sábado, 5 de julio de 2014
Velocidad
+ This charming man. The Smiths. Es un estallido que se expande, certeza en sus evocaciones, exacta en su melancolía, La letra, la música. Flota el deseo y la ambición. Un bucle que me remite a la adolescencia, que se eleva hoy en la oficina mientras alguien teclea en su ordenador. Sus escenarios son cambiantes, y sigue allí. Paisajes, nocturnos de alcohol y coches, humo y bailes a los que no fuimos invitados. El estilo y la imitación. Tan lejano como entrañable, cómo se transforma la persona: ¿has traicionado a aquel adolescente que fuiste?, cuántas veces me he hecho esta pregunta y mi respuesta, secuencias transversales, es un arrogante no. A veces utilizo esta herramienta de medida y los resultados son terroríficos. El tiempo es erosión y olvido, tenerlo presente es un moneda reluciente, oro y vino, amor y fe, escuelas y maestros, ya no están y yo les recuerdo mientras en aquella oficina suena la canción, ¿fuera de su contexto? el contexto se transforma y se impone. El contexto no es uno, ni es estable. Vuelvo a leer la letra, escucho la canción y decido que más que un himno es una compañía necesaria. Viajes coche que no cesan. El día termina, y los cuervos vuelan sobre su territorio, grazna y saltan, aquel hombre encantador y su coche encantador transitan por todas las carreteras que se nos ofrecen.
+ Metonimia. La necesidad de nombrar, el hecho cierto de las palabras y sus consecuencias. Laberintos, jardines geométricos, planos, archivos, calles y desvíos, atajos y escaleras, descensos y orden, simetría, pliegues. Fría piedra nocturna. El amor y el deseo. La tensión en las primeras horas de la mañana. No son todavía las seis de la mañana y arranco el coche. La música no es un sustituto, en sí misma ofrece las pistas necesarias para comenzar el día adecuadamente. Una abstracción contundente y la estructura del poema sinfónico establecen las bases que han de sostener el edificio: lo cotidiano como única respuesta al desasosiego y a la certeza de la muerte. Cada momento tiende a convertirse en un compartimento estanco, ahí reside la solución. Es ahí donde la eternidad transita, donde muestra la vía. Nombres en el olvido, una canción que un día evocó el amor y la distancia. La noche ya no es el final del día, ni un paréntesis en la rotación terrestre. La noche cercena el pulso de las negras aves que anuncian otro final.
[DRAE: metonimia f. Ret. Tropo que consiste en designar algo con el nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, el signo por la cosa significada, etc.; p. ej., las canas por la vejez; leer a Virgilio, por leer las obras de Virgilio; el laurel por la gloria, etc.]
+ "Todo es extraño en Praga o, si usted prefiere, nada es extraño. Cualquier cosa puede ocurrir. En Londres, en algún atardecer, he sentido lo mismo". Borges El informe de Brodie, Guayaquil. Yo también percibí esa inquietante sensación, tenue y vibrante, como el vuelo de una avispa, el viento entre las hojas, un bosque remoto, el silencio en las clínicas, el rumor de los aparatos eléctricos en la soledad de las salas de espera, la pálida iluminación de los tubos fluorescentes. Una vez más. Lentamente cae la noche y siento el tránsito de los vampiros sobre las copas de los árboles; vidrieras, ladrillos rojos, luces amarillas, mujeres que observan la calle desde sus ventanas, coches negros que cruzan velozmente la calle. Una vez más. He visto a los vampiros traicionados por miradas adolescentes, he visto el vapor de su aliento cristalizado en las calles menos transitadas, callejones donde el miedo es más teatro que acción. Hoy se confunden con la tramoya del escenario urbano. Lo celebramos una vez más.
