apilaban varias latas. Consumieron su contenido y las dejaron sobre la arena. En cuanto desaparecieron, se abalanzaron sobre ella unos niños mayores que yo. Escaparon y se sentaron en unas rocas: las miraban como se mira un tesoro. Brillaban al sol: azules metálicos, rojos intensos, verdes plateados y amarillos intensos. El precio y el valor se cruzaban en aquella tarde de agosto, en una de las recoletas playas de la ría, ¿quién atesora ese asombro, dónde está hoy?
+ [3 citas para la ocasión]: 1) Umberto Eco: el bolígrafo BIc es la única realización socialista, ya que anula todo derecho a la propiedad y toda distinción social. 2) Heráclito: el carácter es el destino. 3) The Who: I was born with a plastic spoon in my mouth.
+ [Ilustración]. El cartel descompuesto, recortado, rasgado, fruto del azar y la premura: recoge un rostro duplicado, o sus ojos, o unos labios que ya no son labios, sino la estela del momento. No son, pues, labios sino olvido. Ahí está el peligro y sus disfraces. El peligro del monstruo: irreconocible en su falta de humanidad. Ojos oscilantes. La bruma de la mañana establece una barrera y allí está ella, ante nosotros. Es difícil no disparar la foto. Una vez más pienso en los resortes que elevan o destronan las imágenes. V.gr.: convenientemente aislada, con su marco de acero pulido o sin límites ajenos, en resplandor blanco de la espaciosa sala del museo de arte contemporáneo, el resumen de aquel momento. Un día de noviembre del 14, lluvioso, espeso y frío, en los límites de las comunidades autónomas, conversaciones sin cigarrillos, sin alcohol, sin venenos. Poco más. Una foto en Madrid.
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